El historiador Peter Heather publica ‘Cristiandad. El triunfo de una religión’, donde ofrece una imagen inédita y radical del credo de los seguidores de Jesús de Nazaret

DANIEL ARJONA / PAPEL

Pegasio debió ser un tipo singular. Sólo tenemos una noticia suya, un cameo, en una carta del emperador pagano Juliano que entre 361 y 363 intentó revertir, sin éxito, la cristianización del Imperio romano. Según parece, Pegasio, obispo de Ilios (la antigua Troya) pidió en esos años un puesto en la nueva orden sacerdotal pagana. El emperador garantizaba en su carta que el aspirante era apropiado pues resultaba que lo había conocido en persona hacía unos años durante un viaje. Le sorprendió entonces que aquel obispo cristiano no solo no había destruido los templos a HéctorAtenea Aquiles, como le habían contado, sino que observaba con veneración las llamas votivas que aún ardían en ellos.

El tal Pegasio es uno de los personajes favoritos del historiador británico Peter Heather (1960) por cómo ilustra la lenta, tortuosa -y en muchas ocasiones al borde del desastre- expansión del cristianismo entre los siglos IV y XII, desde la icónica conversión de Constantino a las Cruzadas. Un proceso marcado, sobre todo al principio, no por una firme convicción religiosa sino por el oportunismo de unas élites terratenientes a las que les convenía compartir la fe de los emperadores, pero que no estaban dispuestas a abandonar del todo sus previas convicciones paganas.

Heather, autor de libros fundamentales sobre la caída del Imperio romano de Occidente y el empuje de los bárbaros que cambiaron radicalmente la historiografía al respecto, se ocupa ahora también de brindar una imagen completamente inédita y radical del éxito de la fe de los seguidores de Jesús de Nazaret en Cristiandad. El triunfo de una religión (Crítica).

Fueron necesarios nada menos que cuatrocientos años para que se afianzara la Santísima Trinidad, un milenio para que inventar el Purgatorio y aún más para que las iglesias cubrieran Europa y el Papado alcanzara su auténtico poder. El cristianismo es una criatura mutante en constante reinvención.

«Una de las razones por la que escribí este libro», explica el historiador por videoconferencia, «fue para mostrar que la historia de la cristiandad es una historia contingente, algo que podría perfectamente no haber ocurrido. Cuando al principio del siglo XX, unos historiadores empiezan a estudiar todo esto, dan por hecho que el cristianismo fue inevitable. Pero no es así. Hay varias razones que lo demuestran. En sus primeros 600 años, el corazón del cristianismo fue Siria, Palestina, Egipto, el norte de África y Turquía. Y todas esas zonas se convierten después al islam sin sobresaltos. El hecho de que Europa se identifique con la Cristiandad es accidental, una consecuencia inesperada».

¿Cómo pasó a convertirse una minúscula secta en la mayor fe universal que ha conocido el mundo? La conversión de Constantino en 324 que acaba con la persecución de los cristianos siempre se ha visto como el pistoletazo de salida para un tsunami de conversiones. Por cierto, Heather aporta una versión alternativa y muy sugerente de este hecho legendario: el emperador siempre habría sido un cristiano oculto que sólo se habría atrevido de salir del armario tras los éxitos militares que le dieron el control de los Imperios de Occidente con sede en Roma y de Oriente, con Constantinopla como capital. Según la tesis clásica, el cristianismo se habría expandido desde ese momento como la pólvora en un proceso rápido e imparable que el autor de Cristiandad niega.

Coloso de Constantino, el emperador romano que adoptó el cristianismo como religión del imperio.
Coloso de Constantino, el emperador romano que adoptó el cristianismo como religión del imperio.

Heather identifica diferentes estadios. En el periodo tardorromano, durante los siglos IV y V, sólo se convierte la élite terrateniente urbana. Toda una paradoja para una religión que, en sus orígenes, afirmaba que antes un camello pasaría por el ojo de una aguja que un rico entraría en el reino de Dios. Y es que no tenemos ninguna evidencia de que en los primeros siglos el cristianismo conquistara el campo, a esos campesinos que constituían el 90% de la población.

«Es ya en el siglo VI, después de la caída del Imperio, cuando los arzobispos empiezan a pensar cómo expandir el cristianismo a las zonas rurales. Hasta ese momento, ha sido una fuerza menor. Y tenemos que esperar a los siglos X-XII para hallar una intensificación masiva del cristianismo rural. Entonces es cuando se construyen todas las iglesias, incluso en Italia. Sólo entonces vemos una iglesia en cada pueblo. ¿Fue aquel dilatadísimo proceso voluntario u obligado? Una mezcla de ambas cosas.

PREGUNTA: ¿Los paganos tuvieron alguna posibilidad de ganar?

RESPUESTA: Si, el paganismo tuvo una oportunidad de vencer al cristianismo. Por dos motivos. Lo primero, porque el cristianismo era aún una religión muy pequeña en ese momento. Por tanto, no habría lugar para una gran resistencia si a Juliano le hubieran seguido unos sucesores paganos como él. Lo segundo es lo que ocurre después de la conquista islámica en las costas del Mediterráneo. Entre cincuenta y cien años ya vemos una conversión a gran escala una vez más de terratenientes de la elite, en este caso del cristianismo al islam. Por muchas razones, oportunismo, poder, fe… La descristianización del Mediterráneo en los siglos VII, VIII y IX es un fenómeno curiosamente similar a la anterior cristianización pagana. Así que sí, no hay ningún motivo para pensar que el paganismo no podía haber podido tener éxito, aunque sería un paganismo transformado.

P: ¿La unidad de Europa y la Cristiandad es fruto paradójico de la expansión del Islam?

R: ¡Sí! De manera muy clara. El único motivo por el que el cristianismo se convierte en un fenómeno europeo es porque el Islam conquista sus viejas tierras. Hasta el 650 la gran mayoría de toda la actividad creativa del cristianismo transcurre en el norte de África, Egipto, Palestina, Siria. Todo eso desaparece bajo la conquista islámica y el cristianismo se queda con este pequeño enclave latino. Pero hay una segunda etapa en la que la Cristiandad se expande hacia el norte y el este de Europa. Todo eso ocurre en la era carolingia y tiene que ver con el poder de Carlomagno y sus sucesores que hacen que el cristianismo vuelva a ser atractivo.

P: ¿Quién destruyó los templos paganos? ¿Hordas de cristianos u ordenes imperiales?

R: El cambio crucial fue que los emperadores dejaron de defender los templos paganos y ya no te podías amparar en la legislación oficial para mantener los templos abiertos. Hay zonas en las que los templos permanecen vacíos hasta el siglo VI y luego son recristianizados.

Año 376. El Imperio romano recibe una enorme multitud de refugiados germánicos que huyen de los hunos se presenta en la frontera y pide asilo. Dos años después derrotan y dan muerte el emperador y destruyen dos tercios de su ejército en Adrianópolis. Un siglo más tarde deponen a Rómulo Augusto, el último emperador, y establecen una serie de reinos bárbaros. El Imperio ha terminado.

“Antes se creía que el cristianismo era inevitable pero en Europa fue accidental, una consecuencia inesperada”

¿Aceleró o frenó la caída de Roma la expansión del cristianismo? Según Heather, los grupos que se hacen con el Imperio de Occidente son muy diferentes a los islámicos que algo después reducirán al Imperio de Oriente a su mínima expresión y que acabarán tomando Constantinopla, en 1453. Los segundos tenían una auténtica ideología religiosa alternativa que oponer al cristianismo. Los primeros, no. Como mucho, defienden una versión arriana del propio cristianismo que acabarán abandonando para adoptar la fe de Nicea.

