Rafael Guzmán publica ‘Tu cuerpo, tu hogar’ (Espasa), un libro sobre longevidad donde recomienda el estilo de vida que hay que seguir si se quiere llegar a viejo en las mejores condiciones
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Vivimos acelerados, comemos lo que pillamos de camino entre casa y un asunto de trabajo y dormimos las horas que nos dejan libre nuestros asuntos personales, los cuales debemos atender porque si nuestra vida solo la dedicáramos al trabajo… Pero nada de esto está bien y mucho menos nos acerca a la longevidad.
Y hay un largo etcétera de cosas que hacemos mal… El ambiente en el que vivimos, los pensamientos, los alimentos que ingerimos, el contacto con la naturaleza, el tiempo que pasamos sentados y bajo techo, las horas de sueño nocturno, el agua y la frecuencia con que la bebemos, la exposición a la luz solar, los cosméticos, la crema de protección del sol que usas, las veces que comes al día, el déficit de algunas vitaminas, las relaciones sociales, el uso de la tecnología etc., influyen y determinan nuestra salud hoy y mañana mucho más de lo que jamás podríamos imaginar. Afortunadamente, las patologías adquiridas a lo largo de los años por malos hábitos son reversibles y tienen cierta plasticidad. Todo lo que hagamos y pensemos produce un cambio en la expresión de los genes.
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‘Tu cuerpo, tu hogar’ (Espasa) es un libro disruptivo que te enseña a estudiar y modificar los parámetros de la gran ecuación que supone la salud y el envejecimiento. No heredamos las enfermedades, heredamos las costumbres. Si no lo quieres hacer por ti, hazlo por tus hijos o nietos. Lo que hagas y pienses genera marcas epigenéticas heredables. Enfermar no es en absoluto una cuestión de mala suerte. Todos podemos ser longevos. Vivir más y mejor ya solo dependerá de ti.
¿Vivir más y más años es un objetivo de la sociedad?
Sí. Hay una tendencia actual impresionante. La terapia ‘antiaging’ se esta implantando mucho y para la sociedad con un estatus muy elevado es su primer objetivo. Invierten mucho en ello.
Pero el objetivo es llegar bien, ¿no? No llegar a 103, por ejemplo, y que sea malamente…
Totalmente. Digamos que quieren llegar jóvenes a viejos…
Hablas en tu libro sobre la era de los «ologos ». ¿Se está perdiendo el concepto de médico de cabecera?
El cuerpo es un organismo integro y no lo podemos tratar de manera parcelada. Si me duele un hombro, normalmente la causa primaria no es el hombro, puede ser por un problema en el hígado que hace que ande de otro modo, por ejemplo. La medicina actual ha desvirtuado esa visión de la medicina de antes que nos daba la idea de la causa primaria. Es uno de los grandes errores y no hay esa vuelta a la integridad para estudiar y comprender el cuerpo humano. Cuando está desgranado lo ideal es volverlo a unir para tener esa visión integrativa.
¿Qué hábitos son necesarios y determinan que vivamos más años?
El primero, sin duda, las siete u ocho horas nocturnas que hay que dormir porque cuanto más durmamos, mas longevos seremos. De día destruimos huesos, neuronas… si no hay descanso, se paga con esperanza de vida. Ahora la esperanza de vida está en 82 años cuando puede estar en 120 años. De hecho, los últimos estudios sobre genética se atreven a decir que un ser humano puede alcanzar los 130 años, pero nos maltratamos mucho en el sentido de no respetar las leyes de nuestro organismo.
¿Cuáles más debemos llevar a cabo si queremos vivir muchos años?
Puedo comenzar a enumerar y no acabar nunca… Entre otros muchos, hay que implementar hacer ejercicio; mantener la exposición al sol, que aunque siempre dicen que nos daña, en su justa medida es muy necesario diariamente porque el sol regula el eje endocrino; hay que huir de los pensamientos rumiantes; alejarse de una alimentación que carezca de nutrientes; dejar de lado el uso indiscriminado de medicamentos; olvidarse del tabaco y el alcohol…
Volviendo a la importancia del sueño, ¿qué factores son los que pueden hacer que durmamos mal?
Hay infinitos… y principalmente los dispositivos electrónicos, que nos vamos a dormir justo después de llevar horas viendo la televisión o atendiendo al teléfono. Además, no respetamos el biorritmo cuando habría que acostarme lo más temprano posible. Eso se para con la esperanza de vida.
No nos olvidemos de que lo que hagamos de día repercute de noche y viceversa. Hay que tener una buena higiene del sueño y evitar sustancias y bebidas como el café porque el cuerpo tarda en eliminarlo 11 horas, por lo que si me tomo uno a las siete de la tarde a las tres de la madrugada tengo la cafeína en todo el cuerpo. También es importante entrar en sueño profundo y tener en cuenta la temperatura de la habitación: una habitación acalorada no favorece el sueño mientras que una fresca (aconsejo incluso abrir un poco la ventana antes de irse a dormir) genera melatonina.
Igualmente tengamos en cuenta que para dormir bien hay que haber gastado energía durante el día para generar la presión del sueño. Nuestro cerebro piensa que hay que dormir para recuperarla. No hacer comidas en horas no turnas. Jugar al pádel a las 20:00 de la noche. Hay que apagar el wifi porque perturba, sacar el móvil del dormitorio… Nuestro cerebro dice ‘no te voy a fabricar melatonina si hay luz azul que es igual que la del sol», por tanto, no asocia a que es de noche.
