La venta de 13 plantas de generación eléctrica en México que representaban el 77% del negocio de Iberdrola en el país fue un movimiento pensando en el largo plazo por parte de la española, que aunque pierde en ventas de inmediato, recuperará sus inversiones y podrá continuar sus operaciones.

Foto EE: Archivo.

KAROL GARCÍA / EL ECONOMISTA

La venta de 13 plantas de generación eléctrica en México que representaban el 77% del negocio de Iberdrola en el país fue un movimiento pensando en el largo plazo por parte de la española, que aunque pierde en ventas de inmediato, recuperará sus inversiones y podrá continuar sus operaciones.

Es la Comisión Federal de Electricidad (CFE) quien se queda con el reto de transparentar bajo qué esquema operará esas plantas y cómo se pagará el desembolso de casi 6,000 millones de dólares que realizó el fideicomiso respaldado por el gobierno federal para dotarla de activos.

Así lo consideró el especialista en el sector energético, Arturo Carranza, quien explicó a El Economista que la española incluso “ya se había tardado” en tener una lectura adecuada de cuál puede ser su futuro en México dado el entorno de política energética que se vive hoy.

Y es que fueron dos años de negociaciones para llegar a este acuerdo de adquisición de 8,534 megawatts instalados en 12 ciclos combinados a gas y vapor de agua y un parque eólico que pasan a manos de la CFE, como explicó el CEO de Iberdrola, José Ignacio Sánchez Galán al referirse al acuerdo con el gobierno mexicano que finalmente comandó el titular de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, en su calidad de responsable de las finanzas nacionales, y no el director general de la CFE, Manuel Bartlett, en su defensa de la empresa del Estado.

Iberdrola gana en su estrategia de enfocarse en su cartera de renovables en el mundo, privilegia el largo plazo de su negocio en México también y deja lo que ya no le resulta tan atractivo”, aseguró Carranza, “para la CFE, aunque no le da la totalidad de la generación nacional, sí le quita a un gran competidor cuyos permisos de producción independiente de energía estaban próximos a vencerse, quitándole ventas a la empresa del Estado“.

Ahora Iberdrola se enfocará en la materialización de sus planes de hidrógeno verde y operación sustentable, porque la demanda eléctrica no disminuirá, pero deberá volverse más eficiente en el mundo y en México la española no vendió todo su parque de producción, sólo el que era conveniente.

De cualquier forma, cuando concluya la venta de los activos, la ibérica perderá los ingresos constantes que obtenía al ser productor independiente de energía de al menos la quinta parte de la energía que distribuye la CFE.

También perderá ventas a terceros, aunque ya lo venía haciendo conforme se vencían los permisos y la Comisión Reguladora de Energía no le otorgaba prórrogas para tener más socios de autoabasto, y deja clientes del tamaño de Axtel, Banco Afirme, Bacardí Compañía, Bayer de México, Bemis Packaging México, Bepensa Bebidas, Bio Pappel, Blackhawk de México, Carrizal Mining, Cebadas y Maltas, Cementos Apasco, Cemix, Oxxo y Scribe.

El gran reto, refirió Arturo Carranza, será en qué esquema operará la CFE estos permisos y si está dispuesta a competir con apertura u transparencia en el mercado mayorista o vuelve a un régimen de excepción.

Fuente: https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Iberdrola-va-por-el-largo-plazo-CFE-queda-a-deber-en-transparencia-20230405-0083.html

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