El acarreo para ver a Claudia Sheinbaum recuerda al viejo PRI y sugiere considerar: ¿Cómo vería el marinismo a Olivia, cómo el melquiadismo a José Antonio, cómo el bartlettismo a Nacho, cómo el morenovallismo a Sergio?

Por Jesús Manuel Hernández

Lo dicho aquí hace algunas semanas se ha podido constatar. La forma de operar del gobernador Miguel Barbosa en su sucesión dejaría fuera de combate a varios personajes que no cargarán a los peregrinos este año.

Héctor Sánchez y Melitón Lozano están fuera de toda posibilidad de aumentar su crecimiento. Mientras tanto se cultiva y cuida con esmero el caminar de los otros tres. Delicadas operaciones van limpiando el camino de “hierbas malas”, se quitan piedras y cambian reflectores, todo para que el próximo año las figuras crezcan libres de enfermedades y contagios.

Un ejemplo de la operación y los acuerdos con el poder central, MORENA, ha sido la visita de Claudia Sheinbaum Pardo a Puebla en aras de dar una “conferencia magistral” no en el recinto universitario, acaso el Salón Barroco, el Paraninfo, nada de eso, fue el Centro Expositor el inmueble elegido, ahí donde las tropas mexicanas vencieron a las francesas, ahí donde Rafael Moreno Valle tomó posesión como gobernador y ridiculizó a Mario Marín.

El escenario recuerda algunas anécdotas del pasado.

El 24 de Mayo de 1998 el PRI convocó a sus fuerzas a presentar a los aspirantes a candidato a gobernador de Puebla en un método un tanto diferente, auspiciado por el entonces gobernador Manuel Bartlett.

Meses antes hubo algún escarceo de los aspirantes. Pacheco Pulido pensaba que la decisión vendría de México y no de Bartlett; Melquíades Morales pensaba que si contaba con el apoyo de los caciques y grupos locales podría colarse a la candidatura; José Luis Flores Hernández consideraba que con el apoyo de los “bartlettistas” era más que suficiente para continuar con el proyecto que tenía como cereza en el pastel el Programa Regional Angelópolis.

Y fue así como el 24 de Mayo llegaron a la recta final Flores Hernández y Morales Flores. Ambos organizaron concentraciones masivas para demostrar su fuerza y liderazgo.

Y aquí viene la comparación de lo visto, oído y leído de la visita de Claudia Sheinbaum. Un reportero de aquella época, José Antonio Cuellar Montiel, grabadora en mano, se metió en la columna que desfilaba a favor de José Luis Flores y empezó a preguntar a los campesinos de dónde venían, a qué venían y si conocían a José Luis.

Las respuestas dejaron en claro que se había tratado de un contingente, numeroso, sí, pero sin conocimiento de por qué estaban ahí, o sea, se practicó el clásico “acarreo” de gente, un sello muy del tricolor.

El sábado en el Centro Expositor de Puebla pasó lo mismo, mucha gente “acarreada” de Zautla, Chignahuapan, Cuautinchán… Palmar de Bravo, torta en mano y seguramente alguna motivación económica con el sello de la 4T.

Seguramente los campesinos que oyeron a Claudia y le gritaron “presidenta”, habrán entendido perfectamente la “conferencia magistral” donde la precandidata describió puntualmente  “las acciones de gobierno en educación, movilidad y conectividad para brindar bienestar a los habitantes de la Ciudad”.

Bajo el amparo de “no somos iguales”, el ritual, el protocolo del viejo PRI se repitió en Puebla y seguramente en todas partes, porque finalmente el evento solo ha servido para demostrar que el gobernador está negociando los acuerdos para ganar o ceder espacio a favor de sus propias corcholatas. Y es que en la primera fila los reflectores captaron a Olivia, a José Antonio y a Sergio, los principales beneficiados de la visita.

Cuando la sucesión de Bartlett, se demostró que los “caciques locales” los líderes, los grupos poblanos de Puebla, tuvieron más fuerza y consiguieron imponer a una ficha local frente a lo que se consideraba una “imposición”.

Por lo visto, oído y leído, las fuerzas locales, los exgobernadores, los hijos de los caciques desaparecidos, los emergentes, los líderes de hoy día, también tienen su juego y seguramente preferirán “negociar” antes que “ceder”.

¿O acaso el mensaje del gobernador ante los diputados priistas no es una clara señal?

Barbosa bromeó con Melquíades Morales Flores sobre eso de “poner una cafetería” y luego le dio un abrazo. ¿Qué significado tiene eso? ¿Quién de los aspirantes locales podría tener ahora el apoyo del Grupo 24 de Mayo? ¿De qué lado jugarán los tricolores de hoy día?

Quizá valga la pena ir recordando quiénes eran los cercanos a Bartlett, a Melquiades, a Marín, a Moreno Valle y quiénes de los aspirantes estarían representando o sumando los intereses de esos grupos, o mejor aún quién permitiría el regreso a la fiesta de la política.

¿Cómo vería el marinismo a Olivia, cómo el melquiadismo a José Antonio, cómo el bartlettismo a Nacho, cómo el morenovallismo a Sergio?

Un asunto, solo para iniciados.

O por lo menos, así me lo parece.

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