«El Estado romano se justificaba a sí mismo diciendo que Dios lo apoyaba, lo que está genial siempre y cuando vayas ganando. Pero en el momento en que empiezas a perder, te haces preguntas: ¿por qué Dios ha dejado de ayudarte? Es un gran desafío ideológico. Los grupos de bárbaros que van a Occidente siguen siendo cristianos, así que pueden defender que su éxito es un éxito del cristianismo».

En los siglos XI y XII brotan iglesias por todas partes y el Papado exhibe al fin todo su poder. Y entonces llegan las Cruzadas. Y, con ellas, empieza también una historia de Terror. La persecución y la fuerza, defiende el historiador, son cruciales para la expansión del cristianismo en la Edad Media.

Hasta cierto punto, el cristianismo se extiende más en la región báltica que en Oriente próximo, donde fracasan las cruzadas. Luego veremos el auge de la Inquisición, aunque solo en zonas pequeñas, y tipos más informales de constricción y fuerza contra la población a partir del siglo XII.

«El cristianismo pasa entonces de ser una pequeña secta de creyentes a una religión masiva y eso le obliga a cambiar de manera dramática en sus estructuras de creencia, en sus prácticas, en lo que exige de sus fieles. El tipo de intensidad religiosa que se puede exigir cuando un movimiento es muy pequeño no se puede exigir cuando es muy grande. Esos cristianos ya no son como los de antes».

PREGUNTA: Cuando hoy algunos partidos defienden una Europa cristiana, ¿a qué cristianos se refieren exactamente?

RESPUESTA: Los partidos de derecha no están dispuestos a admitir cuanta fuerza se necesitó para crear la Europa medieval cristiana. Antes de la Reforma vemos exactamente el mismo modelo de religión cristiana operando en todas partes de Europa, desde Islandia hasta los Balcanes. Todo el mundo posee el mismo Credo, comparte las mismas prácticas y lee los mismos libros. Eso es un resultado muy extraño, si nos fijamos en los patrones religiosos en la historia del mundo. Se necesita mucha fuerza para lograr un resultado tan monolítico. Desde 1900 aproximadamente, ya no se obliga a la gente a ser cristiana. ¿Y entonces qué vemos? Que van dejando de ir a la Iglesia y poco a poco abandonando su fe. Yo soy culturalmente cristiano pero no soy creyente ni pienso ni por asomo que la iglesia debiera dirigir mi comportamiento. Y como yo, la mayor pata de los europeos actuales. Por supuesto, el arte y la música cristianos son maravillosos, nos gusta ir a la iglesia de vez en cuando y algunos de los mensajes cristianos son conmovedores.

P: ¿Pero son también mejores?. Se lo pregunto porque algunos colegas suyos como Niall Ferguson o Tom Holland, que no creen pero quieren creer, defienden que la sociedad cristiana es una sociedad mejor.

R: Los humanos en todas partes son el mismo tipo de mezcla evolutiva de lo bueno y lo malo. Somos los mayores depredadores del planeta y la naturaleza humana sigue siendo la misma después de miles de años. La idea de que hay mejores personas y mejores sociedades en unos lugares y peores personas y peores sociedades en otros lugares me parece una idea por completo equivocada. Si las cosas salen bien se pueden crear estructuras institucionales que generan mejores resultados que otros, que ensalzan más nuestro lado cooperativo que el destructivo. Pero ningún ser humano es mejor que otro. Seguro que algunas ideas cristianas han tenido un buen efecto pero cierta historiografía actual es demasiado autocomplaciente con el sentimiento europeo cristiano. Pero si quieres buscar cosas maravillosas en el budismo, el judaísmo o el islam, las encontrarás. Repito, hizo falta mucha fuerza desagradable para que el cristianismo triunfara. Si solo vas a a hablar de lo bueno, no lo explicarás bien.

Fuente: https://www.elmundo.es/papel/historias/2024/04/19/66229476e9cf4a3b308b4577.html

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