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Llegan los cantantes no humanos, cada vez más perfectos | La Vanguardia

La revolución tecnológica

Un nuevo sello crea, mediante IA, avatares artísticos “más rentables y eficientes” que los de carne y hueso

Cuando llegó el streaming a comienzos del 2000, el sector de la música reaccionó primero con desdén, después con prepotencia y por último con temor al ver lo que se les venía encima. La ola de Napster arrasó el negocio de la música grabada, lo que explica el temor velado con que se recibe la llegada de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, más aún cuando éstas plantean algo a priori tan osado como suplantar no sólo la creación musical, sino al artista de carne y huesos por otro creado mediante IA.

Pero en eso está el malagueño Carlos Zehr, 34 años, un apasionado por la música que estudió en el conservatorio y acude con asiduidad a festivales y conciertos, y que ahora ha lanzado su propio sello discográfico, All Music Works, donde música y músicos tienen su origen en el software.

Zehr, experto en marketing, explica como meses atrás decidió lanzarse a producir música, “es un sueño que siempre tuve, pero me encontré un montón de limitaciones en calidad, en tiempo y en habilidades para alcanzar lo que imaginaba crear”, comenta por teléfono. Esa frustración le llevó a investigar en otros recursos de producción musical como la inteligencia artificial, “y con el tiempo llegué a alcanzar una calidad impresionante, incluso innovando con estilos que no encuentro en el mercado actual”.

“Combinamos diferentes herramientas y técnicas de mercado técnico para detectar los géneros y estilos con más impacto”

Estos progresos le llevaron a investigar la aplicación de la IA en imagen y vídeo, así como en la forma de convertir toda esta tecnología en un negocio, así nació All Music Works, con el propósito de «transformar el paradigma de la industria musical”, afirma osado. “Ahora ha salido el el sello discográfico y el estudio de producción musical, pero por debajo estamos creando un ecosistema entero para acoger a todo estos nuevos contenidos, nuevos formatos entorno a estas tecnologías”.

Dray Flowers, The Good Dog, Peggao o Cielo Roto son algunos de los artistas que se presentan en la web del nuevo sello, voces e imágenes aparentemente humanas cuyo origen es aparentemente sintético. Próximamente saldrá a la luz un grupo que tiene los Beatles como inspiración, “y que suenan de escándalo”. Su creador, sin embargo, no es aquel Eldon Tyrell que dio vida a los replicantes de Blade Runner, sino algo más próximo y terrenal como un estudio de mercado. “Combinamos diferentes herramientas y técnicas de mercado técnico para detectar cuáles son los géneros y estilos con más impacto”.

Una vez definida la línea de sonido llega la hora de la producción, “y cuando ya tenemos un mínimo de consistencia, algo representativo de esa música final, de la línea de sonido, la voz y la letra, es cuando comenzamos a dar vida a la artista que va a representar esa línea de sonido”, explica. Para ello se crea una biografía básica del personaje, “un estilo de vida, unas experiencias en las que nos basamos para crear su imagen, como un director de cine que define el personaje de la película antes de saber ni siquiera cuál va a ser el actor que lo va a representar”.

Todos estos pasos representan “un proceso creativo humano” previo a la utilización de la IA, “como si un pintor hace unos bocetos antes de coger finalmente el pincel”. Así es como nace Lil Datacrunch, un chaval de Los Ángeles de 16 años que acaba de empezar el instituto, lo ha dejado con la novia y empieza a tontear con las drogas, una pequeña biografía para definir al artista que puede crecer con el paso del tiempo, y que sirve como base de la música que interpretará, en su caso rap, trap y rock alternativo, según indica el texto que acompaña a su primer EP, “Fake Sh*t”.

En el proceso de creación de la música también es vital el componente humano, “depende del tipo de artista y su línea de sonido intervienen dos, tres, cuatro o hasta cinco remezclas en la parte musical, y luego una parte más humana al conseguir la consistencia de la voz, definimos aparte de los estilos, los géneros, en qué ritmo queremos el bpm o si hay cambios de ritmo dentro de la canción”. Donde desaparece el componente humano es en la propia ejecución de la música, una revolución que Zehr equipara a la aparición de los primeros sintetizadores. “Para lograr lo que hemos hecho en AMW con nuestros artistas, un gran sello puede invertir perfectamente 10 millones de euros y un año de tiempo. Nosotros hemos tardado un mes”.

