Por José Ojeda Bustamante

En las recientes elecciones internas de Morena, en la perspectiva de la elección del Coordinador Estatal de los Comités para la Transformación (equivalente al candidato para las elecciones de gobernador en una de las 9 entidades en proceso sucesorio), se han gestado acontecimientos de considerable relevancia.

La posición resulta atractiva, principalmente debido a la coyuntura política actual. Morena conserva un bono de credibilidad notable, lo que convierte al coordinador estatal en una suerte de “virtual” gobernador, siempre y cuando los procesos de selección transcurran sin contratiempos. Sin embargo, este panorama puede cambiar en los próximos 6 años, ya que Morena corre el riesgo de degradarse rápidamente a nivel partidario, retornando a sus orígenes perredistas, que, en última instancia, son los únicos vestigios subsistentes del PRD original.

La elección de coordinadores se lleva a cabo mediante una encuesta, un proceso que subraya la importancia de controlar el aparato partidario. Históricamente, figuras como el difunto gobernador Barbosa, a través de su primo Julio, lograron esta hazaña en Puebla. Mientras tanto, otros aspirantes como Nacho Mier y Alejandro Armenta, al centrar sus esfuerzos en el ámbito nacional, descuidaron este frente, permitiendo que el gobernador de turno consolidara su influencia.

El senador Armenta, aunque prominentemente reconocido, se encuentra actualmente en una fase de cuestionamiento de su legitimidad, al no contar con el respaldo significativo de consejeros estatales ni votos representativos en la estructura local. Según Max Weber, la legitimidad proviene del carisma propio, el respaldo del pueblo o los órganos partidario-legales, y la ausencia de alguno de estos elementos plantea interrogantes sobre su posición.

En este contexto, surge la importancia de los “resortes operativos” o la “máquina” electoral. Armenta, como político tradicional, tenía acuerdos previos con Barbosa que se modificaron tras su fallecimiento. Si bien es cierto que no es un outsider, como Milei, por ejemplo, su falta de respaldo estructural plantea desafíos. Un proyecto político exitoso deberá considerar cuidadosamente estos canales de articulación para evitar consecuencias desastrosas. Nadie duda que el Senador estará en la encuesta, una encuesta con características que pondrán al ganador en ¿Virtual gobernador?

Por otro lado, Ignacio Mier, desde su aparente posición externa, emerge como un actor que desafía las percepciones previas, obteniendo respaldo del partido que alguna vez lo vio como un enemigo acérrimo. Este giro político le arrebata votos al primo de Barbosa, quien presumía un control absoluto de la estructura partidaria.

La historia se repite con militantes de toda la vida de izquierda y fundadores de Morena que, a pesar de tener los recursos partidarios, descuidaron la construcción de una estructura seria y formal. La entrada de oportunistas que entendieron el momento político del nuevo régimen demuestra las consecuencias de no prever estos escenarios.

Similar es el caso de Claudia Rivera, cuyo destino se asemeja al del Senador Armenta. Aunque los estudios demoscópicos no favorezcan necesariamente a algunos candidatos, la verdadera elección se encuentra en los principios delineados por Weber. En Puebla, donde carecemos de liderazgos equivalentes a AMLO, se hace imperativo recurrir a estructuras que respalden cualquier aspiración.

El caso de Olivia, llama la atención la percepción que quiere que nos formemos, ya que su juego parece estar más inclinado hacia el ámbito nacional y mantiene una relación equilibrada con el gobernador sustituto.

Salomón Céspedes el gobernador, fiel a su estilo de conciliador y de donde todos caben, al menos en este primer momento de la sucesión poblana, emerge como el gran ganador, pero la prueba definitiva aún está por venir, la mentada encuesta a la poblana.

Finalmente, surgen preguntas clave: ¿Hay un acuerdo anticipado con el PT? ¿Existe un verdadero interés en el profesor Anaya? Las respuestas, tal vez, se encuentren en la figura de Liz Sánchez, desde las antípodas no dudaremos en seguir el riguroso análisis.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.