El presidente de México elogia a Claudia Sheinbaum, habla de su paquete de reformas constitucionales y ataca a la oposición en una conversación con Canal Red, un pequeño medio español dirigido por el expolítico Pablo Iglesias
GEORGINA ZEREGA / EL PAÍS
Desde que es presidente, Andrés Manuel López Obrador casi no da entrevistas. El mandatario de México habla todos los días unas dos o tres horas en su conferencia matutina y desde allí responde a las preguntas de los reporteros. Pero casi no ha aceptado desde el inicio del sexenio un cara a cara con la prensa. Las veces se cuentan con los dedos de una mano. La última se ha publicado este martes. López Obrador concedió una entrevista a la periodista rusa Inna Afinogenova para el Canal de televisión español Red, que dirige Pablo Iglesias, exvicepresidente del Gobierno y fundador del partido de izquierdas Podemos. En dos horas y 15 minutos de conversación, esquivaron desde lejos los asuntos espinosos. De lo que sí habla el mandatario es de la candidata presidencial Claudia Sheinbaum, a quien baña en elogios, de su paquete de reformas constitucionales y del rol de la oposición y el Poder Judicial, a quienes critica duramente como acostumbra.
López Obrador se mostró relajado y sonriente la mayoría del tiempo. El anuncio de la entrevista lo hizo la semana pasada al promocionarlo en sus redes sociales. Apenas algún otro encuentro privado tuvo con la prensa en estos años. Esta vez casi no tocaron temas incómodos, y cuando se acercaron a ellos, no lo hicieron en profundidad. La acusación que se le hizo días atrás en los medios de comunicación sobre el financiamiento a su campaña por parte del Cartel de Sinaloa no fue tanto una pregunta sino un momento para descargar y atacar a la prensa. Entre los pendientes que le quedan, sí reconoció que el caso Ayotzinapa se había convertido en uno de ellos. “Esa sería una asignatura pendiente que me dolería no resolver”, ha señalado. No mencionó palabra sobre las acusaciones que se le hicieron al Gobierno federal de intentar dividir a los padres de los 43 estudiantes, ni las críticas que aún recibe el Ejército por no entregar la totalidad de la información en la investigación.
El presidente mexicano sí repasó múltiples temas, como la limpieza a la que sometió a la silla presidencial, de la que se decía que estaba embrujada, o las conversaciones que mantuvo con Donald Trump, con quien acordó no hablar acerca del muro en la frontera entre México y Estados Unidos para evitar rispideces. En temas de política internacional, el mandatario criticó a las Naciones Unidas, por su ineficacia para frenar las guerras y lograr resolver los enfrentamientos a través del diálogo, pero no profundizó sobre su postura frente a esos conflictos bélicos. López Obrador se ha mantenido sin pronunciarse en estos temas para sortear conflictos con otros países. Lo que sí reclamó nuevamente fue el bloqueo económico a Cuba.
La charla, que por momentos extensos recorrió pasajes de la historia mexicana, tocó la presentación de las reformas constitucionales en tiempos electorales como forma de presionar a la oposición —”la política es tiempo”— y la necesidad de que los países tengan un recambio generacional. En esa línea, defendió a Claudia Sheinbaum como su heredera —”está más preparada que yo”— y señaló que el error que habían tenido algunas revoluciones en América Latina había sido la falta de cambio de liderazgo. No quiso, sin embargo, dar nombres. Ya al finalizar, la conductora le preguntó cuál era el logro de estos cinco años y medio que más orgulloso le pone. “El haber reducido la pobreza”, ha respondido.
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