Alejandro Armenta más que político tiene vocación por la actuación, el montaje de escenas, actos fingidos y una grave ausencia de gramática.

Por Jesús Manuel Hernández

Dicen algunos asesores en imagen política, y promociones publicitarias, que lo importante es que “hablen de ti, no importa si sea a favor o en contra, pero que tu nombre suene y resuene”. Quizá alguno de ellos esté muy cercano al senador Alejandro Armenta Mier.

Los expertos saben que el aspirante a candidato a gobernador por MORENA más conocido es precisamente el senador, por tanto, el affaire con la ministra Norma Piña poco puede hacerle crecer en conocimiento, por desgracia lo expuso en una especie de tragicomedia a una exponencial mala fama, mala imagen y poco entendimiento para asumir el cargo de gobernador.

Las burlas han ido desde la poca seguridad que representa a sus contactos de WhatsApp escribirle algo, pues pueden ser expuestos cuando al senador así le convenga, hasta las faltas de ortografía en sus textos donde la gramática, el uso del verbo auxiliar “haber” sin duda son asignaturas pendientes en su largo historial con dos licenciaturas y una maestría a cuestas, lo menos que se le podría pedir es que supiera escribir sin faltas de ortografía básicas, de primaria.

El asunto ha ido permeando entre los cuadros políticos, quizá no tanto entre la población, pero sería interesante saber si alguien se ha dedicado estos días a conocer mediante encuesta cómo se calificó la “actuación” del senador Armenta. Quizá esta nueva faceta desconocida para muchos sea verdaderamente su vocación.

Se sabe de Armenta que estudió Administración Pública y Derecho, pero por lo visto la verdadera vocación de Armenta no es precisamente la política, más bien se remontaría a la parodia, a la actuación, el montaje de escenas, fingir un papel, en la más acertada aplicación experimental del método, sí, ese que fue desarrollado por Konstantín Stanislavski.

¿Será que los poblanos merecemos que nos gobierne alguien así?

Hace algunos meses un analista nacional me dijo que en Puebla, Morena ganaba hasta con un burro por candidato, despreciando a los aspirantes de la alianza de oposición y la enorme estructura de los seguidores de AMLO.

Quizá le asiste la razón, si de ortografía se trata Armenta se lleva el premio mayor, ¡orejas de burro! Aunque en actuación ni Televisa lo contrataría.

O por lo menos, así me lo parece.

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