Desde el lunes, las parejas del mismo sexo creyentes podrán ser bendecidas. El último gesto del Papa Francisco ha provocado «alegría y consuelo», aunque también cierta resignación para una comunidad que vive una contradicción permanente

Ana y Juani, en la ceremonia de su bendición CEDIDA

BEATRIZ L. ECHAZARRETA / HELENA CORTÉS / ABC

Ya no serán a horas intempestivas, a escondidas del obispo, en bajito y con pocos invitados. Las bendiciones a parejas homosexuales, que hasta ahora se producían de forma clandestina, están permitidas desde el pasado lunes. El Papa Francisco lo aprobó oficialmente y tras las acciones colectivas de los sacerdotes alemanes, que ya bendecían abiertamente las uniones entre personas del mismo sexo. Eso sí, en el documento se insiste en que esta celebración no debe confundirse con el sacramento del matrimonio.

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Es precisamente esa ‘aclaración’ la que ha provocado en ellos sentimientos encontrados: «Por un lado, sentimos alegría y la tranquilidad de que los católicos no tenemos que ocultarnos. Sin embargo, creemos que el documento del Vaticano no es suficiente pues no se establece un rito para unir a personas homosexuales creyentes y no se dice que se vaya a revisar el sacramento«, resume Óscar Escolano, coordinador del grupo de Fe y Espiritualidad de la Federación Estatal LGTBI+. Para casi todos, más que un paso, es un gesto: »La medida supone un avance para los derechos de los homosexuales en todo el mundo«, apunta Raúl Peña, de Crismhom, la Comunidad Cristiana LGTBI+H de Madrid. Peña recuerda que hay países, por ejemplo en África, donde se sigue persiguiendo a las parejas de la comunidad gay y otros, como Perú, donde todavía no pueden casarse. «Ahora, los que estábamos en la frontera somos dignos, por fin estamos dentro del templo, somos miembros de pleno derecho».

No obstante, en los últimos días los obispos de países como Nigeria y de Madagascar se han pronunciado en contra de ‘Fiducia Suplicans’, nombre que recibe el documento vaticano que, en cambio, ha sido aplaudido por líderes mundiales como Joe Biden.

Para muchos miembros de esta comunidad, continúa Peña, «la Iglesia ha sido el consuelo. El lugar donde te van a perdonar siempre«. En cuanto al futuro, Jordi Valls, portavoz de ACGIL (Associació Cristiana de lesbianes, gais, transexuals i bisexuals) espera que »esta renovación también llegue al Catecismo y por fin sea redactado según la visión actual de las ciencias médicas, psicológicas y antropológicas«. Nadie ignora, en cualquier caso, que la Iglesia avanza con pasos pequeños pero firmes.

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Las fotos de Ana y Juani tras su bendición
Las fotos de Ana y Juani tras su bendición CEDIDA

JUANI Y ANA

Una bendición pionera

«Al menos ahora pueden ser oficiales»

Juani y Ana empezaron a salir en 2018, se casaron legalmente en 2020 y en 2022 hicieron una celebración para bendecir su unión. «Fue una ceremonia muy diversa, muy bonita, no nos costó nada organizarla porque acudimos a pedir esa bendición a sacerdotes que eran pro movimiento LGTB dentro de la institución. Eso sí, no grabamos la celebración para preservar su identidad», sostiene Ana. «Nosotras somos creyentes las dos y para nosotras el sacramento del matrimonio es muy importante y tener esta bendición también lo era. No pudimos hacerla en una parroquia, que era nuestro deseo. Al menos ahora el Papa nos ha dado la gran alegría de que pueda ser oficial». Aunque son conscientes de que la nueva medida especifica que la bendición no debe confundirse con el matrimonio, ellas usan ese término como una reivindicación, «porque formamos una familia y nuestras peticiones van hacia el matrimonio católico como cualquier otro creyente».

Nunca han tenido un conflicto con su fe porque «Dios es amor», proclaman, aunque sí han discrepado con la Iglesia como institución. «No dejamos de asistir a la Eucaristía, pero no podemos manifestar nuestra homosexualidad porque se nos puede negar la comunión, ni puedo decir que estoy al lado de mi mujer», lamenta Ana. «Yo nunca me creí todos los dogmas de la institución, si Dios me ha hecho así, ¿por qué me iba a rechazar la Iglesia?», puntualiza su esposa Juani.

Ambas, que prefieren no figurar también con su apellido para «protegerse» de ciertos comentarios que están escuchando, se van a animar a pedir la bendición «oficial» a su relación. «Si ahora contamos con este derecho, lo tenemos que ejercer. Si el Papa quiere normalizar nuestra situación nosotras encantadas con la invitación y con poderlo visibilizar».

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Marcos, con su hijo
Marcos, con su hijo TWO DADS SPAIN

MARCOS JORNET

Padres de familia

«Te bendigo…pero poquito»

Marcos Jornet es gay, católico y padre de dos niños bautizados. «Mi marido y yo –aunque él no es creyente– estamos reconocidos como padres. Mi profesor de Religión, al que conozco desde siempre, es el que bautizó a los niños. Me hacía ilusión que fuera él porque es alguien muy importante para mí», confiesa con orgullo.

