Los Periodistas

Lesly, la heroína que salvó a sus hermanos de la selva colombiana | El Mundo

De la etnia huitoto, su vida dio un vuelco cuando su padre tuvo que abandonar su tierra amenazado por la guerrilla

JUAN BARRETO AFP

SALUD HERNÁNDEZ-MORA / San José del Guaviare /EL MUNDO

Lesly, de 13 años, estaba estudiando primero de bachillerato en el resguardo indígena de Los Monos, en plena selva del departamento del Caquetá. Los Ronoque vivían en un diminuto caserío, Puerto Sábalo, de sólo 20 familias, a orillas del caudaloso Caquetá. De la etnia huitoto, su vida dio un vuelco cuando su padre, un líder en su comunidad, tuvo que abandonar su tierra amenazado por las nuevas FARC-EP.

No pudo llevárselos a todos con él enseguida, dado el elevado precio de los billetes de avión, 700.000 cada uno (155 euros). Araracuara, la diminuta población de la región selvática donde residían, perteneciente al vasto municipio de Solano, cuenta con un aeropuerto de pista corta. Sólo viajan avionetas de cinco o siete pasajeros, como la que se estrelló, y aviones de carga. Los vuelos tienen como único destino San José del Guaviare, capital del adyacente departamento del Guaviare, la ciudad a donde se dirigía el aparato que se estrelló.

Cuando Manuel Ronoque, de los huitoto, se unió a Magdalena Mucutuy, de la etnia muiname, ella era madre de dos hijas: Lesly y Soleiny. La pareja tuvo dos niños más, Tien Noriel, el único varón, y la pequeña Cristin Neriman, que cumplió el año mientras estaban perdidos. Para Manuel, a los cuatro los considera suyos, sin distinción alguna. Me lo dijo cuando le encontré el jueves en el campamento que armaron, junto al aparato siniestrado, la decena de indígenas llegados de su tierra para ayudar a buscar a sus hijos.

Una tía de la niña, Damarys Mucutuy, relató que a los dos mayores les gustaba un juego de supervivencia que pudo ayudar a salvarle la vida. «Cuando jugábamos, armábamos como ranchitos y yo pienso que ella hacía eso», explicó a Caracol Noticias. «Ella conocía qué frutos no puede comer porque en la selva existen muchas frutas venenosas. Y ella sabía cómo cuidar a un bebé».

Manuel Ranoque, el padre de los niños perdidos.
Manuel Ranoque, el padre de los niños perdidos.JUAN BARRETOAFP

Aunque Manuel Ronoque no tenía que ver con la coca ni la minería ilegal de oro, son las dos principales fuentes de ingreso de la inspección de Araracuara, que promueven la guerrilla. Según fuentes oficiales consultadas por este diario, algunos indígenas viven de cargar hasta 80 kilos de coca a sus espaldas. Hay rutas de un día y otras hasta de 15. En función de la distancia, cobran 15.000, 20.000 o 30.000 pesos por kilo de droga que transporten.

Más en El MundoLas citas de Macarena Olona con un músico feminista y republicano que le hace caminar con el pie izquierdoMilagro en la selva colombiana: hallan con vida a los cuatro niños perdidos hace 40 días en la Amazonía

Los niños atendidos por el Ejército colombiano.PRENSA PRESIDENCIA AFP

Para desgracia de los vecinos, no solo hay cultivos de coca sino que están inmersos en una ruta de narcotráfico hacia Brasil. El río Caquetá se vuelve el Puré en suelo brasileño, una magnífica autopista para los narcos tanto por su navegabilidad como por la dificultad de controlarlo. Son comunes, por tanto, los homicidios, el éxodo de amenazados, como el de Manuel, y el reclutamiento de menores de edad por las FARC-EP, con las que el Gobierno está iniciando negociaciones de paz. La gente tiene que someterse a las reglas de la guerrilla, incluida la ley del silencio.

A partir de ahora deberán emprender una nueva vida, en el Guaviare, donde también las FARC son fuertes, o en otro lugar de Colombia donde se sientan tranquilos.

Fuente: https://www.elmundo.es/internacional/2023/06/10/6484714ffc6c836d608b459c.html

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio