Universidades de todo el mundo incluyen a Taylor Swift en sus programas de literatura, musicología o negocios. Hablamos con 11 profesores que analizan sus fortalezas, virtudes y hallazgos

Taylor Swift
Taylor Swift


Pablo Gil
/ Texto / Fede Yankelevich Ilustraciones / La Lectura

La primera vez que las canciones de Taylor Swift entraron en las clases de una universidad, en otoño de 2022, fue gracias a la doctora Elizabeth Scala, profesora de Literatura e Historia Medieval en la Universidad de Texas.

“Enseño a estudiantes de primer curso a desmontar la poesía y a pensar en sus diferentes partes y cómo se relacionan en estructuras complejas, y para ello uso las canciones de Taylor Swift”, explica Scala por videoconferencia. “Para ellos es algo inesperado y divertido, y así aprenden técnicas que después pueden aplicar a Shakespeare”. Perdón, ¿Shakespeare? “Así es. Si tuviera que vincular el estilo de escritura de Taylor Swift con el de un autor, sería Shakespeare. Él creaba cien personajes y los hacía sonar increíblemente distintos sin dejar de ser él mismo, y eso es lo que hace hoy Taylor Swift. Es como una dramaturga, construye personajes y situaciones que parten de sus propias experiencias”.

Varias decenas de universidades de todo el mundo incluyen en sus programas cursos o seminarios sobre la cantante, compositora y empresaria. Betsy Winakur Tontiplaphol, doctora en Literatura, está especializada en los poetas románticos del siglo XIX: “Por eso me interesé por sus canciones”, explica por videoconferencia, “tienen una conexión muy fuerte con William Wordsworth o Samuel Taylor Coleridge, que fueron los primeros escritores que transformaron la poesía en un medio mucho más individualista y autobiográfico y que enfatizaban sus sentimientos, experiencias y recuerdos, como hace ella”.

La profesora de la Trinity University de San Antonio, que en otoño publicará el libro The Literary Taylor Swift. Songwriting and Intertextuality, cree que la mayor estrella del pop mundial tiene la calidad literaria de los grandes poetas y escritores. “Si Bob Dylan ganó el premio Nobel de Literatura, Taylor Swift también puede hacerlo”, sentencia. “A mis alumnos les digo todo el rato que la radio es donde la mayoría de la gente encuentra hoy la poesía. Algunos músicos son particularmente excelentes y Taylor Swift está en esa categoría. Se ha convertido en la voz de una generación igual que Bob Dylan lo fue en su momento“.

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No es la única que establece esa comparación. “Me recuerda a Bob Dylan porque también es una cantautora con una densa imaginación y cuyas letras son leídas y analizadas por muchísimas personas”, dice la doctora Clio Doyle, profesora de literatura moderna de la universidad Queen Mary de Londres.

En la víspera del doble concierto de Swift en el Santiago Bernabéu, los días 29 y 30 de mayo, LA LECTURA ha hablado con 11 profesores que enseñan a Taylor Swift en la universidad, la mayoría en grados de literatura, pero también de musicología, filosofía y hasta de empresas y marketing. En la mayoría de los casos, fueron los alumnos los que despertaron su interés por la cantante más conocida y reconocida del mundo, y ese interés creció hasta la admiración hiperbólica:

Sus letras merecen la atención profunda de la crítica literaria. Su escritura se ha enriquecido y se ha hecho cada vez más poderosa durante sus 18 años de carrera, y seguirá creciendo aún más en el futuro” (Andrew Shields, Universidad suiza de Basilea).

Taylor Swift
Taylor Swift

“Es una maestra de la composición. Llevo 20 años enseñando composición de canciones y he descubierto formas nuevas e interesantes de desarrollar ganchos y de escribir mejores letras desmenuzando el ADN de la música y la narrativa de Taylor Swift. Muchos de mis alumnos han dicho que han aprendido más sobre composición de canciones en esta clase que en cualquier otra a la que hayan asistido” (Scarlet Keys, Berklee).

“Es una artista extremadamente inteligente. Siempre va varios pasos por delante de todo el mundo” (Alyse Renee Lancaster, Universidad de Miami).

Es una de las mejores poetas de su generación. Ya es doctora honoris causa por la Universidad de Nueva York y podría recibir importantes premios literarios” (Melina P. Jimenez, Universidad de Florida).

“Ha trabajado muy duro y con gran inteligencia para crear canciones que se mueven en la cuerda floja entre la fórmula y lo diferencial” (Paula Harper, Universidad de Chicago).

“Me encantaría que recibiera todo el reconocimiento y los elogios que se merece. Su impacto en muchas áreas diferentes es innegable: literatura, música, negocios…” (Alyssia Miller de Rutté, Universidad de Colorado State).