La homosexualidad y el catolicismo, dice, siempre lleva a posturas incoherentes: «Hay párrocos que van a seguir sin querer confesarnos, pero ya había algunos sacerdotes que nos bendecían», asegura. Es vivir en una dualidad permanente.

¿La noticia del Papa? Le ha dejado «frío»: «Parece un avance pero es algo descafeinado. Creo, sinceramente, que es un documento que no contenta a nadie. Bienvenido sea cualquier gesto en una institución con dos mil años de historia, pero en este documento se pone especial énfasis en lo que no son estas uniones…así que uno opta por resignarse. Te bendigo…pero poquito. Yo lo que esperaría es que los homosexuales pudiéramos casarnos por la Iglesia dentro de unos años. Eso haría que no me sintiera defraudado. Bien es cierto que el Papa actual es progresista y ya es bastante que lo haya puesto por primera vez, por escrito.

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Jesús J. Rivas, en una campaña de Cáritas
Jesús J. Rivas, en una campaña de Cáritas CEDIDA

JESÚS J. RIVAS

Del seminario a Cáritas

«Creo en la Iglesia aunque a veces me cueste»

Cuando Jesús J. Rivas dijo a su familia, ajena a la tradición católica, que se iba al seminario, se quedaron boquiabiertos. «Estuve cinco años, después pasé por una orden religiosa… pero descubrí que no quería solo predicar la palabra de Dios, sino estudiar trabajo social y ponerla en práctica», afirma este empleado de Cáritas. Él siempre se ha sentido seguro en su entorno y se enorgullece de participar con normalidad en todas las actividades de su parroquia, en Alcázar de San Juan. Incluso es costalero. Solo hubo un momento de distanciamiento, confiesa, cuando rompió su relación con una chica de la comunidad al darse cuenta de que le atraían los hombres.

Más allá de la nueva doctrina del ‘Fiducia supplicans’, afirma Rivas, él siempre se ha sentido bendecido. «Creo en la Iglesia aunque a veces me cueste, por eso estoy dentro de ella. No deja de ser un grupo de hombres y mujeres que toman decisiones que en ocasiones no comparto porque siento que se distancian de la palabra de Dios. Como en cualquier ambiente, hay que guardar unas formas sin faltar a lo que eres», sostiene este joven, que, aunque ahora no tiene pareja, siempre se la ha presentado a su párroco. Esta decisión del Papa, dice Rivas, «da tranquilidad» a gente que vive su fe en comunidades menos abiertas.

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Gema y Ana, durante su rito religioso
Gema y Ana, durante su rito religioso CEDIDA

GEMA SEGOVIANO Y ANA CABEZA

Unidas gracias a la Iglesia

«Siempre me he sentido entre dos bandos»

Gema Segoviano se crió en un colegio católico, ha sido catequista y conoció a Ana, su mujer, en un grupo religioso. En 2005, cuando la ley se lo permitió, se casaron en Segovia, siendo la primera pareja de mujeres de la ciudad en dar el paso. Luego vino el rito religioso, al que no acudió ninguna de sus familias. Todavía es algo que resulta doloroso para esta pareja de enamoradas que se llevan 17 años de distancia. «Hay sacerdotes que muestran una mayor apertura, pero siempre se termina imponiendo lo discreto, se quedan más tranquilos si no haces ruido. En la Iglesia con este tema se da lo que yo llamo ‘el síndrome del pero’. Seguimos teniendo una doble vara de medir», afirma.

Como católica y lesbiana, Segoviano dice haber tenido la sensación vital de «estar entre dos bandos»: «He tenido que hacer un esfuerzo por distinguir entre las normas de una institución y la palabra que está en el Evangelio. Mi comunidad me ha ayudado, porque la fe en solitario es muy dura». Con valentía, Segoviano se atreve a pedir que «la Iglesia tiene que entender que la importancia de una unión entre dos personas no es de cintura para abajo, sino espiritual».

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Rafa Ríos
Rafa Ríos CEDIDA

RAFA RÍOS

Valores heredados

«No me oculto: soy gay, de derechas y católico»

A Rafa Ríos (Las Palmas de Gran Canaria, 1975), ser educado en una familia católica tradicional le ha servido para ser «un buen amigo, un buen trabajador y tener valores positivos ante la vida». Otro asunto, asume, son las decisiones que tomen los líderes de la Iglesia. En este caso, cree que ‘Fiducia supplicans’, que permite bendecir a las parejas homosexuales es «un paso de gigante para la sociedad», algo que sentía que tenía que pasar tarde o temprano. «Así, el mundo verá que no somos ciudadanos de segunda, somos iguales que el resto y estamos dentro de la Iglesia. Yo soy gay porque Dios lo ha querido», admite Ríos, que confiesa que nunca se ha escondido, ni con su familia ni en casa. «Soy gay, católico, de derechas y empresario», afirma con orgullo el fundador de Ríos&Toth.

A mucha gente, afirma, le ha costado salir del armario, pero «entre los jóvenes la sexualidad se vive de otra manera y estas cuestiones ya ni se las plantean». Él está a favor de que la unión entre dos personas se llame matrimonio y no unión civil, con los mismos derechos y obligaciones. «Con esta decisión, los líderes eclesiásticos muestran que están alineados con la realidad de la calle».

Fuente: https://www.abc.es/sociedad/catolicos-homosexuales-fin-dentro-templo-20231224192813-nt.html

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