“La pluma es lengua del alma…”

Cervantes

 

Por Jesús Manuel Hernández

 

Madrid, España.- Arrancó la edición 2017 del Salón de Gourmets en los instalaciones de Ifema, como desde hace 31 años, y los expertos en el tema, de toda España, se reúnen para premiar a los mejores vinos y seleccionar a cortadores de jamón ibérico. Al aventurero le había llegado la invitación para estar como testigo del momento donde la “Liga del 99” reconoce a los bodegueros.

Se trata de una especie de club selecto donde un comité ha probado 4 mil 320 vinos en cata ciega, la operación inició en octubre de 2015 y terminó en septiembre de 2016, de ahí se obtiene una lista de 20 vinos con calificación de 99/100 y luego son convocados los bodegueros, a eso se le ha venido llamando la Liga del 99 y en este salón de gourmets se entrega el premio.

Agustín Santolaya, de Bodegas Roda, le había hecho llegar la entrada para ser testigo del premio al Cirsion 2011, junto a él aparecían los vinos Arzuaga Gran Reserva de 2009, Carmelo Rodero del 2014, Dalmau 2012 del Marqués de Murrieta, Gaudium 2012 del Marqués de Cáceres, Malleolus de Valderramiro 2011 de Emilio Moro, Pago de Capellanes 2011 de Finca El Picón, Pingus de 2013, Vega Sicilia Único de 2005, entre otros.

Pero la parte más atractiva era observar el concurso de cortadores de jamón, todo un arte de quienes manejan el cuchillo sobre la pata de jamón detenida en una prensa, entre más transparente mejor, pero no tanto, apenas debe verse por debajo de la loncha el cuchillo cortador, si no se vislumbra será demasiado gruesa y si se ve el cuchillo no está bien cortado. Esa es la manera de apreciar los sabores del jamón ibérico de bellota alimentado con pienso y sacado a montanera los últimos 4 meses de la vida del cerdo, luego pasará 36 meses en curación.

Hacía muchos años Zalacaín era asiduo al negocio de Tomás Casanova, ya fallecido, donde se daba por descontada la calidad del corte del jamón. Pero al aparecer los concursos, muchos jóvenes se han aficionado o por necesidad o por vocación para perfeccionar las técnicas del corte.

Enfilado a la estación del Metro el aventurero se detuvo un instante en un aparador para ver una colección de plumas fuente, el instrumento por excelencia para escribir y por supuesto infaltable en el escritorio del aventurero, decenas de libretas habían sido llenadas a lo largo de los años con apuntes, notas, frases, momentos de viajes, con una pluma fuente, la Waterman fue su favorita por varias razones, los modelos no eran lujosos, más bien sencillos, discretos, el instrumento de escritura de muy buena calidad, el sistema de alimentación confiable. Al aventurero no le gustaban esas plumas de colección de cuatro dígitos en euros donde el oro, la plata, las piedras preciosas, lacas, esmaltes, etcétera constituían el valor sobre la eficiencia de la pluma.

A un lado del aparador encontró un cartelito con una frase de Miguel de Cervantes: “La pluma es lengua del alma; cuales fueron los conceptos que en ella se engendraron, tales serán sus escritos”, con ello se demostraba además el poder de la palabra y la pluma como su instrumento.

Tras de la pluma fuente, estilográfica o bolígrafo, hay toda una historia, desde los manuscritos hechos con las puntas de las plumas de las aves, de donde toma su nombre genérico “pluma”, hasta la invención de las puntillas, plumillas, porta láminas, etcétera, todas ellas empapadas en un tintero para recoger la tinta y poder plasmarla sobre un papel.

Los escribanos eran expertos en el arte de juntar las letras y hacerlas legibles, pero además por evitar derramar y manchar la tinta sobre los escritos.

Los franceses patentaron el invento de un estudiante rumano, Petrache Poenaru, avecindado en París, quien colocó un cartucho de tinta remplazable en mayo de 1827, con ello se popularizó su uso y por tanto el ejercicio de la escritura, aparecieron así el plumín de oro con punta de iridio dentro del caucho vulcanizado, inventos aprovechados por Duncan Mackinnon en 1870 en Nueva York y Alonso T. Cross de Rhode Island, ambos aportaron plumines huecos con un alambre como válvula.

Pero en 1883 Lewis Edson Waterman perdió su empleo en una agencia de seguros por el derrame de tinta en una firma; el trauma del accidente le llevó a estudiar un mecanismo para impedir la salida abrupta de tinta. Así llegó a inventar la llamada Waterman’s Ideal Fountain Pen con un sistema de capilaridad en la alimentación de la tinta, fluía constantemente, la fabricó en 1883 y la patentó en Nueva York en 1884, luego abriría una fábrica en Montreal, sus plumas tenían una garantía de cinco años a sus compradores.

Después en 1893 apareció George S. Parker quien mejoró el sistema pues la tinta aparte de fluir no manchaba los dedos al abrirse; en 1907 Walter A. Sheaffer sustituyó el mecanismo conocido como de “media luna” por una palanca embutida en el cuerpo de la pluma, con lo cual además se ganó en diseño, la pluma dejó de ser tosca para convertirse en bella.

A partir de eso creció el número de fabricantes y diseñadores de plumas fuente, se ganó en oferta, en calidad y variedad, y el objeto de escritura vino a convertirse en una muestra de poder, de estatus, y artículo indispensable en el escritorio de los galenos, los notarios o los políticos.

Zalacaín llegó al Salón Gourmet justo cuando se daban las calificaciones del concurso del cortador de jamón ibérico, los participantes debían cortar con rapidez y presentar una ración, los jueces observaban la calidad del corte, las dimensiones de la loncha, lo más parecidas la una a las otras, su colocación en un reparto redondo en el plato y luego el peso, no pasar ni ser menos de cien gramos.

Y se anunció el nombre del ganador: Paco Castro, Francisco José Castro Navarro, quien además es un excelente venenciador del vino de Montilla Moriles y promotor del matrimonio en la degustación de jamones y vinos de su tierra, Montilla.

Paco Castro tomó el micrófono de la cadena SER y respondió a la pregunta de ¿cómo se siente?, y sus palabras fueron todo un discurso filosófico: para ser el mejor cortador de jamón, debe conocerse el producto desde que nace el cerdo, cuando tú amas eso, todo es más fácil, no sólo es cortar un trozo de carne…”

Zalacaín se acercó a felicitar al maestro cortador y recordó a propósito de la pluma fuente, la frase del escritor Edward George Bulwer: “Bajo el imperio de los grandes hombres, la pluma es más poderosa que la espada”.

elrincondezalacain@gmail.com

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