Por Fernando Manzanilla Prieto

Hace algunos días se hicieron públicas fotografías en las que se observa a Elon Musk de visita en Nuevo León. A pesar de la secrecía respecto a este encuentro, las imágenes filtradas por los medios nacionales dan cuenta de que el hombre más rico del planeta y fundador de compañías como Tesla y SpaceX se reunió con personajes del gobierno estatal con miras a ver de primera mano las posibilidades de instalar una nueva planta de automóviles eléctricos en aquellas tierras regias.

Se sabe que fue el propio Gobernador de Nuevo León, Samuel García, quien invitó a Musk para convencerlo de que invierta en ese estado, tras la visita que realizó a la fábrica de Tesla en Austin el pasado mes de abril e incluso que le han ofrecido facilidades como tener su propio carril en el cruce fronterizo entre México y Estados Unidos para facilitar el comercio con proveedores locales.

Lo anterior aporta una gran ventaja para el fabricante americano, ya que en su más reciente reporte financiero admitió las dificultades para asegurar el transporte de los vehículos y el aumento de los costos logísticos, lo que no le ha permitido cumplir las estimaciones en ventas. Es así que la visita a la capital regiomontana se vislumbra como una oportunidad a la necesidad del magnate para encontrar una solución a los desafíos de logística y producción que actualmente encara la compañía.

Sin embargo, éste no es un caso aislado, debido a que existen diversas compañías, sobre todo americanas, que vislumbran como una oportunidad invertir en nuestro país.

Precisamente, hace unos días el fundador y presidente del Instituto de Estrategia Económica (ESI por sus siglas en inglés), Clyde Prestowitz, presentó en el país su libro The World Turned Upside Down: America, China and the Struggle for Global Leadership, en el que analiza la reorientación política de Estados Unidos hacia China y las consecuencias en el modelo actual comercial, así como la oportunidad que surge para México en este contexto.

Prestowitz considera que México tiene una gran oportunidad para desarrollar una política industrial, que fortalezca al país, inspirada en el éxito de otros países, aprovechando las ventajas del mercado mexicano, la mano de obra y su cercanía con Estados Unidos.

Lo anterior debido a que actualmente diversas industrias y corporaciones estadounidenses y europeas están buscando moverse fuera de China, lo que puede significar una buena oportunidad para nuestro país.

México cuenta con dos aspectos principales que lo vuelven atractivo para recibir las industrias que buscan su salida de China: el salario promedio de los trabajadores mexicanos en las fábricas y que, a pesar de no ser uno de los mercados más grandes del mundo, se encuentra al lado de Estados Unidos, que cuenta con un enorme mercado.

Y es que derivado de los efectos económicos de la pandemia, los conflictos geopolíticos internacionales y la escasez de recursos, las empresas han comenzado a replantear su logística, mediante un enfoque distinto de operación: el llamado nearshoring, una estrategia que se ha producido al buscar relocalizar los centros de producción y acercar las cadenas de producción a los destinos comerciales, para alejar el riesgo de la dependencia de China.

Un informe reciente de Banxico ha dado a conocer que el 16% de las empresas a nivel nacional reportaron incrementos en la demanda de sus productos o en la inversión extranjera directa como consecuencia del nearshoring en los últimos doce meses.

Es así que este fenómeno se convierte en una oportunidad única para México, no solo para aprovechar el motor de crecimiento económico que representa atraer inversiones extranjeras y no depender de un sector privado nacional que no tiene ese volumen de inversión, sino sobre todo para salir del estancamiento en el que se encuentra, así como asegurar un crecimiento económico para al menos la próxima década.

Son muchos factores los que vuelven idónea la situación para nuestra nación, entre los que destacan la ubicación geográfica privilegiada del país y que desde hace un tiempo es el principal socio comercial de los Estados Unidos, lo cual se ha concretado en la renovación del T-MEC.

En este sentido es que se vislumbra la urgencia de diseñar una estrategia nacional para captar, atraer y fomentar este tipo de inversión, que sin duda cambiaría la dinámica económica del país, así como de estados como Puebla que ofrecen diversas y grandes ventajas competitivas.

Tengamos presente que estamos hablando de un ganar-ganar para todos, pero sobre todo de una oportunidad única para México, incluso de mayor envergadura de lo que en su momento fue el propio TLC, lo cual puede ser el gran detonador del desarrollo mexicano para los próximos años. Oportunidades que desde luego entidades como Puebla pueden y deben aprovechar.

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