#PorSoleares La simple mención de una mujer ha movido el tablero de Morena en Puebla

Por Jesús Manuel Hernández

Hace algunas décadas, el PRI optó por Blanca Alcalá para candidata a la Presidencia Municipal, eran los tiempos de Mario Marín, hoy preso, y en su círculo íntimo se decía que había sido elegida para sacrificarla, para perder la plaza.

Pero Blanca contrató a un grupo de mujeres asesoras y su partido le envió a dos señoronas como delegadas, así, María Esther Sherman Leaño y Paloma Guillén, quienes junto con el llamado Grupo Sostén, consiguieron que Blanca fuera Presidenta Municipal.

Sherman y Guillén partieron de una premisa para elaborar la estrategia de campaña, tendrían que luchar contra la misoginia, la política, en el PRI y el gobierno, y de la sociedad poblana, catalogada como “machista”.

Mucho se habló en aquellos tiempos de la verdadera posibilidad de hacer llegar a una mujer a la Presidencia Municipal y la resistencia social y la de su propio partido para conseguirlo.

Y hoy día, pareciera que el escenario se repite en algunos aspectos. Los autollamados aspirantes punteros de Morena tienen asignaturas pendientes en el tema de género e incluso combaten desde la oscuridad la llegada de una mujer como candidata.

En el orden nacional de la 4T ha trascendido desde hace varias semanas la opción de que Puebla sea para una mujer y todo depende de las candidaturas de los demás estados, Puebla, dicen será dejada al último.

Y he aquí que el difunto Barbosa previó ese escenario y por eso impulsó a Olivia Salomón, pero tras su muerte el escenario cambió y las fuerzas nacionales empezaron a actuar.

Hay una corriente a favor de tomar en cuenta a Claudia Rivera, a María Luisa Albores, Lizeth Sánchez García y Ana Laura Altamirano Pérez, entre otras.

La simple mención de una mujer ha movido el tablero de Morena.

Mientras tanto los punteros le abrieron un espacio a “Puebla” en el orden nacional con “semanas” dedicadas al Estado que pretenden gobernar montados en la celebración de la fundación de la Ciudad de Puebla, escenario aprovechado, por demás está decirlo, por Eduardo Rivera Pérez.

Curiosamente, Armenta lleva 4 años como senador y hasta ahora se le ocurrió dedicar una semana a Puebla (sic) y lo mismo a Nacho Mier, convocante de la clase social angelopolitana unida al viejo al PRI para hablar de Puebla y su cultura.

Semana interesante para el gobernador SS Céspedes, visita a Palacio Nacional, entrevistas con el Presidente, -¿de qué hablarían?-, con Rogelio Ramírez de la O de Hacienda –¿cuánto le ofrecerían?-, con Manuel Bartlett, ex gobernador de Puebla, y titular de la CFE –¿qué le habrá sugerido?-.

Acto seguido Rodrigo Abdala levantó formalmente la mano y automáticamente empezaron las “fake news” en su contra -fuego amigo piensan muchos-; y por si fuera poco, Claudia Rivera reunió a contingente y convocó a las mujeres a levantar la mano.

Y en san Juan también hace aire, Nancy de la Sierra se hace presente en medio de un galimatías misógino de la política local y busca convencer al PRI, al PAN y al PRD de que ella puede representarlos. ¿Pero es que alguien en Puebla no sabe, conoce, ha oído o visto a la hoy senadora?

El tablero se ha movido, quizá nadie tenga hoy día la certeza de ser el favorito en las encuestas, y tampoco que Puebla vaya a ser para un hombre en un siglo marcado profundamente por la apertura al espacio de la mujeres en la política.

O por lo menos, así me lo parece.

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