Un estudio concluye que la figura más reconocida y famosa de la historia del arte, obra de Leonardo Da Vinci, no se trata de la dama florentina conocida como la Gioconda
CONCHA GARCÍA / LA RAZÓN
El único misterio que rodea a la Mona Lisa no es el de su rostro, con expresión que cabalga entre la media sonrisa y la seriedad, sino que también es una incógnita su identidad. Esta obra de Leonardo Da Vinci es, quizá, la más famosa y reconocible a nivel mundial, así como ha sido sometida a estudio durante los últimos 500 años por parte de cientos de expertos, quienes han tratado de revelar sus secretos más recónditos. Principalmente, el del nombre y apellidos de la retratada, respecto a lo cual la mayoría de estudiosos coinciden en que se trata de Lisa Gherardini, una noble florentina perteneciente a la familia Gherardini y también conocida como La Gioconda. No obstante, no es una teoría totalmente refutada, pues aún hay quienes siguen rechazando a esta mujer como la modelo, surgiendo aún hoy nuevas teorías: ha sido el caso de la historiadora del Arte de la Universidad de Turín Carla Glori, quien ha ido más allá y ha sostenido que la mujer no es la Gioconda, sino una dama de la región de Piacenza.
La experta sostiene que el fondo difuminado de la icónica obra, que se expone en el Museo del Louvre de París, pertenece a un paisaje real: el de la localidad de Bobbio, en la provincia italiana citada con capital homónima. Asegura que el viaducto que Da Vinci pintó en el paisaje a la izquierda de la modelo se trata del Puente del Jorobado de dicha localidad, así como identifica el castillo de Malaspina dal Verme. De esta manera, de estar Glori en lo cierto, la protagonista de la Mona Lisa no sería esta mujer florentina, sino una dama de la región. En especial, apunta que se trataría de Bianca Giovanna Sforza, esposa de Galeazzo Sanseverino, marqués de Bobbio.
Estas conclusiones las publica la historiadora en el portal “ResearchGate”, plataforma científica colaborativa y en la que Glori explica que Da Vinci estuvo en Piacenza en la época en la que creó su simbólica obra de arte. La experta señala, además, la similitud entre los paisajes de esta localidad con el retrato de Da Vinci, “ya que todo el valle se caracteriza por la presencia de cárcavas, montañas erosionadas por profundos surcos creados por una prolongada acción erosiva de las aguas meteorológicas sobre las rocas arcillosas”. Y añade que Bobbio presenta formaciones rocosas “que en general recuerdan a los paisajes de Leonardo”. Y va más allá, pues Glori cree que la perspectiva que tomaría Da Vinci fue la que se aprecia desde lo alto de la fachada nororiental del castillo de Malasspina dal Verme.
Esta teoría, además, ha sido reforzada por un estudio paleontológico: Andrea Baucon, de la Universidad de Génova, y Gerolamo lo Russo, del Museo de Historia Natural de Piacenza, han publicado un estudio que demuestra la presencia de Da Vinci en esta zona de Italia. “Las investigaciones realizadas en icnofósiles (rastros de huellas de antiguos seres vivos) han demostrado que las mismas formas en piedra fueron estudiadas y reproducidas por Leonardo en el Codice de Leicester”, ha declarado Gori a la agencia “Ansa”.
Fuente: https://www.larazon.es/cultura/arte/20220517/sv2cklb5sjaozmbpbihksf7drm.html