El vino ha sido una bebida cargada de significado espiritual y cultural a lo largo de la historia de la humanidad.
Fernando Mérida / ethic
El vino, además de ser una de las bebidas alcohólicas más populares del mundo, ha sido un símbolo cargado de significado espiritual a lo largo de la historia, desempeñando incluso un papel importante en diversas religiones. Su presencia en rituales y ceremonias refleja no solo su importancia cultural, sino también su simbolismo multifacético.
Para la experta Nicola Thornton, desde los anales de la historia este se ha considerado un producto «noble», «como un símbolo de pureza» en una época en la que la mayor parte del agua «era sucia y no podía tener esta connotación». Thornton, que es la responsable del vino El Alma de Gildo, cuenta que «egipcios, romanos, todas las civilizaciones antiguas lo han considerado como algo noble. Sabían la importancia y la complicación que tenía hacer un buen vino». La especialista cree que todo ello se ha visto trasmutado a las religiones y ejemplifica que «era tan noble que en la religión católica se considera la sangre de Cristo. También encontramos muchas referencias en la Biblia, como en las bodas de Caná, cuando convierte el agua en vino».
Pero no solo se puede encontrar esta importancia social en rituales católicos, también tiene un símbolo en el judaísmo. Está presente también en las visiones del paraíso islámico y las festividades dionisíacas. En resumidas cuentas: el vino ha desempeñado un rol en la conexión de lo divino y lo humano.
En la Antigüedad
Las antiguas religiones de Grecia y Roma otorgaron al vino un lugar de honor en sus rituales y mitologías. En la antigua Grecia, Dionisio era el dios del vino, la fertilidad y el teatro. Sus festividades, conocidas como Dionisias, eran celebraciones exuberantes en las que el vino desempeñaba un papel central, simbolizando no solo la alegría y el placer, sino también la conexión con lo divino y la naturaleza cíclica de la vida y la muerte.
De manera similar, en la antigua Roma, el vino estaba asociado con Baco, el equivalente romano de Dionisio. Las Bacanales, festividades en honor a Baco, eran eventos marcados por el consumo de vino y celebraciones desenfrenadas. Estos rituales subrayaban el poder del alcohol para liberar al individuo de las inhibiciones cotidianas y facilitar una conexión más profunda con los dioses.
En el judaísmo
El vino tiene un lugar destacado en la religión judía, donde es considerado una bebida de alegría y celebración. Se utiliza en varias ceremonias importantes, como el Shabat (el día de descanso semanal) y durante las festividades de Pésaj (Pascua judía). El Kidush, una bendición especial recitada sobre una copa de vino, marca el comienzo del Shabat y las festividades. Esta tradición subraya la santidad del día y la importancia de la familia y la comunidad.
En el Pésaj, el vino es un elemento clave durante el Seder, la cena ritual que conmemora la liberación de los israelitas de la esclavitud en Egipto. Durante esta ceremonia, se beben cuatro copas de vino en momentos específicos, cada una simbolizando una de las promesas de redención que Dios hizo a los israelitas.
En el cristianismo
Como comentaba Thornton, el cristianismo le otorga un papel central, especialmente en el contexto de la Eucaristía, o Santa Cena. Durante la última cena, Jesús compartió pan y vino con sus discípulos, instruyéndoles a hacerlo en memoria de Él. En este acto, el vino se convierte simbólicamente en la sangre de Cristo, un símbolo de sacrificio, redención y la nueva alianza entre Dios y la humanidad.
La Eucaristía, que se celebra en las misas católicas y en otros servicios cristianos, es uno de los sacramentos más importantes. A través de la consagración, el pan y el vino se transforman en el cuerpo y la sangre de Cristo, un acto que los creyentes consideran un misterio de fe.
En el islam
Aunque el vino está prohibido en el islam debido a sus efectos embriagadores, su mención en el Corán y otros textos islámicos es notable. En el Corán, el vino aparece en varios capítulos tanto en contextos negativos como positivos. La prohibición del vino en la vida terrenal es clara, ya que el alcohol es visto como una fuente de discordia y pecado.
Sin embargo, en la descripción del paraíso, el vino se presenta de manera diferente. En el paraíso descrito por el islam clásico, se describe que los fieles disfrutarán de ríos de vino, que no causarán embriaguez ni efectos negativos. Esta visión paradisiaca del vino contrasta con su prohibición en la vida terrenal y se interpreta como una recompensa divina, libre de las imperfecciones y peligros asociados al mundo mortal.
En el hinduismo
En el hinduismo, el papel de las bebidas alcohólicas varía considerablemente según las diferentes tradiciones y textos. En algunas prácticas religiosas y festividades, como el festival de Holi, las bebidas alcohólicas pueden estar presentes. El soma, una bebida ritual mencionada en los Vedas, es un ejemplo de una sustancia que tiene connotaciones sagradas.
El vino, o madya, aparece en algunos textos tántricos, donde se utiliza en rituales específicos para alcanzar estados alterados de conciencia y conexión espiritual. Sin embargo, el uso del vino y otras sustancias intoxicantes está generalmente regulado y puede ser objeto de tabúes o restricciones según la interpretación y la escuela de pensamiento.