Pedro Haces, socio de Simón Casas en Las Ventas, aboga por «adaptarse a la modernidad» para frenar la abolición, algo que el sector del toro, que pide corridas íntegras, no vería con buenos ojos
Albert Serra: «¿Por qué los toros? ¿Por qué no prohíben las guerras?»
Milton Merlo / Corresponsal México / ABC
Este martes el Gobierno mexicano impulsó una reforma constitucional para reforzar los derechos de los animales. Un giro legislativo que exacerba las posiciones políticas contra la fiesta brava, ya que en el partido gobernante militan varios cuadros de perfil antitaurino. Sin embargo, el oficialismo tiene un espectro muy amplio, al punto que entre los votantes de la reforma aparece el empresario taurino Pedro Haces, conocido como ‘Don Bull’ y cuya familia es propietaria de dos ganaderías ubicadas en el centro del país.
Haces maneja diversos sindicatos y en Madrid es socio de Simón Casas en la plaza de Las Ventas, el primer mexicano en ostentar esa posición. Pero ahora, ante la reforma en favor de los animales, lanza una propuesta: no prohibir las corridas, pero reducir la cantidad de sangre que aparecen en las mismas.
«Si se tiene que bajar la sangre, hay que bajar la sangre (…) Que la gente sepa que hoy la mayoría quiere que no haya sangre en las corridas de toros y estamos trabajando para que se modernicen; lo que voy a defender en todo momento es que no haya una prohibición», expresó Haces.
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El diputado ostenta la subcoordinación de la bancada oficialista, pero es rechazado por los sectores más radicales del partido por su pasado de años en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el instituto político que gobernó México durante buna parte del siglo XX.
Haces señaló la importancia de mantener viva una industria que, al menos en la Ciudad de México, genera 30 mil empleos directos e indirectos. «Vamos a buscar alguna forma en leyes secundarias, que es lo que yo estoy proponiendo para que nos modernicemos. No puedo yo luchar contra una mayoría y me tengo que adaptar a la modernidad del mundo, pero no prohibir», expresó.
Los festejos «sin sangre» no preservan la vida del toro, simplemente este no es muerto en el ruedo. El toro acaba muriendo apuntillado en los corrales o en la oscuridad del matadero.
Los legisladores tienen 180 días para diseñar la ley secundaria que aclare cómo se desarrollarán los ‘espectáculos sin sangre’. En los últimos años diversos jueces han suspendido la fiesta brava en la Ciudad de México, Guadalajara y otras ciudades mexicanas.
De hecho, este fin de semana se decidió el regreso de la actividad en el coso de Guadalajara ya que el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa resolvió por unanimidad revocar la suspensión definitiva que pesaba sobre el ruedo tapatío.
A finales de la temporada 2023, se impidió la celebración de festejos taurinos en el municipio de Guadalajara, de cara a la despedida del rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, y la corrida de triunfadores, en noviembre y diciembre del año anterior.