Por Itandehui Rodríguez Martínez

@Itandehui_RoMa

En Puebla, muchos sufrieron los embates del morenovallismo y fueron víctimas de persecución. Cuenta de ello dan una gran cantidad de presos políticos que, poco a poco, han salido de la cárcel. ¿Qué siguió a eso? Más persecución, pero por parte del barbosismo. En Puebla, se quiso combatir el fuego con fuego y ahora, quieren hacer lo mismo con Lilly Téllez, pero a nivel nacional… ¿es en serio?

Puebla debería ser ejemplo para México de lo que “no se debe” hacer en política. No se debe sembrar odio, porque es lo que se cosecha. No se debe sembrar persecución, porque la vida da muchas vueltas. Confundir la justicia con las venganzas personales, debería ser imposible de considerar y es que las instituciones no se crearon para eso.

¿Por qué la fórmula para reconstruir a este país debería incluir a una mujer como Lilly Téllez que se la pasa atacando por atacar y denostando por denostar?

Se queja de violencia política de género, pero en la primera oportunidad violenta a cuanta mujer considera que debe ser atacada.

Reduce el movimiento feminista en favor de la despenalización del aborto, a “trapos verdes que representan muerte”, cuando hasta la ONU ya reconoce como un derecho humano el acceso al aborto seguro y legal.

Al respecto, les comparto un podcast que recientemente grabé con mis amigas de REDefine Puebla. Debe quedar muy claro que no, el tener acceso a abortos seguros y gratuitos no implica que las mujeres vamos a dejar de usar anticonceptivos y a dedicarnos a coleccionar abortos. Escuchar un poquito a nadie le ha hecho daño, daño hace no tomar en cuenta las opiniones de otras personas y creernos los poseedores de la verdad absoluta.

Pero volviendo al tema, la senadora Téllez considera que su agenda personal está por encima de la agenda de una minoría que no es tan menor.

Asegura que los jóvenes de 18 años no deben ser elegibles para diputaciones o senadurías porque carecen de experiencia. Ok, tiene un punto, pero les pregunto, ¿ella tenía experiencia cuándo llegó al Senado? Sí la tenía en nutrir historias como la de Paulette Guebara Farah, en los tiempos del peñismo en EDOMEX. Pero, ¿eso la hacía en una mujer con las credenciales para ocupar una curul en el Senado?

¿Es que su “amplia” experiencia se basa en la cantidad de insultos y ataques que dirige al lopezobradorismo y que le nacen del hígado?

¿Es que lanzar tuits ofensivos en contra de su compañera Citlali Hernández, por su físico, la convierten en la persona más calificada para conducir los rumbos de este país? Lo único que demuestra la sonorense es que es una gordófoba y lo que ella hace, se llama discriminación.  

¿Es que debemos votar por una mujer que se la pasa buscando las cámaras y los micrófonos de grandes medios para responder a sus preguntas e ignora a los medios pequeños? Porque eso pasó con David Arreourtua, reportero de ApartadoMex en el Foro que se desarrolló en la CDMX al que se presentaron los aspirantes a la Presidencia de la República por parte de la oposición.

Es una “política” de escándalo, de ataque, soberbia, muy crecida por las redes y por el hambre de sangre de personas que creen que el veneno se combate con veneno. Que pretenden que el fuego deje de quemarles para, ahora, quemar a otros. Es una actora de venganza y eso es lo último que necesita nuestro país.

¿Esto es lo único que puede ofrecer la oposición? ¡Ufffff!

Puebla también debe ser ejemplo para México de lo que “se debe” hacer en política. Después de la confrontación, de la división, de la descomposición, deben seguir tiempos de paz y reconstrucción.

Lo que este país necesita, es lo que hoy vivimos en Puebla gracias a Sergio Salomón Céspedes. El gobernador poblano se ha convertido en el actor más juarista que ha gobernado este estado.

Él sí predica con el ejemplo: “Para los amigos, justicia y gracia; para los enemigos, la ley a secas”.

Gracias a Céspedes, hoy en Puebla se respira paz y ánimo de reconstrucción.

¿No queremos lo mismo para México?

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