De modo que, ¿puede que la artista más escuchada del mundola que más recauda en directo y la única en ganar cuatro veces el premio Grammy a mejor disco del año, sea además un prodigio literario? Los profesores consultados, contagiados por el calor que irradia una líder intrépida, coinciden: sí, absolutamente sí, indiscutiblemente sí y sin prejuicios, sí. Y eso que nuestra fanática del meritoriaje no tiene estudios universitarios; de hecho, completó los dos últimos cursos del instituto a distancia mientras su carrera musical ya volaba a 40.000 pies de altura. Fue una de las primeras muestras de una determinación hercúlea y de su fe en que el carácter es el destino.

LECCIONES DE LITERATURA

Su estilo tiene algunas fortalezas que repiten los expertos consultados. Primera lección: “Por encima de todo, cuenta buenas historias”, dice Shields. El mejor ejemplo de ello es All Too Well (Ten-Minute Version), destacada durante las entrevistas de este reportaje como el cénit de su maestría, una canción en la que explora los recuerdos como “resistencia frente a la luz de gas”. En ella encuentra Shields dos de los mejores recursos literarios de la autora: “Su sentido del espacio y la comprensión de cómo los objetos pueden convertirse en repositorios de emociones, como la célebre bufanda perdida o la luz de la nevera”.

Taylor Swift
Taylor Swift

Además, continúa el profesor, es muy buena creando personajes fuertes. Champagne Problems, por ejemplo, “tiene una narradora vívida, la joven que, para su propia sorpresa, ha rechazado la propuesta de matrimonio de su novio, y además un hábil retrato de ese novio que estaba demasiado seguro de que ella iba a aceptar”. También puede ser muy divertida, añade Shields, y posee un don para dar giros sorprendentes a frases convencionales, “como “Lo que no me mata me hace desearte más” en Cruel Summer“.

RIQUEZA DE LENGUAJE

Esto último es destacado por la mayoría de los profesores como uno de los puntos fuertes en la literatura de la joven y prolífica cantante, que a sus 34 años ya ha publicado 11 álbumes de estudio (cuatro de ellos grabados de nuevo por su conflicto contractual con su primera discográfica, Big Machine Records). “Se le da muy bien jugar con frases conocidas, modismos y clichés para hacernos reconsiderar cómo utilizamos el lenguaje y ver el mundo con otros ojos”, señala Elly McCausland, profesora en la Universidad de Gante (Bélgica).

El uso inquieto del lenguaje es sin duda uno de los elementos más reconocibles en el estilo de Swift. Así lo alaba Winakur Tontiplaphol. “Lo primero que me impresionó de sus canciones es que son muy meditadas, es muy evidente que piensa mucho a la hora de elegir cada palabra y que es muy creativa en ese aspecto. Le interesa cómo juegan las palabras y crean sistemas de sonido, así como sistemas de significado. Un solo verso de sus canciones puede tener diferentes significados en función de cómo lo quieras contextualizar. Es lo que sucede en Maroon cuando canta “Y me despierto con tu recuerdo sobre mí/ Es un puto legado que dejar”. Además, juega con la asonancia, la repetición de sonidos que aportan una textura más interesante a las frases, y con las rimas internas en los versos”, explica la profesora de la Trinity University sobre la chica que escribió sobre convertir en rebelde a la hija cuidadosa de un hombre descuidado.

“PIENSA COMO UNA ESCRITORA”

“Al contrario que la mayoría de músicos actuales, trabaja como una escritora de literatura y piensa en estructuras, historias y una lírica literarias”, opina Scala, la pionera en llevar a Swift a las aulas universitarias. Ella también resalta el trabajo que pone la megaestrella en los juegos de palabras como uno de sus sellos distintivos: “La narrativa de sus canciones no me interesa, no creo que sirva para nada saber en qué relación está inspirada cada canción, lo que yo intento enseñar a mis alumnos es su uso del lenguaje. En ese nivel es realmente imaginativa: trabaja con metáforas muy fuertes constantemente y con los dobles sentidos, que es algo que he pensado especialmente con su nuevo disco, The Tortured Poets Department, que como sabemos resultó ser un doble disco por sorpresa”.

McCausland destaca la creación de imágenes como otro de los grandes argumentos para considerar sus letras como alta literatura: “Tiene la capacidad de pintar un cuadro con palabras que captan un momento, un sentimiento o una emoción de un modo que una simple descripción no puede”.

