PAULA CARRIZOSA / LA JORNADA DE ORIENTE

Antonio Helguera (Ciudad de México, 8 de noviembre, 1965) entró en la dinámica de ser un artista de vanguardia al servicio del pueblo porque tenía la cultura política suficiente para hacerlo, afirmó Rafael Barajas “El Fisgón”, al encabezar el homenaje póstumo al monero fallecido apenas el 25 de junio pasado.

Acompañado por la presidente municipal Claudia Rivera Vivanco y la periodista de La Jornada Alma Múñoz, compañera de vida del caricaturista. El Fisgón refirió que su compañero de profesión y amigo tenía un análisis político serio, además de que era quirúrgico, preciso en su análisis y en su dibujo.

Empezó como mi alumno y acabó como maestro. El trato con él no lo tenía con nadie más en la Tierra”, dijo reflexivo ante la mirada de Mariana y Pedro Antonio, hijos de Helguera y Muñoz.

Al hacer un recuento de su amistad con Helguera, fraguada en torno a El Chahuistle, a El Chamuco y La Jornada, al lado de los también moneros Hernández y Rapé, Rafael Barajas comparó que así como ocurrió en el siglo XIX y luego a mitad del siglo XX, los caricaturistas políticos se convirtieron en artistas vanguardistas al servicio de la sociedad.

“En 300 años hubo una sociedad vertical, organizada por la Iglesia y estratificada: en la cima dios y abajo el rey, y hasta abajo el pueblo bajo el poder de la Iglesia que regía la vida cotidiana”.

“Por ello, una de las causas de insurgencia en el siglo XIX fue la lucha de expresión. Aquí la lucha por la libertad de expresión y la artística se fundieron. Se prolongó en la lucha entre liberales y conservadores, en un país donde no había tolerancia y no había cabida para otra religión que no fuera la católica”.

“Juárez peleó para fundar un estado nacional, separando Iglesia de Estado, un pleito cultural que no acaba“, refirió ante el público reunido en el Teatro de la Ciudad.

De paso, el también investigador y curador mencionó que en esos años la prensa se volvió una herramienta liberal, en un periodo brutal contra los conservadores. Ahí, continuó, el periódico era un medio de conflictos, y los periodistas y caricaturistas hicieron un periodismo combativo en donde había una postura que se defendía.

“En la segunda mitad del siglo XIX eran periódicos de opinión, expresarse literariamente era hacerlo para defender opiniones. Era la única expresión de la intelectualidad. El gran debate se dio en los periódicos, lo mismo que el debate de la intelectualidad artística”, sostuvo El Fisgón.

Barajas continuó que al revisar las revistas de caricatura se puede ver que éstas fueron cruciales en momentos específicos y de lucha. Dijo que ejemplo de ello fueron La Orquesta o La Madre Celestina.

Apuntó que en medio del proceso hubo un debate intelectual interesante que empezó en Europa y se reflejó luego en México. Refiró que el pensador francés Saint-Simon pensaba que los artistas eran la vanguardia de la sociedad, algo que para 1935, con la aparición de los escritos de Hegel sobre estética en los que propuso que lo que importa en la obra de arte no es la forma sino el contenido, fue retomado por los periodistas mexicanos quienes plantearon que los caricaturistas y escritores eran la vanguardia y cambiaban a la sociedad.

“En El Hijo del Ahuizote asumieron esta responsabilidad, estoy convencido de que lo que hizo Rius en los 60 del siglo fue retomar estas tradiciones y aplicarlas, poner el arte, hacer que estos artistas se pongan al servicio y al frente de una causa”, abundó El Fisgón. Afirmó que Antonio Helguera era este tipo de periodista, atípico, que se da en pocas partes del mundo, pero es eficaz.

Recordó que Helguera llegó a su encuentro acompañado de Gonzalo Rocha. “Era un muchacho con un talento extraordinario. Cada vez se superaba. Era un alumno increíble: el que todos quisiéramos tener. Tenía un talento especial, la veta artística corría en su familia que tenía convicciones políticas muy buenas. Eran refugiados españoles por su madre. Su padre, era un ateo en Lagos de Moreno, el epicentro de la región cristera: es el colmo de la rebelión. Entendía porque su papa era ateo y su mamá odiaba al franquismo. Era buen conocedor de la realidad mexicana, se convirtió en un analista fino”.

Para cerrar, El Fisgón afirmó que siempre ha pensado que los caricaturistas políticos son integrales, y su obra refleja lo que cada uno es y habla de su postura.

“Rius, por ejemplo, dibujaba como un niño con el candor de quien descubre el mundo; era didáctico. Quezada tenía un dibujo esquemático, fino, expresivo, un gusto por la escritura. Rogelio Naranjo tenía un dibujo fino, era ideal para su humor que era de una ironía finísima. Helio Flores y su dibujo que se presta el humor bajo el absurdo”, concluyó.

Fuente: https://www.lajornadadeoriente.com.mx/puebla/helguera-artista-servicio-pueblo-afirma-fisgon/

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