Publica Sorprende a tu mente, un compendio de pautas para modelar nuestra mente y esquivar miedo, la ansiedad o el insomnio.
LAURA GALDEANO / LIBERTAD DIGITAL
El cerebro nos dirige, pero nosotros podemos dirigir a nuestro cerebro para esquivar el miedo, la ansiedad o el tan de actualidad síndrome del impostor. Este es, a grandes rasgos, el planteamiento de Ana Ibáñez, ingeniera especialista en neurociencia y autora de Sorprende a tu mente (Planeta), un compendio de recursos para conocer el funcionamiento de este órgano y potenciar su salud y rendimiento.
«Podemos dejar que nuestro cerebro haga las cosas según ha ido automatizando, pero nos puede llevar a lugares que no nos vienen bien. Con el cuerpo pasa igual, si lo dejamos por libre y sin una buena alimentación, puede que tenga un aspecto que no queremos. Lo bueno es que, hoy en día, gracias a la neurociencia, sabemos que podemos afectar a su funcionamiento y formar parte de nuestra propia programación cerebral«, explica la autora a Libertad Digital.
Ibáñez se ha propuesto dar a conocer, de una manera sencilla, los mecanismos del cerebro para sortear obstáculos como el insomnio, la falta de concentración o el descontrol de nuestras emociones. «El cerebro tiene la inercia de hacer cosas de forma automática. Hoy sabemos que podemos afectar y mejorar nuestro funcionamiento cerebral con pautas concretas que rompan esos automatismos«, sostiene. La propuesta de Ibáñez pasa por «engañar o sorprenderlo» para que haga algo mejor. «Tenemos que juguetear con él», asegura. Sería algo así como lo que hacen ciertas personas capaces de manipular a otros, pero aplicado a nosotros mismos y con un fin positivo: «Ser consciente del que puedes dirigir tu cerebro te da mucho poder y te permite protegerte».
En ese proceso, según explica, hay dos emociones básicas que tienen un impacto en nuestros pensamientos y niveles energéticos: el amor y el miedo. «El amor transforma cualquier tipo de energía en energía vital positiva. No importa que recibas energía negativa, pesada, tóxica, amenazante, del exterior. Si tu corazón genera un campo electromagnético a tu alrededor que vibra en las frecuencias del amor, tú y tus átomos vibraréis en esas frecuencias de amor, y serás tú quien impacte en tu entorno y no tu entorno en ti», escribe.
Sentido común
El miedo provoca estrés y ansiedad: «cuando notas que has entrado en un círculo vicioso, un secuestro cerebral, tu sistema funciona desde un automatismo de alarma. El cerebro activa sus áreas de defensa frente a las amenazas y desactiva las áreas cerebrales relacionadas con la motivación y con poder afrontar retos». Esto, por ende, nos bloquea. «El valor de este libro es que te explica la problemática, pero te da soluciones que te cambian el cerebro. Entreno a muchas personas, es mi día a día profesional. Cosas simples pueden ayudar mucho», defiende. Entre sus páginas, veremos soluciones sencillas como escuchar una canción o enfocarnos en positivo.
«Explico por qué ocurre algo a nivel cerebral y cómo saber qué hacer. Es muy de sentido común. En cada capítulo hay un ejercicio que te lleva a activar tu cerebro para reducir miedo, bajar ansiedad, provocar más concentración o lo que quieras conseguir».
La novedad siempre es fuente de inquietud cerebral, miedo a lo desconocido. «Cuando escribí este libro estaba pensando en mis hijas adolescentes. Esa etapa es un momento de muchos cambios en el que el cerebro está decidiendo qué cosas deja atrás, se llama poda neuronal. Es un periodo de mucha incertidumbre y dudas, en el que te exigen tomar decisiones como si fueran vitales. Creo que el libro es perfecto para adolescentes».
Estrés positivo
La neurociencia diferencia dos tipos de estrés: el negativo, distrés, y el positivo, eustrés. «El estrés bueno es esa situación incómoda que te saca de hacer algo a lo que estás acostumbrado. A nuestro cerebro le encanta la costumbre, pero el eustrés te desarrolla, te estira para lograr alcanzar algo nuevo. Es una situación incómoda, claro, pero positiva. Se convierte en algo negativo si no tiene dos variantes: tener muy claro cuál es el beneficio de ese estrés y que tenga un tiempo limitado. Los deportistas lo conocen muy bien, pero a nosotros, en la vida diaria, también nos pasa».
Ana Ibáñez aplica su propia experiencia en el ámbito deportivo puesto que fue nadadora de alta competición: «Descubrí que lo que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso en el deporte, al igual que en la mayoría de los ámbitos de la vida, es la fortaleza mental. Yo en ese momento carecía de mecanismos, no se entrenaba. Por suerte, hoy se hace más, pero falta mucho».
Atención y síndrome del impostor
Por otro lado, la especialista en neurociencia encuentra en el TDA o TDAH un sinfín de posibilidades, nada que ver con «esa connotación negativa» que acarrea: «No estoy de acuerdo con el término déficit de atención porque el problema es el contrario, perciben muchas cosas y tienen mucha atención, lo que les cuesta es hacer una selección para concentrarse en una parte. Tienen una atención extraordinaria. Denota un tipo de inteligencia muy sensorial. La dificultad está en concentrarse a no ser que se les enseñe».
También aborda el Síndrome del impostor, esa sensación de ser peor de lo que los demás creen. «Hemos aprendido que hacer las cosas bien es sinónimo de esfuerzo y de aprobación exterior y esto hace que, cuando notas que no te ha constado demasiado esfuerzo, aunque te lo valoren, tú creas que no lo haces bien. Está conectado con tus talentos y tus dones innatos, te sale natural, tú mismo no le ves el valor y parece que estás engañando».
Ana Ibáñez. Sorprende a tu mente. Editorial Planeta. Nº de páginas: 304. PVP: 19,90
Fuente: https://www.libertaddigital.com/cultura/libros/2023-06-08/ana-ibanez-especialista-en-neurociencia-tenemos-que-juguetear-con-nuestro-cerebro-7022963/