Las imágenes de una ciudad desértica con tormentas y calles inundadas han conmocionado al mundo y abren un debate sobre la siembra de nubes y el cambio climático.

Vehículos abandonados en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, el jueves Credit…Francois Nel/Getty Images

Raymond Zhong / The New York Times

Esta semana, las escenas de barrios asolados por inundaciones en una de las regiones más áridas del planeta han conmocionado al mundo. Las fuertes lluvias registradas en los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Omán hicieron que muchos automóviles quedaran sumergidos, que las calles se atascaran por el tránsito y ocasionaron la muerte de al menos 21 personas. Los vuelos del aeropuerto de Dubái, uno de los principales del mundo, fueron afectados de manera considerable.

Las precipitaciones no fueron inesperadas: los meteorólogos previeron las tormentas con varios días de antelación y emitieron advertencias. Pero, sin duda, fueron inusuales. Esto es lo que hay que saber.

En promedio, la península arábiga recibe unos pocos centímetros de lluvia al año, aunque los científicos han descubierto que una parte considerable de esas precipitaciones caen en ráfagas poco frecuentes pero intensas, no en forma de lluvias periódicas.

Las autoridades de los EAU declararon que el total de las lluvias que cayeron en las 24 horas del martes fue la mayor cantidad desde que se empezó a registrar en 1949. Sin embargo, algunas zonas del país ya habían sufrido tormentas el mes pasado.

Omán, con costa en el mar Arábigo, también es vulnerable a los ciclones tropicales. En el pasado, las tormentas han provocado lluvias torrenciales, fuertes vientos y deslaves, generando daños importantes.

Las tormentas más fuertes son una consecuencia clave del calentamiento global ocasionado por los seres humanos. A medida que la atmósfera se calienta puede retener más humedad que, con el tiempo, puede llegar a tierra en forma de lluvia o nieve.

Pero eso no significa que los patrones de precipitaciones estén cambiando de la misma manera en todos los rincones del planeta.

En su evaluación más reciente sobre investigación climática, los científicos convocados por Naciones Unidas concluyeron que no había datos suficientes para sacar conclusiones firmes sobre las tendencias de las precipitaciones en la península arábiga y cómo las estaba afectando el cambio climático. Los investigadores, sin embargo, afirmaron que, si se permite que el calentamiento global siga empeorando en las próximas décadas, es muy probable que las lluvias extremas en la región se vuelvan más intensas y frecuentes.

Los EAU llevan décadas implementando esfuerzos para aumentar la cantidad de precipitaciones y el suministro de agua con la siembra de nubes. En esencia, se trata de disparar partículas a las nubes para que la humedad se acumule en gotas más grandes y pesadas, más propensas a caer en forma de lluvia o nieve.

La siembra de nubes y otros métodos para aumentar la lluvia se han probado en países como Australia, China, India, Israel, Sudáfrica, Estados Unidos y otras regiones del mundo. Los estudios han revelado que estas operaciones pueden, en el mejor de los casos, afectar de manera modesta las precipitaciones, lo suficiente como para convertir un aguacero en un aguacero mayor, pero es probable que transformen una llovizna en una tormenta.

No obstante, los expertos afirman que para determinar en qué medida ha contribuido la siembra de nubes a las tormentas de esta semana se necesitaría un estudio detallado.

“En general, es todo un reto evaluar el impacto de la siembra”, dijo Luca Delle Monache, un científico del clima en la Institución Scripps de Oceanografía en La Jolla, California. Delle Monache ha liderado los esfuerzos para utilizar la inteligencia artificial con el fin de mejorar el programa de aumento de las precipitaciones de EE. UU.

Esta semana, Omar Al Yazeedi, funcionario del Centro Nacional de Meteorología de los Emiratos Árabes Unidos, dijo a los medios que la agencia no había hecho ninguna siembra de nubes durante las últimas tormentas. Sin embargo, en sus declaraciones no aclaró si habían realizado esas operaciones horas o días antes.

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Al Yazeedi no respondió el jueves a las preguntas enviadas por correo electrónico por The New York Times, y Adel Kamal, portavoz del centro, no hizo más comentarios de manera inmediata.

Las inundaciones, al margen del lugar donde ocurran, no solo implican la cantidad de lluvia que cae. También involucran lo que ocurre con toda esa agua cuando está en el suelo, sobre todo en los lugares donde viven las personas.

Las ciudades de las regiones áridas no suelen estar diseñadas para drenar con eficacia. En estas áreas, las superficies pavimentadas impiden que la lluvia se filtre en el subsuelo, lo que hace que se dirija a los sistemas de drenaje, que pueden desbordarse con facilidad.

Un estudio reciente sobre Sarja, la capital del tercer emirato más grande de los EAU, descubrió que el crecimiento acelerado de la ciudad en el último medio siglo la había hecho vulnerable a las inundaciones con niveles de lluvia mucho más bajos que antes.

Omnia Al Desoukie colaboró con reportería.

Raymond Zhong informa sobre cuestiones climáticas y medioambientales para el Times.

Fuente: https://www.nytimes.com/es/2024/04/19/espanol/tormentas-dubai-que-pasa.html

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