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#ElRinconDeZalacain | Las leyendas en torno a cómo nacieron los cocteles ¿Una mexicana, Coctel, dio su nombre a las bebidas?

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El 13 de mayo de 1806 un diario de Estados Unidos, The Balance, publicó una curiosa información: “Cocktail es licor estimulante compuesto de bebidas espirituosas de diversas clases, azúcar, agua y amargantes…”.

Así le había respondido Zalacaín al grupo femenino aquella tarde al momento de disponer de una botella de Ginebra, la coctelera, hielos, la “bailarina”, un poco de Noilly Prat, aceitunas y cebollas en salmuera.

Todas tenían dudas sobre la historia de los cocteles y principalmente sobre el Martini Seco.

Y el aventurero les contó dos leyendas atribuidas a “Dionisio de la Viña”, quizá un nombre usado como pseudónimo de una persona dedicada a escribir sobre gastronomía a mediados del siglo pasado. Sus obras aparecieron en España y en México.

Bajo el título de “El gran cocktail americano” De la Viña relata:

“Desde que Dionysios, alegre y juvenil, ‘adornada de pámpanos la cabellera’, inspiró a los antiguos helenos y venció a las musas en sus juegos; desde que Wotan olvidó, bebiendo, el oro de los Nibelungos, y Thor, cerca del fiordo helado, en siglos remotos bebió rayos del cielo; desde que Omar encontró en su taza persa el olvido de los fuegos infernales y admiró el néctar precioso con que los taberneros comercian, ¿qué bebida nos han regalado los dioses para levantar hasta lo sumo su pensamiento, parecida al delicioso cocktail que nos sirven en el bar? Quizá hecho de whisky, o quizá con ginebra; contiene, quizá, licor de naranja y una cortecita de limón; puede llamarse Martini, o también con el nombre que divulgó entre los hijos de los hombres la fama de Manhattan; y quizá os gusta con lo que eluden los hombres reflexivos: la cerecita roja que parece de celuloide. Pero esté como esté compuesto, eres un cher con frére (querido colega) si admiras el cocktail que nos ofrecen en el bar”.

Para Dionisio de la Viña el cocktail reúne los encantos y cualidades de otras bebidas, al unirse se intensifican. Y define la palabra cocktail en español como “cola de gallo” refiriéndose a la cantidad de colores de la cola del animal.

Las amigas reían y completaban el texto con anécdotas de las diferentes bebidas experimentadas con colores llamativos, psicodélicos, dijo una de ellas. ¿Y cuál es la otra leyenda? preguntó una más.

Y Zalacaín sacó el libro de “El Arte de Beber” y leyó:

“Existe otra versión, según la cual el origen de la palabra que nos ocupa tiene un glorioso abolengo mexicano. Veamos, pues, la curiosa historia que a propósito se cuenta.

“A principios del siglo pasado (XIX) hubo serias diferencias entre los mexicanos de los estados norteños, que aún obedecían y seguían a un rey, Axolotl VIII, y el ejército norteamericano de los Estados del Sur del país vecino, al que aquéllos daban no poco quehacer. Después de varias escaramuzas y algunas batallas serias se llegó a una tregua y se concertó una entrevista entre los dos jefes enemigos, el rey mexicano y el general norteamericano.

“La entrevista debía celebrarse en el pabellón de Axolotl -que por algo era éste, rey y mexicano- pero se cuidó el protocolo para que el general estadounidense tuviera la sensación de que iba a tratar de igual a igual con su contrincante. A tal efecto, se preparó un estrado en el que se sentaron juntos el rey y el general.

“Antes de iniciarse las conversaciones diplomáticas, el Rey Axolotl, haciendo gala de la más pura hospitalidad mexicana, preguntó al general si gustaría de beber una copa, pregunta que podría calificarse de ociosa habiendo de ser contestada por un americano, cosa que debemos consignar con los mayores respetos. Y al responder el general afirmativamente -¿cómo no?- el rey ordenó que les llevasen de beber. Mas he aquí que a los pocos instantes apareció una dama de encantadora gracia y arrebatadora belleza (desde luego, era mexicana) sosteniendo con los gráciles dedos de su primorosa mano una preciosa copa de oro incrustada de rubíes en la que se contenía una rara bebida preparada por la propia dama.

Aunque la súbita presencia de tanta belleza suspendió de momento el ánimo de todos los concurrentes y resultó agradable en los primeros instantes, pronto este sentimiento de admiración se trocó por otro de inquietud; pues la dama en cuestión no llevaba más que una copa y los que debían beber eran dos. Ello podría herir susceptibilidades por cuestiones de etiqueta, ya que la dignidad del rey no se compadecía con la concesión de que el general bebiese primero, y, por otra parte, éste podría darse por ofendido si el rey, bebiendo en primer lugar, le hacía sentir una superioridad de jerarquía molestando su amor propio, con lo cual la entrevista podía fracasar antes de iniciarse los tratos para la paz.

“Ello motivó la inquietud de la asamblea. Todos contemplaban con ansiedad a la gentil Kyliflora (ya que no invento la historia, permítaseme al menos inventar  la palabreja y dármelas de culto, pues kylyx, en griego, significa copa). Pero como, según ya hemos dicho, era mexicana, se dio cuenta inmediatamente de lo que ocurría, y demostrando ser tan discreta como hermosa, resolvió aquella difícil situación, bebiéndose ella misma la bebida que había preparado. Todo el mundo dio un suspiro de satisfacción, y ella también, pues el contenido de la copa era delicioso.

“Preguntó el general quién era aquella dama cuya belleza corría pareja con su sentido diplomático, y el rey satisfecho y orgulloso, respondió que era su hermana Coctel. Aunque algunas versiones aseguran que el rey no la había visto en su vida, esto resulta poco verosímil, pues ¿por qué se le había de ocurrir afirmar que fuera hermana suya, y había de inventar su nombre?

“Nosotros creemos que realmente se llamaba así y que era del rey. Y creemos también que luego de terminado este incidente se repartieron las bebidas seguramente combinadas a base de tequila, con otros diversos ingredientes, y que fueron tan del agrado del general, que éste aseguró que el nombre de Coctel sería siempre honrado y celebrado en su ejército, y que en lo sucesivo se dio tal nombre a toda bebida combinada a base de elementos espirituosos de fuerte graduación.

“El caso es que el nombre de cocktail -deformación inglesa del de la dama en cuestión-, tiene un origen mexicano, y que el de tan famosas bebidas se debe al mexicano tequila. ¡Sépanlo cuantos estas líneas leyeren y entendieren!”

Las amigas aplaudieron y se asumieron en el papel de “Coctel” la dama citada.

Y entonces Zalacaín siguió preparando el Martini y surgió una nueva pregunta ¿Y cuál es el origen del Martini Seco?

Esa, esa es otra historia.

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YouTube El Rincón de Zalacaín

* Autor de “Orígenes de la Cocina Poblana” Editorial Planeta.

elrincondezalacain@gmail.com

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