Un nuevo estudio confirma la vinculación entre lo que se ingiere y la capacidad sexual de los varones
RAQUEL BONILLA / LA RAZÓN
El axioma de «somos lo que comemos» también se deja sentir en la salud sexual, hasta el punto de que llevar una alimentación basada en la clásica dieta mediterránea logra reducir la disfunción eréctil. Así lo confirma un nuevo estudio, presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología 2021, que demuestra que los varones que siguieron este patrón alimenticio de forma más estricta tenían un mejor rendimiento eréctil, mayor flujo sanguíneo, niveles elevados de testosterona y arterias más saludables.
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«La disfunción eréctil está asociada a factores de riesgo variables y no modificables entre los que se encuentra la hipertensión y la salud cardiovascular. Ambas afectan el endotelio vascular arterial, traduciéndose en el deterioro de la capacidad de mantener una erección», explica Enrique Fes, urólogo de la Policlínica Nuestra Señora del Rosario (Ibiza). En este sentido, Miriam Sandín, vocal de la Asociación de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), hace hincapié en que «los principales factores de riesgo cardiovascular, como la diabetes mellitus, el tabaquismo y la hipertensión arterial, tienen relación directa con la función de la pared arterial, puesto que el mal control de cualquiera de ellos aumenta la rigidez y disminuye la elasticidad arterial, hechos que también suceden de forma fisiológica con la edad. La adecuada función de las arterias en el aparato genital masculino tiene relación directa con la función sexual del varón, puesto que la erección depende del aumento del flujo sanguíneo a través de las arterias, de forma que cuando éstas se dilatan peor disminuye la llegada de sangre, se dificulta la erección y la función sexual se ve alterada».
Es aquí donde la dieta entra en juego, siendo el patrón mediterráneo el más favorable, convirtiéndose en una solución para «entre cinco y siete millones de españoles, cifra en expansión por el aumento de las enfermedades cardiovasculares y el envejecimiento de la población», según advierte Fes. Sin embargo, «no se sabe con exactitud el papel de cada factor protector que pueda aportar esta dieta a la disfunción eréctil y, aunque podría estar involucrada una mejora en el perfil hormonal de los pacientes (testosterona, prolactina), se cree que el principal rasgo es el de mejora de la salud vascular», apunta Pablo Suárez, miembro del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
En cualquier caso, la clave de la dieta mediterránea está en su potencial como hábito global de vida, pues no hay un único alimento que logre beneficios en la erección por sí mismo. «No podemos separar la dieta del resto de recomendaciones saludables. Los resultados científicos beneficiosos que presenta en diferentes ámbitos de la salud, fundamentalmente neuro y cardioprotector, son consecuencia de la implantación de la dieta en su totalidad», recuerda Suárez, quien destaca «la importante presencia de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 en los frutos secos y pescados, con potente acción antiinflamatoria; o el gran contenido en ácidos grasos monoinsaturados (también con poder antioxidante y antiinflamatorio) y polifenoles (con capacidad antiaterogénica, antitrombótica y antioxidante) que presenta el aceite de oliva extra». Y si lo que incluimos en el plato resulta determinante, también lo es «el abandono del tabaco y la realización de ejercicio físico de forma regular al menos 30 minutos al día, cinco veces por semana si la actividad física es de intensidad moderada», aconseja Sandín,
Fuente: https://www.larazon.es/salud/20210922/eean2tsxfbenrjhevywqckdd5i.html