“En nuestras creaciones tanto las imágenes como las letras, la voz o la parte instrumental son 100% originales”

“Hasta ahora todo lo que se ha visto en cuanto a IA de música son o producciones con unas calidades muy pobres o canciones que han cogido voces de otros artistas”, comenta Zehr refiriéndose a los temas que mezclaron a Rosalía con Bad Bunny o Quevedo. “Eso no es creatividad, no es algo original para poder monetizar porque estás infringiendo el derecho de integridad de la obra”. Todo lo relacionado con los derechos de autor es uno de los puntos de debate más candente en torno al uso de la IA, pero en este sentido AMW se considera salvaguardada. “En nuestras creaciones tanto las imágenes como las letras, la voz o la parte instrumental son 100% originales”, explica Zehr, que destaca cómo lo más importante de su proyecto es “que también se considera arte”.

Para hablar de arte es necesario que exista un proceso creativo con intervención humana, “si yo le digo a la máquina que me haga una canción buena y cojo lo primero que salga, eso no es arte, porque no ha habido un proceso creativo”, apunta Zehr. “Pero si después de todo un estudio utilizo la máquina para guiarme como fuera un pincel, entonces sí hay un talento humano por detrás, que es lo que da la originalidad a ese proceso creativo”. Esta manera de trabajar es, en su opinión, “lo que nos diferencia de todo lo que ha salido hasta ahora”, y lo que les ampara en la parte legal. “Todo es completamente original, como si estos artistas fueran alter egos de las personas humanas que se encuentran detrás, pero que no ponen su cara”.

Zehr utiliza el término “avalancha” al hablar de los músicos, productores y compositores que les han contactado para utilizar sus herramientas, para que les creen un artista o para ofrecerles artistas creados por terceros. Un interés del que no escapa la constatación más inhumana de estas nuevas estrellas: “un artista digital no duerme, gasta dinero, no se ha pegado una fiesta el día anterior y ha llegado mal al estudio, ni está más o menos creativo según el día”, recuerda el fundador del sello. Este artista puede actuar cinco veces en cinco partes distintas del mundo, “y se puede monetizar, es muchísimo más rentable y eficiente que un artista tradicional”, asegura con espíritu taylorista.

Entre los artistas que se han interesado por trabajar con ellos, Zehr pone el ejemplo de un artista de hip hop que quiere probar con el reggaeton pero sin mezclarlo con su imagen actual, “le estamos creando un alter ego para que cante reggaeton sin que salga su cara”. Otro artista quiere ahorrar costes en videoclips, y ha acudido a AMW para que se los hagan con IA, mientras que un tercero, un artista entrado ya en años, les ha pedido un avatar a su imagen y semejanza para que siga dando conciertos con la misma voz e imagen que años atrás. “Hay artistas que llenan estadios pero no tienen fuerzas para hacerlo en varias partes del mundo”, comenta, un caso similar a los de ABBA o Kiss, bandas que han ofrecido su imagen para celebrar tours virtuales.

En la actualidad, AMW está empezando a distribuir sus contenidos, y anuncian una plataforma de streaming dedicada enteramente a artistas virtuales. Por ahora no ha habido reacción de distribuidoras ni plataformas de streaming, reacias a este tipo de contenidos, “porque no lo consideran arte y procesos creativos”. Sin embargo, recuerda que hoy en día, en esas mismas plataformas, “hay un montón de producciones de artistas reales donde, menos la voz, todo lo demás es inteligencia artificial”, y las mantienen “porque lo que no se puede hacer es pedirle a la máquina una canción buena y subir lo primero que salga”. Zehr insiste en que lo que ellos publican son alteregos, “nosotros hemos utilizado esta herramienta, pero detrás hay un proceso creativo, un talento humano que lo ha generado”.

De cara al futuro, Zehr se abre a colaborar con las grandes discográficas, “para ellas sería una manera de cubrirse las espaldas y hacer el sello más rentable”. Lo que no ve tan claro es la legislación que se prepara en torno a la inteligencia artificial, “es un campo legal que no nos afecta directamente”, afirma de entrada antes de compararse con un pintor y preguntarse “qué diferencia hay entre que estas herramientas aprendan de contenido público protegido por derechos de autor, y que yo como pintor coja las 20 obras más importantes del cubismo y me inspire en ellas para hacer una obra con todos estos elementos ¿he tenido que pedirle permiso a Picasso para inspirarme en su obra? Es querer regular y ponerle puertas al campo”.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/cultura/20241129/10151416/all-music-works-musica-real-artista-virtual.html

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