La pasividad del presidente ante los feminicidios provoca la ira de las protestas del 8-M

PABLO SÁNCHEZ OLMOS / Ciudad de México / EL MUNDO

Hay imágenes que dicen más que cualquier discurso. La decisión del gobierno capitalino de blindar 34 monumentos en el Día Internacional de la Mujer envió un mensaje muy nítido: les preocupa más la integridad del patrimonio histórico que la de las mujeres amenazadas por la violencia machista. A pesar de las restricciones sanitarias, cerca de 20.000 personas salieron a las calles de Ciudad de México para conmemorar el 8-M y recordar a López Obrador que su ambicioso proyecto progresista ha dejado de lado la causa feminista.

Desde la ventana de su despacho en Palacio Nacional, el presidente mexicano pudo observar mejor que nadie los continuos intentos de los manifestantes por asaltar su residencia. La plaza más grande de América Latina se convirtió rápidamente en el escenario de una batalla con tintes medievales. De un lado, cientos de personas armadas con martillos, palos y cuerdas tratando de tirar abajo la enorme valla metálica que rodeaba el edificio, del otro, un cordón policial intentando frenar la embestida popular con balas de goma, camiones de agua y gases lacrimógenos.

El momento más tenso de la noche se vivió cuando los manifestantes lograron abrir una brecha en la barrera y prendieron, con fuego y gasolina, los escudos de los policías que intentaban cerrarles el paso. Finalmente, tras varias horas de enfrentamientos en el centro histórico de la capital, las autoridades confirmaron un balance final de 81 mujeres heridas leves, 62 de ellas policías.A la mañana siguiente, López Obrador compareció ante los medios para restar importancia a lo ocurrido y acusar a la oposición y a la prensa de haber puesto al feminismo en su contra.

“Esto es nuevo, estas protestas contra el Gobierno, con la bandera del feminismo, cuando en realidad todo esto está impulsado por el conservadurismo (…) celebro que haya ayudado el muro de paz porque fue evidente que querían vandalizar el Palacio Nacional”, explicó ayer el presidente mexicano. La indignación de las mexicanas que salieron a las calles el 8-M nace del terrible contexto de violencia y acoso que sufren, pero también ha sido alimentada por la falta de políticas públicas destinadas a protegerlas y de la incapacidad del presidente de comprender su causa.

Enfrentamientos policiales en Ciudad de México en las manifestaciones del 8-M.
Enfrentamientos policiales en Ciudad de México en las manifestaciones del 8-M.AFP

Recientemente López Obrador confesó desconocer el significado del pacto patriarcal, “les digo sinceramente, no miento, me enteré de lo que era hace cinco días porque mi esposa me dijo”, y criticó que se trata de “una expresión importada”. En mayo del 2020, el mandatario mexicano no quiso aceptar que la violencia doméstica fuera algo cómun en México y puso en duda las estadísticas oficiales: “el 90% de las llamadas que se registran por violencia contra las mujeres son falsas, está demostrado”.

La última polémica que ha vuelto a situar a López Obrador en el centro de las críticas del feminismo ha sido su apoyo explícito a Félix Macedonio Salgado, candidato de su partido a la gobernatura de Guerrero, quien ha sido denunciado por cinco mujeres por violación y acoso sexual. El presidente mexicano cree que detrás de todas esas acusaciones contra su amigo y compañero de partido hay una campaña de desprestigio fomentada por la oposición. Ayer alegó que “no podemos permitir los linchamientos políticos” y señaló que sus rivales son capaces de cualquier cosa, “fabrican víctimas, hay gente en la cárcel que es inocente, fabrican delitos y de todo”.

10 FEMINICIDIOS AL DÍA

Su respaldo hacia Macedonio Salgado ha provocado la fuga de varias integrantes de su partido, quienes exigían la renuncia del candidato guerrerense, “la cuarta transformación y el feminismo son dos movimientos que van unidos por ser progresistas, no deben confrontarse”, se escuchaba en un vídeo en el que aparecían varias legisladoras de Morena. La ausencia de políticas públicas destinadas a proteger a las mujeres ha sido uno de los grandes debes de la administración de López Obrador. El gobierno más progresista de la historia de México ha impulsado programas de becas para jóvenes y estudiantes, ayudas a migrantes y personas de la tercera edad, pero no así a las víctimas de la violencia machista.

México registró el año pasado 967 feminicidios, una cifra casi idéntica a la registrada en el 2019. Más de 10 mujeres son asesinadas cada día y más de 46 millones reconocen haber sufrido episodios de violencia en algún momento de sus vidas. En el Día Internacional de la Mujer del 2021, López Obrador no presidió ningún acto conmemorativo, en vez de ello, prefirió levantar un muro entre el feminismo y su palacio, criminalizando así a un movimiento que, según asegura, no es espontáneo, sino un intento de sus rivales por debilitar su proyecto político.

Fuente: https://www.elmundo.es/internacional/2021/03/10/6047d073fdddfff67a8b4625.html

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