Por Fernando Manzanilla Prieto
Ya estamos en el último mes del año, diciembre, el cual es sinónimo de fiestas, posadas, regalos, alegría y, para algunas personas con empleos fijos, el mes del aguinaldo, una prestación que hace felices a los bolsillos de los trabajadores cada fin de año.
El aguinaldo es una prestación establecida en la Ley Federal del Trabajo, sin embargo, esto no fue así hasta 1970, ya que antes se trataba únicamente de un regalo voluntario que otorgaban los patrones a los trabajadores con motivo de las fiestas de fin de año.
Desde que se incluyó en la Ley, el aguinaldo es una obligación de los patrones y un derecho de todas las personas que prestan su servicio de manera subordinada. Los patrones tienen como fecha límite el 20 de diciembre para pagar el aguinaldo. A pesar de que no todos los mexicanos tienen un trabajo fijo y reciben el pago de esta prestación, es cierto que la economía se mueve gracias a quienes si lo reciben.
Esta temporada decembrina está amenazada como el año pasado por el Covid 19, ahora con la nueva variante ómicron, la cual ha desencadenado una crisis económica, ya que en nuestro país, millones de familias viven al día por estar en un esquema de economía informal.
Mientras los trabajadores informales tuvieron que exponerse a contagios porque debían salir a trabajar, aquellos profesionistas que mantuvieron su trabajo en tiempos de pandemia, reflejaron una disminución de sus gastos producto del confinamiento, ambas circunstancias afectaron la economía de nuestro país.
Aunado a la pandemia, en México no existe una cultura de ahorro que permita solventar una posible crisis personal; por lo general, las personas jóvenes no ahorran porque no tienen ingresos, y cuando empiezan a trabajar tampoco lo hacen, la mayor parte de la población vive al día y no le es posible pensar en un esquema de ahorro o inversión.
De igual manera tampoco existe en todas las escuelas la materia de educación financiera, la cual sería de gran ayuda para que desde temprana edad, los jóvenes planearan su futuro, ya que les permitirá tomar mejores decisiones y aprenderían la buena forma de administrar o destinar sus ingresos.
Todos los días tomamos decisiones y es mejor que sea de manera responsable y consciente, principalmente cuando se trata de decisiones relacionadas con nuestros ingresos económicos, porque contribuyen a mejorar nuestra calidad de vida.
A continuación les comparto algunas recomendaciones para que quienes cuenten con aguinaldo o un dinero extra en estas fechas, lo hagan rendir.
Un gasto responsable y planeado nos ayuda a no derrochar todo lo que tenemos, por más ofertas y descuentos que nos bombardeen, no caigamos en la tentación de despilfarrar todo lo que tenemos y gastar más de lo debido.
Otra regla de oro, es no abusar de la tarjeta de crédito, debemos tener en mente que el dinero de éstas tarde o temprano lo tendremos que pagar, así que si no contamos con lo suficiente y comprar a crédito compromete nuestros ingresos futuros, es mejor no hacerlo.
Como decía al inicio, diciembre es una temporada donde imperan la convivencia y generosidad, pero no por ello debemos hacer regalos a todos nuestros conocidos. Si vamos a dar obsequios, hay que procurar que sean de acuerdo a nuestros ingresos y posibilidades, o bien recordar un slogan de los años ochenta que decía “regale afecto, no lo compre”.
Algo que será de gran utilidad, será realizar un presupuesto, ya que nos servirá de guía para que al momento de hacer compras, en éste debemos incluir necesidades básicas. Este presupuesto deberíamos elaborarlo todo el año para monitorear nuestros gastos fijos e ingresos.
Además, un presupuesto nos ayuda a planear los gastos para las fiestas de Navidad y Fin de Año, y así evitamos las compras de pánico, ya que si hacemos compras planeadas con anticipación, es probable que lo encontremos a mejor precio.
Una característica de estas fechas, cuando termina el año, es cerrar ciclos y dejar atrás lo malo que nos pudo suceder para comenzar de cero, este pensamiento deberíamos aplicarlo a nuestras deudas, si tenemos pagos pendientes, destinar parte del aguinaldo para liquidarlos es una gran recomendación.
Y finalmente, pensar a futuro, nunca es tarde para empezar con el hábito del ahorro. Uno de los propósitos para el siguiente año puede ser precisamente éste, planificar de manera responsable nuestros ingresos para iniciar una cultura del ahorro.