Sobre crear imágenes también habla Melina P. Jimenez: “Pensemos en la canción Closure, cuando verbaliza así el dolor de una ruptura y el daño que puede causar el mero nombre de la persona: “Ha pasado mucho tiempo/ Y ver la forma de tu nombre/ Todavía deletrea dolor”. El otro recurso literario favorito de la profesora de la Universidad de Florida es la yuxtaposición. “En Anti-hero escribe: “Miraré directamente al sol, pero nunca al espejo”. Esta yuxtaposición entre algo que puede dañarla literalmente y algo que parece resultarle aún más doloroso hace que sea fácil conectar con sus letras, sobre todo para las chicas que encuentran en el espejo a un enemigo. Es una autorreflexión en muchos sentidos y muestra al oyente que, aunque es una persona rica y famosa, también tiene problemas con su imagen, algo que dice directamente en The Archer: “Entonces odio mi reflejo durante años y años”.

Ya tardaba en salir la palabra autorreflexión. Swift es desde luego una autora muy hábil en el ennoblecido arte de la autoficciónHa transformado sus experiencias y emociones en historias, algo mucho más complejo e interesante que un simple diario de confesiones. Un buen ejemplo es Blank Space, que Nate Sloan, de la USC Thornton School of Music de Los Ángeles, considera su obra cumbre: “Una genialidad en la que se muestra consciente de sí misma y en la que comenta su propia percepción pública con una gran destreza lírica”.

DE EMILY DICKINSON A PATTI SMITH

Su obra puede leerse como una conversación continua consigo misma. Casi cada canción se basa en una anterior, la reelabora o la revisa”, dice Doyle, que está trabajando en un libro sobre la relación de Swift con la literatura inglesa.

El libro que Winakur Tontiplaphol publicará en otoño tiene su enfoque en la intertextualidad y coincide en la misma idea de la profesora británica. “Ella siempre se posiciona como escritora en conversación con otros escritores y dedica muchas partes de sus letras a describir el propio acto de escribir”, explica. “Habla de la experiencia de leer libros y cita a otros escritores en su obra”. De ese modo, Swift presenta sus canciones como parte de una historia más amplia y adapta diferentes estéticas como un camaleón.

Referencias no faltan: por sus canciones han pasado Emily Dickinson, Lewis Carroll, Daphne du Maurier, F. Scott Fitzgerald, Keats, Wordsworth, Shakespeare, Nathaniel Hawthorne, Hemingway, Dickens, las hermanas Brontë, Pablo Neruda, Robert Frost y, en su nuevo disco, Patti Smith y Dylan Thomas, de quien Bob Dylan tomó su alias, por cierto. Emily Dickinson afirmaba en uno de sus poemas más célebres que los hechos son sueños “tan pronto como los hemos superado”, un concepto que parece definir la propia lírica de Swift, donde la realidad siempre parece una ensoñación.

Alyssia Miller imparte un curso de español en la Universidad de Colorado State que tiene una particularidad, seguro que la adivinan: su amiga y vecina Taylor Swift. Según esta doctora en literatura, analizar sus letras en castellano es algo natural por su riqueza y profundidad, por la universalidad de sus temas y por su capacidad para proporcionar un sentido de pertenencia a fans de diferentes culturas. En la programación del curso se incluirán los TikToks y vídeos de sus conciertos en Madrid (“Analizaremos el impacto en la ciudad y por qué tiene tantos seguidores hispanohablantes”) y se verán “similitudes y diferencias del lenguaje de sus letras en relación con canciones populares españolas y latinas”, explica Miller. “Sus letras rebosan complejidad y pueden analizarse de muchas maneras. En mi opinión, ella se cuestiona las verdades que le han contado durante toda su vida y se pregunta en qué cree realmente”.

¿QUÉ DICEN LOS MUSICÓLOGOS?

La intrincada lírica de Taylor Swift no es lo único que se estudia en la universidad; también la jefa del departamento de los poetas torturados puede dar algunas lecciones estrictamente musicales. Así opinan en Berklee, una de las universidades de música moderna más importantes del mundo, donde Scarlet Keys se deshace en elogios por su capacidad creativa. “Si quisiera podría impresionar a la élite intelectual del jazz con sus jerséis negros de cuello alto”, afirma. Keys considera a Taylor Swift “una maestra a la hora de crear melodías pegadizas y ganchos que no te puedes quitar de la cabeza”, algo que logra con el recurso de “usar amplios intervalos entre las notas en lugares inesperados”.

A usted, como oyente, igual le parece que todo esto es palabrería y que Cruel Summer o Shake It Off son simple pop de escucha ligera. Keys asume que la arquitectura musical de sus canciones está supeditada a las letras y que eso explica su aparente sencillez. “Es una maestra narrativa y no compone música que distraiga al oyente de su narración. Unas armonías o unos ritmos más sofisticados desviarían la atención de la letra”, advierte.

Esa discreta astucia se plasma también en melodías poco exigentes para una cantante con una potencia mucho más limitada que otras estrellas del pop como Ariana Grande o Beyoncé, que abarcan casi el doble de rango vocal. Así lo recuerda la doctora en musicología Paula Harper: “Ha transformado esa debilidad en virtud creando canciones más accesibles musicalmente para los fans”. Es decir, que casi cualquiera las puede cantar.

