¿Para qué sirven los sondeos durante los procesos electorales? ¿las encuestas pueden ser un instrumento de persuasión y/o manipulación?
ALFREDO PAREDES / FORBES
La época de elecciones siempre se llena de sondeos, encuestas, investigaciones y estudios de opinión que lo mismo pueden servir para reflejar las tendencias, estado de ánimo y percepciones de los electores como para tratar de incidir en su decisión de voto.
Para algunos sectores de la población, las encuestas funcionan como un referente, una segunda opinión, una validación y un instrumento de influencia que en tiempos predominantemente digitales resulta muy determinante.
Seamos precisos, para algunXs ciudadanXs resulta muy complicado participar, decidir y elegir; las encuestas les facilitan el camino, los ilustran y les generan una sensación de certeza al sentirse parte de la “mayoría”.
Para los gobiernos, partidos políticos y candidatXs resulta muy tentador manipular los sondeos en su favor a fin de captar esos segmentos, influir en los medios de comunicación y armar consensos artificiales.
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Los escrutinios electorales no son forzosamente falsificaciones, sino que se recurre a diversos formatos para validarlas y generar su efecto mediático incluso dentro de los márgenes de las legislaciones aplicables. Por ejemplo:
- Selección de la muestra. El big data aporta información que nos ayuda a orientar las estrategias de comunicación, los programas y la agenda temática, geográfica y demográfica; es decir, enfocar el trabajo en los segmentos más importantes y rentables; las zonas prioritarias para visitar, el tipo de materiales y los medios más influyentes para conectarnos con los votantes.
Para responder una encuesta se seleccionan poblaciones analizadas previamente que siempre han sido leales a determinado partido, beneficiarios de programas sociales, empleados de gobierno y ahora, mediante el uso de algoritmos, que permiten determinar los grupos, regiones o zonas más afines, obviamente el resultado final siempre tendrá un sesgo favorable.
El efecto anterior puede realizarse a la inversa; en palabras simples, si tu levantas una encuesta a la salida de las filas de vacunación, la entrega de despensas o “apoyos” tendrás la tendencia contraria a aquella que se presentaría a la salida de los cementerios, las filas de desempleados o quienes hicieron “cola” durante días para rellenar un tanque de oxígeno.
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- Preguntas a modo. A la hora de realizar una encuesta, la redacción de una pregunta, la secuencia y hasta el método de levantamiento pretenden incidir en las respuestas obtenidas.
Los cuestionarios de los escrutinios conectan a la población con noticias, montajes, personajes, frases, discursos y programas de gobierno. De manera simple, manifestar un rechazo contra la corrupción, el maltrato a las mujeres o estar en contra de un personaje o de ciertos grupos se suma en favor de quien promueve la encuesta.
Hasta la selección de palabras cuenta en un escrutinio, el enfoque, la respuesta emocional y el ánimo puede ser transmitido con argumentos de aliento, apoyo, pasividad, sumisión o recordándole a la gente lo que el gobierno “hace por ellXs” y la “deuda” que esto significa.
Llegando al detalle de los resultados de una encuesta; el apoyo a un presidente, un partido o un actor no es tal, sino que se “interpreto” de esa manera cuando la gente se manifestó en contra de un problema social o cuando se le cuestiono sobre la mala imagen de otros personajes públicos.
- Encabezados y publicación en los medios. La opinión pública es voluble, cambiante, sujeta a factores subjetivos. Noticias, eventos, filtraciones, errores de los candidatos o los partidos, pueden modificar dramáticamente las tendencias.
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Poca gente lee una nota completa de la encuesta e incluso los gráficos le parecen complicados a la mayoría. Aprovechando eso, los estudios de opinión se publican con titulares que los califican como un “desplome” o un “crecimiento impresionante”, pero si la revisas a detalle, muchas veces esos “cambios” quedan dentro del margen de error estadístico o reflejan apenas unas décimas de punto porcentual.
Los efectos deseados son desalentar a los adversarios, son un mensaje para ellXs de que sus esfuerzos no han logrado mermar la percepción positiva del gobierno, aunque los números reales son muy distintos.
A toda costa se trata de sostener un apoyo artificial que resulta inexplicable, aun en la pobreza, ignorancia y la desinformación, el voto de castigo es el único mecanismo de voto efectivo.
- Sondeos digitales. Todos estos factores pueden multiplicarse exponencialmente con los instrumentos digitales y al auge de las redes sociales. Los actores políticos pueden responder sus propias encuestas utilizando sus granjas de bots o comunidades subordinadas.
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Muchos medios cayeron presa de la debacle de sus finanzas, se callaron y se sometieron, publican encuestas ni siquiera con seriedad ni metodología siendo parte del “acarreo de opinión”. Nada más fácil que levantar un sitio fantasma, una encuestadora “patito” y seguidores digitales para recrear el espejo mágico del hada maligna.
El miedo más grande para los políticos es verse hundido en la falta de resultados, aplastado por la capacidad crítica ciudadana y la opinión pública desfavorable.
Esos temores son una voz interna que los persigue y les quita el sueño, aunque no tienen ética, saben que el destino los alcanzará. Los sondeos falsos y a modo no sirven de nada; este fantasma llega irremediablemente a las urnas, donde se materializa y los hace ver su suerte.
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Fuente: https://www.forbes.com.mx/red-forbes-encuestas-y-propaganda-electoral/