Por Itandehui Rodríguez Martínez

@Itandehui_RoMa

Lo que se ve, es y a Eduardo Rivera no se le ven ganas de ir por la gubernatura. Pero ¿por qué? Para responder eso, hay que preguntarse antes: ¿quién abandonó a Eduardo Rivera?

Queda claro que el edil capitalino está solo, se le ve solo, se le siente solo.

Y es que buena parte de sus colaboradores están más concentrados en sus proyectos personales y no en el que verdaderamente importa, el del jefe.

Si Eduardo Rivera no llega, ellos tampoco.

Si Eduardo Rivera no gana, ellos tampoco.

Es muy sencillo.

¿Ven al equipo cercano de Nacho Mier buscando espacios? No.

¿La gente cercana a Alejandro Armenta está pensando en qué distrito quiere? No. En qué deportivo comprar sí, pero no en un distrito.

¿Los colaboradores de Claudia Rivera están dispersos buscando a dónde se van a registrar? Algunos, sí, pero son los menos.

Están enfocados. Esa es la pequeña gran diferencia, de arranque.

¿Quién abandonó a Eduardo Rivera? Su equipo, nada más y nada menos que su equipo.

Son pocos lo que se mantienen al pie del cañón, como Lupita Arrubarrena o Pablo Montiel. Y hay algunos más, pero son los menos.

Si no recomponen el rumbo de su proyecto, en breve se podrá escuchar, al estilo del “Perro” Bermudez: “la tuvo, era suya y la dejó ir”.

¿Será por eso que Marcos Castro abrió la puerta para la incorporación de Alejandro Armenta a las filas blanquiazules? De esa invitación, lo imparte no es el mensaje, es el mensajero.

¿Es que Eduardo Rivera preferirá ir por el Senado? Porque se vale.

Solo hay un pequeño detalle, todos los que hoy tienen un espacio y un sueldo asegurado, no van a caber en la Cámara Alta, tampoco van a ser candidatos y a los que lo logren, les falta ganar.

Esto le va a salir muy caro, a todos.

Ojo, si no lo abandonaron hay un pequeño problema, eso es lo que proyectan hacia afuera. Y no, el problema no es tan pequeño, es bastante grande.

A eso habría que sumarle que le han fallado a la gente que les ha ayudado. Quemar barcos se vale, pero también sale caro.

Están muy cerca del punto de no retorno y si no arreglan eso, no habrá manera de lograrlo.

La prueba será sencilla, si para el 8 de agosto no son la estructura con más firmas en el estado, para el Frente Amplio por México, el método los deberá dejar fuera. Todo aquél que busca un espacio deberá ya ser muy competitiva o competitivo en tierra, si no, han desperdiciado el tiempo para lo propio y para lo grupal. Si eso sucede, estará claro que el problema fue preferir la agenda personal a la del equipo.

Pero ¿de quién es la culpa? Esa pregunta se responde fácil con otra: ¿quién abandonó a Eduardo Rivera?

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