Los datos recopilados por la UNESCO sobre la participación de mujeres en ciencia y tecnología confirman que a nivel mundial las mujeres investigadoras son minoría
María Eugenia Carrasco / La Costilla Rota
Los datos recopilados por la UNESCO sobre la participación de mujeres en ciencia y tecnología confirman que a nivel mundial las mujeres investigadoras son minoría (UNESCO, 2020). Al enfocarnos en el campo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), observamos que solo el 27% de estudiantes en carreras de este ámbito son mujeres, mientras que el 73% son hombres. Esta subrepresentación de mujeres también se refleja en el área de seguridad. Al combinar estos tres factores, nos encontramos con un cóctel perfecto para la exclusión.
Esta intersección que involucra a mujeres y diversidades que trabajan en departamentos de TIC en organismos de seguridad, desempeñan funciones de seguridad digital en el sector público o privado (en un sentido amplio que incluye, aunque no se limita, a la ciberseguridad) o investigan temas de tecnología aplicada a la seguridad, a menudo se pasa por alto. Sin embargo, los conceptos útiles para analizar la situación de este colectivo no son otros que los que la perspectiva de género nos ofrece. Entre ellos, el de sesgos y estereotipos de género, techo de cristal y paredes de cristal (Alcain et al., 2021: pp. 24-29).
Los sesgos y estereotipos de género son prejuicios arraigados en la sociedad, así como expectativas relacionadas con los roles tradicionalmente asociados a cada género. Por ejemplo, la conexión que existe entre los roles técnicos y los hombres, lo cual tiende a favorecer su contratación o promoción.
Por su parte, el término techo de cristal describe las barreras, algunas invisibles, que dificultan el ascenso profesional de las mujeres en sus carreras. Estas barreras no solo afectan el acceso a cargos jerárquicos, sino que también limitan la participación de las mujeres en ciertos sectores, aislándolas de los espacios de decisión.
El concepto de paredes de cristal, por último, resalta estos obstáculos que dificultan o impiden la igualdad de oportunidades en el ámbito laboral.
La exclusión no se restringe únicamente a los entornos formales, sino que también se manifiesta en los círculos o redes informales, lo que contribuye a perpetuar los conocidos “clubes de hombres”. Eventos sociales que deliberadamente excluyen a las mujeres, respaldados por las características de las actividades (como eventos deportivos), reuniones o salidas informales en horarios que coinciden con responsabilidades de trabajo de cuidado no remunerado (que, generalmente, recaen sobre mujeres), son solo algunos ejemplos de esta camaradería masculina en su peor expresión.
Las barreras son invisibles pero tangibles: nos excluyen de los espacios reales de toma de decisiones, se apropian de nuestros logros y restringen el avance de nuestras carreras. No es una acción aislada, es sistémico.
Encuesta sobre tecnología, género y seguridad
En marzo de este año, como parte de las iniciativas del Programa de Tecnología y Equidad de Género de AMASSURU, realizamos una encuesta dirigida a más de 600 expertas en seguridad, defensa e inteligencia de Latinoamérica y el Caribe que forman parte de nuestra red. El propósito fue profundizar en la comprensión del predominio masculino en estas áreas. A continuación, presentamos algunos de los datos obtenidos, los cuales serán analizados en un próximo boletín de AMASSURU:
- Un 57% de las encuestadas considera que algunas mujeres pueden no optar por trabajar en equipos de TI en los ámbitos de seguridad o defensa, o en ocupaciones relacionadas con TIC, debido a cuestiones de género. Las tres principales razones identificadas están vinculadas a sesgos y estereotipos de género: los procesos de reclutamiento favorecen a los hombres, existe un dominio masculino en el área y hay falta de acceso a una oferta educativa pertinente.
- Cerca del 90% de las encuestadas considera que los equipos de TIC en los ámbitos de seguridad y defensa están compuestos mayoritariamente por hombres, y que son más hombres que mujeres los dedicados a estos temas. Respecto al porcentaje de mujeres en los equipos de TI en sus lugares de trabajo, un 17,5% informó que no se desempeñan mujeres en esas áreas y un 48,4% que el porcentaje es inferior al 25%.
- En lo que hace a brecha salarial de género, un 46% considera que existe una diferencia a favor de los hombres, ya sea de manera significativa (24,6%) o en cierta medida (21,4%), mientras que un 41% reporta no tener conocimiento sobre este tema.
- Resulta alarmante el alto porcentaje de expertas que han experimentado o presenciado sesgos de género o discriminación en áreas de seguridad, defensa o TI. Más del 75% respondió afirmativamente, indicando que estas situaciones ocurren todo el tiempo (12,7%), con frecuencia (46%) o algunas pocas veces (17,5%). Entre las experiencias compartidas se destacan la exclusión en convocatorias, la falta de acceso a espacios de toma de decisiones, y el trato despectivo o infantilizante por parte de hombres.
Queda claro que todavía queda mucho por hacer en lo que respecta a la equidad de género en estos campos. El desafío consiste en garantizar que los espacios no sean excluyentes. Para lograrlo, es crucial no solo profundizar en el análisis de nuestra realidad, sino también investigar las causas subyacentes, con el fin de proponer soluciones o vías para avanzar hacia una sociedad más justa.
Referencias bibliográficas:
- Alcain, J., Edelsztein V., Elffman, J. y Hadad, C., 2021: Científicas de acá: historias que cambian la historia. Buenos Aires: Julieta Irene Elffman.
- UNESCO, 2020: Women in Science, Fact Sheet No. 60, disponible en: https://uis.unesco.org/sites/default/files/documents/fs60-women-in-science-2020-en.pdf.
Foto de THEPALMER desde Getty Images Signature. Composición LCR
La opinión de la autora no compromete la posición institucional de Amassuru
Fuente: La Costilla Rota