El musicólogo Nate Sloan también subraya la originalidad de sus melodías, que “están perfectamente sincronizadas con cada sílaba para maximizar su coherencia y su potencial para ser recordadas”. Su evolución musical desde el country hasta el pop de masas, pasando por la canción de autor, también asombra a Sloan: “Es impresionante que cada transformación parezca estudiada pero suene auténtica. Es una artista en la cima de su carrera en constante búsqueda de nuevos retos estéticos”.

LA PODEROSA MARCA TAYLOR SWIFT

Lo único que no se ha comentado hasta ahora es lo primero que siempre se cuenta al hablar de Taylor Swift: todos los récords de escuchas en internet y discos vendidos, de entradas agotadas, de premios musicales y de reconocimientos cuyo desglose completo ocuparía todo el texto de este reportaje. Eso explica que también sea objeto de estudio en escuelas de negocios y marketing. En la Universidad de Miami, la vicedecana Alyse Renee Lancaster imparte un curso sobre las estrategias de comunicación y la construcción de marca de Swift.

“Es una cantante y compositora increíblemente talentosa, pero eso no es lo que hace tan fuerte a la marca Taylor Swift”, comenta la doctora Lancaster. El pilar de este imperio de miles de millones de euros es cómo se relaciona con su público. “Si hay algo que otras marcas pueden aprender de su modelo de negocio es cómo comunicarse eficazmente con los seguidores, de forma que se establezca una conexión real y personal entre la marca y ese público. Taylor Swift es una maestra en eso”. ¿Cómo lo consigue? Con una muy meditada estrategia de redes sociales que la profesora considera ejemplar. “En cada una de sus publicaciones deja clarísimo lo inteligente y compasiva que es, y lo mucho que de verdad se preocupa por sus fans y los aprecia. Cuanto más analizo sus interacciones más me impresionan su talento y su brillantez”, sentencia.

“Swift ha impulsado una gran variedad de formas de engagement entre sus seguidores que no han dejado de reportarle dividendos”, dice Harper, “para empezar llenando su producción musical de enigmas significativos que hay que descifrar”. El concepto de los guiños internos como huevos de pascua ha crecido hasta convertirse en toda una “criptografía” en la que los fans llevan a cabo “un trabajo detectivesco de descodificación” de cada cada canción e incluso de cada post en Instagram. “Ser un Swiftie en redes sociales significa conexión, un lugar donde compartir entusiasmo e interpretaciones, e incluso tener acceso directo a la propia Swift, algo que eleva el estatus del fan en cuestión. Actualmente es una de las formaciones de fandom más poderosas del mundo: capaz de abrumar a Ticketmaster, tomar grandes ciudades de todo el mundo e incluso bailar hasta provocar terremotos”.

Algo importante en lo que coinciden los 11 profesores consultados: todas estas virtudes, hallazgos y logros son el resultado de eso que el maratoniano Eliud Kipchoge decía en una reciente entrevista con EL MUNDO: saber y definir un objetivo te lleva a la disciplina, y la disciplina te salva cuando podrías fallar. Dicho en cristiano, que Taylor Swift trabaja como una condenada: es muy consciente de su talento, domina el medio y tiene absoluto control de su posición.

CRÍTICAS TAMBIÉN HAY

“La gente suele hablar de lo aburrida y empollona que parece. Es lo contrario de alguien bohemio: una buena chica de Pennsylvania que se instaló en Nashville y que lee un montón”, dice Scala. Y esa imagen de chica buena y complaciente, pese a sus enfrentamientos con Spotify, Apple, TikTok, la discográfica que la explotó en sus inicios o el mismísimo presidente de EEUU (durante el mandato de Trump), la penaliza. “Siempre me llama la atención cuando veo en las redes críticas contra ella”, comenta Winakur Tontiplaphol. “Que no tiene talento, que su música es una tontería, que es humo, que es insustancial… Un factor muy importante sobre su reputación como autora y sobre la apreciación de sus canciones es que en nuestra cultura una chica siempre es subestimada e incluso ridiculizada“. Sloan recuerda un detalle importante sobre los prejuicios: cuando Swift era parte de la industria de la música country apenas recibía críticas, pese a que era una autora mucho más limitada.

Oh, ¿han oído esa campana? La clase ha terminado. Si usted ha llegado hasta aquí sin quedarse dormido, quizá está pensando, abrumado, que nuestra rubia protagonista lo hace todo asquerosamente bien. Le consolará saber que todavía no existe ningún grado ni posgrado sobre taylorswiftismo, aunque ya haya muchas clases analizando su clase, que es mucha.

Fuente: https://www.elmundo.es/la-lectura/2024/05/24/664cb276fdddffa1a58b456e.html

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