No no hablo de la de Tlaxcala, hablo de la que es producto de la turbulencia política, de esa noche en la que nadie duerme.

Por Itandehui Rodríguez Martínez

@Itandehui_RoMa

Esa fue la de anoche, la noche que nadie duerme.

No había manera.

La noche de Xóchitl Gálvez

Xóchitl llegó a su casa, con su familia, llegó tarde, agotada pero feliz. Es ya la candidata mujer más rentable que ha tenido Acción Nacional en la historia desde su fundación y ese es un gran mérito. Ella lo sabía. Ella lo sabe.

Su familia está feliz, lo mismo que su equipo, quién iba a pensar que después de vender gelatinas, después de romper techos de cristal, después de la incertidumbre de sí podría o no contender por la jefatura de la Ciudad de México, se convertiría en la candidata a la Presidencia de la República.

¡Qué distante parece ese 6 de diciembre, cuando López Obrador le garantizó que le daría derecho de réplica si un juez se lo otorgaba!

¡Qué lejano parece ese 28 de abril, cuando se encadenó en el Palacio de Xichoténcatl!

¡Cuánto tiempo desde ese 12 de junio cuando no la dejaron entrar a Palacio Nacional, pese a que un juez le había otorgado el derecho de réplica en la mañanera Presidencial!

La campaña de Xóchitl Gálvez nace de las redes sociales, nace de la inconformidad en tierra y nace de Palacio Nacional y nace de la legitimidad que le da sumar a todos, hasta a medio Movimiento Ciudadano.

Anoche Xóchitl no durmió, porque fue la noche que nadie duerme.

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La noche Beatriz Paredes

La puñalada llegó en el peor momento, en el peor tiempo, para ella, por supuesto. Ya acariciaba la posibilidad de ser la dueña y señora de la negociación de espacios, pesos y acuerdos. Sabía que no podía ganar, pero también que esto le daría derecho de abrir y cerrar a placer la puerta trasera de Palacio Nacional.

Beatriz llegó a su casa, dolida por la traición de su dirigente. No creo que sorprendida, pero sí dolida. Es como saber que tu esposo te ha sido infiel toda la vida, es más, tú también le eres infiel, pero lo volvió a hacer y no, no deja de doler.

Anoche Beatriz no durmió, porque fue la noche que nadie duerme.

La noche de Lópezcarist, nuestro señor… presidente

El señor está enojado, muy, muy enojado y es que perdió el control de la narrativa. Lo peor de todo, lo perdió por culpa suya… El error más difícil de reconocer es el propio y él todavía no llega a ese punto. Maldijo a Claudio X. González, a Calderón, a Fox, Zedillo, Salinas y a todo aquél que pudiera ser para él el responsable de lo que sucedió ayer.

Difícilmente perderán la Presidencia, el problema es que, mientras Xóchitl Gálvez fue “limpiando el camino” y haciéndose una candidata legítima por la declinación de Santiago Creel y la amplísima diferencia con Beatriz Paredes, del otro lado, de su lado, las cosas son diferentes.

Xóchitl será candidata producto de un proceso, desaseado, opaco, con muchas fallas señaladas hasta por ella, del que no sabemos cuánto ha costado ni en qué se ha gastado, pero con una amplísima diferencia.

Del otro lado, las cuatro encuestadoras que publicarán los estudios, las que respaldarán el dedazo, traen a Claudia Sheinbaum arriba. Las encuestadoras internas, las de los resultados que no se publican, tienen un empate técnico.

¿Claudia o Marcelo? ¿Marcelo o Claudia?

“Mi dedito decide”, se repite López Obrador, el problema es que así se decida por Claudia o por Marcelo, por Monreal, por Adán Augusto o por el que quieran, ninguno llega siendo un candidato legítimo. Es más, Marcelo Ebrard ha dicho hasta el cansancio que el proceso es parcial y que hay dados cargados.

A decir de Joaquín López Dóriga, la cúpula de Morena fue convocada en Bucareli, Nacho Mier no pudo terminar de comer, según el comunicador.

De ser cierto, eso solo implica una cosa, que se encendieron las alarmas y es que tienen solo unos días, solo un par de días para recomponer su proceso.

El presidente lleva tantos días enfrascado en la oposición, que se olvidó de los suyos. Que, a su vez, se lanzan bolas de lodo siempre que pueden.

Ayer, en Morena, nadie durmió. Xóchitl no va a ganar la Presidencia, no hay manera, pero va a lograr los contrapesos que el presidente no quería ceder y va a tener que negociar gubernaturas que no quería negociar para asegurarse no perder la “Silla del Águila”.

Así fue la de anoche, la noche que nadie duerme.

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