¿A qué hora aconseja cenar?
Procuremos no ir a dormir justo después de cenar, porque no se va a descansar como es debido. No hay que hacer comidas en horas no diurnas. Hay gente que cena a las 11 de la noche, y nuestros antepasados a esa hora ya dormían para salir a cazar con la luz del sol.
¿Qué piensa de los suplementos para dormir?
Estoy a favor de los medicamentos cuando son necesarios e imprescindibles. Yo critico el mal uso de los medicamentos y el confort de algunos ciudadanos por dormir bien y es comodidad a base de salud. Recomiendo una higiene del sueño y seguir los consejos mencionados anteriormente. si no funcionan, hay que acudir al medico.
En su libro aconseja hacer actividad cuando se están varios minutos en la misma posición. Es otro de los secretos de la longevidad, ¿no?
Somos seres fotoperiódicos y cuando se va el sol se pone en funcionamiento la maquinaria para dormir. El deporte nos da testosterona, adrenalina… y estos son los encargados de indicar al cerebro que estamos corriendo, por ejemplo y, por tanto, empezamos a retrasar la producción de melatonina. La actividad deportiva debe quedar relegada a las horas del día, nunca de la noche.
¿Cree que falta mas educación nutricional?
Absolutamente. Hace falta primeramente educación para manejar el estrés porque nos está matando y hay que enseñar en los colegios y empresas a manejar del estrés porque si no la sanidad será insostenible. Y, por supuesto, aprendamos en qué consiste la pirámide nutricional, que actualmente está manipulada por la industria. Las piruletas o galletas no pueden estar en esa pirámide. Procuremos comprar productos cuya etiqueta no sea un capítulo de El Quijote, pero es que tan importante es lo que comemos como el estar todo el día comiendo. Antes se hacían tres comidas al día y ahora hay gente que come durante todo el día. Nuestros antepasados han pasado mucha hambre, por lo que estamos pensados para la pérdida de calorías.
¿Practicas meditación?
Sí. Llevo entre seis y ocho años. Aunque es indiferente cuando lo hagas, procuro hacerlo por la mañana en ayunas y si no se puede antes de dormir. Otra opción es practicar meditación activa caminando o en bicicleta, por ejemplo, y es muy interesante integrarlo en el día a día. Cuando no estamos en modo de atención plena el cerebro divaga en área neuronal por defecto y cuando más tiempo permanezcamos ahí, en preocupaciones que no existen o problemas del pasado, mas posibilidades de alzheimer, despistes, falta de fluidez verbal… tiempo que permanecemos ahí. En meditación obligamos a la mente a estar ahí. La meditación modifica la anatomía del cerebro y consigue cambiar el tamaño de las amígdalas y el hipocampo, y en cinco semanas ha hecho el mismo efecto que algunos medicamentos.
Pero cuesta iniciarse…
Cuesta iniciarse porque la cabeza busca lo fácil porque mantenerla quiera es como una niña a la que quieres mantener quiere. La mente del mono. Hay que controlarla. El mejor signo que nos dice que hay contratarla es tener una cabeza ida.
«El confort nos hace enfermar cómodamente» dice en su libro…
Los genes del ser humano se han fraguado en contextos de adversidad. Hemos pasado hambre, calor, frío, infecciones… el ser humano busca energía y el cerebro nos gratifica con dopamina y ocurre que cuando llego a casa estoy tan cansado que preferimos tirarnos en el sofá y ahorrar energía para el día siguiente, y al ponernos una serie nuestro cerebro se relaja y siente que no hacer nada es un plan placentero. Yo, en cambio, soy adicto a todo aquello que promueva vida. Hemos muerto por escasez de energía porque el contexto de vida ha cambiado. Tenemos un superhábit de energía y nuestra fisiología sigue en esas costumbres y ahorro energético.
¿Cree que va a vivir muchos años?
Espero que sí y porque intento cumplir todo lo que digo. Vivo en el campo, como bien, hago meditación, respeto el sueño, hago ejercicio… También es verdad que la circunstancias de la vida nos ponen factores estresantes. Siento que he llegado tarde porque no lo practico desde pequeño y habría seguido los consejos que doy con una programación. Espero que mis nietos vivan más que yo y dejarles una buena genética.
Sobre Rafael Guzmán
Rafael Guzmán García es licenciado en Kinesiología y Fisiatría por la Universidad de San Martín, (Buenos Aires), diplomado en Fisioterapia por la Universidad de Cádiz, máster en Psiconeuroinmunología Clínica por la Universidad Pontificia de Salamanca, máster en Nutrición y Salud por la Universitat Oberta de Cataluña, máster en Terapia Manual Osteopática por la Universidad Pontificia de Salamanca, doctorando en la cátedra de Psiconeuroinmunología Clínica en la Universidad de Granada, profesor de la Escuela Internacional de Osteopatía de Madrid, profesor del Instituto Científico Internacional PNI Europe en el máster de Psiconeuroinmunología Clínica de la Universidad Pontificia de Salamanca, profesor colaborador del máster Nutrición y Metabolismo de la Universidad de Córdoba y director de la clínica METÓDICA dedicada a la medicina de estilo de vida.
Tras más de veinticinco años de experiencia clínica y veintitrés de docencia, sabe que no existe mejor medicina preventiva y resolutiva que la modificación de hábitos nocivos.