La serie televisiva ‘La canción’ revive la historia de cómo Massiel dio la sorpresa en el Royal Albert Hall en 1968. La cantante eligió el mítico vestido blanco con margaritas bordadas en una tienda parisina de Courrèges

Jorge Luis García / Tele Cinco
Han pasado más de cinco décadas, pero aquella primavera de 1968 sigue siendo el gran hito de España en el festival de Eurovisión. Pese a haber sido mil veces contada, la historia de cómo Massiel dio la gran campanada en el Royal Albert Hall de Londres entonando el ‘L,a la, la’ nos sigue fascinando. En la memoria de quienes lo vivieron fue uno de los grandes acontecimientos socioculturales de aquel país que quería parecer moderno sin serlo todavía y se sigue transmitiendo como tal a las nuevas generaciones, ahora en formato de serie de televisión, ‘La canción’, protagonizada por Carolina Yuste y Patrick Criado.

Massiel y el ‘La, la, la’, triunfo y polémica
Lo cierto es que todos los sucesos que llevaron a Massiel a aquel escenario el 6 de abril de 1968 son dignos de una ficción televisiva. Joan Manuel Serrat, el inicialmente elegido para defender el tema escrito por Ramón Arcusa y Manuel de la Calva -el Dúo Dinámico-, insistió en cantar en catalán y el régimen se negó en redondo. Entonces hubo que buscar una alternativa a contrarreloj.
Massiel, que entonces tenía 21 años y se encontraba de gira por Latinoamérica, fue convocada de urgencia para ser la representante española tan solo dos semanas antes de la cita londinense. Tuvo apenas nueve días para aprenderse la canción, grabarla, hacer promoción y preparar la actuación. Y en medio de ese maremágnum también había que decidir cómo iría vestida.
Un soplo de aire fresco
Las opciones de vestuario que le presentaron a Massiel no le convencieron en absoluto y decidió ir de tiendas a París para elegirlo ella misma. Encontró el ahora mítico vestido blanco con margaritas bordadas en una boutique de Courrèges, la marca más vanguardista de la época, y lo pagó de su propio bolsillo.
El vestido corto, de corte recto y sin mangas, era una elección un tanto arriesgada para la España de finales de los 60, pero reflejaba perfectamente el estilo de la cantante, mucho más moderno y pop que el de la mayoría de sus coetáneas. «Ella pasó un poco por encima y pensó que tenía que traer el resto del mundo a España, arrojar un poco de luz», explica Isis Velasco Vilanova directora del diseño de vestuario de ‘La canción’ en ‘Vanity Fair’.
Jefa. Massiel ganando puntos en el Royal Albert Hall, de Londres. 1968.Redacción Uppers
En aquella época la mayoría de intérpretes eurovisivas llevaban trajes más sobrios o elegantes. Por eso el vestido de Massiel fue como un soplo de aire fresco, conectó con el espíritu joven del momento y, casi por accidente, dio una imagen de España más moderna de la que realmente tenía. Las margaritas, que simbolizaban paz e inocencia, pusieron la rúbrica a su declaración de intenciones yeyé.
Polémica y propaganda
Massiel ganó por un solo punto al gran favorito, Cliff Richards y su ‘Congratulations’, gracias a los votos de Alemania y Yugoslavia en una de las finales más reñidas y emocionantes de la historia del festival. Mucho tiempo después surgieron rumores de que el régimen franquista había intentado comprar votos para asegurarse la victoria como maniobra propagandista, pero la protagonista siempre ha defendido la limpieza de su triunfo.
Definitivamente preferimos pensar que Massiel ganó más por detalles como el impacto de su vestido, que se ha convertido en icono de toda una época y ha sido replicado y homenajeado en numerosas ocasiones, que porque Franco moviera algunos hilos oscuros.