El experto en lenguaje corporal, interpretación de patrones de comportamiento y análisis de la personalidad aporta una guía para detectar, esquivar y protegerse de las personas tóxicas
Raquel Alcolea / ABC
Te voy a hablar de alguien y en cuanto leas tres o cuatro frases su imagen aparecerá en seguida en tu mente. Es esa persona que habla de sí misma sin cesar, que anuncia a bombo y platillo sus conocimientos, habilidades y experiencias, que se siente con derecho a recibir siempre lo mejor, que se cree más que tú (con más atractivo y con más éxito), que se hace notar por cómo viste o por cómo habla y que se enfada cuando no recibe los suficientes ‘me gusta’ en las redes sociales o se queja si las cosas no salen como quiere. ¿Ya tienes en mente a esa persona? No, no estoy jugando a ser adivino ni a leer mentes.
Y dudo mucho que estemos pensando en la misma persona. Lo que sí es probable es que todos nos hayamos cruzado alguna vez con este tipo de personas. Hablamos de los narcisistas y, según explica Thomas Erikson en su nuevo libro (‘Rodeados de narcisistas’, de Planeta) este tipo de comportamientos no son una ‘rara avis’ en la sociedad actual, sino que ya son la nueva normalidad.
Basándose en situaciones cotidianas y en su modelo de cuatro colores para identificar los diferentes tipos de personalidades que desarrolló en su anterior libro, ‘Rodeados de idiotas’, el experto en patrones de comportamiento, lenguaje corporal y análisis de la personalidad aporta en su nueva obra herramientas efectivas para detectar y enfrentar las conductas tóxicas que caracterizan a los narcisistas.
En su obra asegura que el narcisismo se ha convertido en la «nueva normalidad» de la sociedad que vivimos, ¿por qué?
Hay que entender en qué momento estamos. Y aunque sea algo negativo, lo cierto es que es una tendencia. Es cierto que en lo que respecta al narcisismo clínico se calcula que se da en el 1% o el 2% de la población. Pero cuando hablamos de comportamientos narcisistas, ya se habla del 20% de la población… Y esto es algo que sigue al alza.
Y creo que esto se debe a que, como sociedad, hemos pasado de un comportamiento introvertido a extrovertido. Si lo piensas, hasta en las escuelas se promueve ser extrovertido, hablar de uno mismo, darse valor… Y los padres también están centrando su discurso hacia los niños en mostrarles que son fantásticos, que les quieren mucho y que pueden conseguir lo que ellos quieran. Y eso, que en general es positivo, también puede darse la vuelta si nos pasamos de la raya.
Estamos educando una generación que se creen los mejores o que se creen mejores que nadie. El problema viene cuando se dan cuenta de que todo el mundo, es decir, los demás, también creen que son los mejores y que eso da lugar en realidad a que «todo el mundo es el mejor». Y si a esto sumamos las redes sociales, la ecuación se complica aún más pues eso les permiten exhibirse, promover sus pensamientos y decirle a todo el mundo que son geniales y además pueden recibir reconocimiento y aprobación.
Por tanto el narcisismo ya es algo viral y además es un círculo vicioso: cuanto más llamas la atención, más atención captas. Y eso promueve los comportamientos narcisistas basados en el «mírame, mírame y mírame».
¿Y cuáles pueden de ser las consecuencias?
El problema es que llegaremos a un punto en el que el narcisismo ya no funcionará. De hecho, creo que ya nos estamos acercando (y además rápidamente) a un punto de inflexión. No podemos tener a tanta gente individual e individualista en la misma habitación al mismo tiempo. Comienza a ser un tema crítico.
«Los narcisistas son manipuladores, utilizan y maltratan a otras personas para sus propios fines, hacen que los demás se sientan mal o incluso pueden llegar a provocar depresiones» |
Autor de ‘Rodeados de narcisistas’
Desde hace ya varios años una gran parte de la psicología se ha volcado en promover la autoestima. Pero usted plantea que eso se ha reconvertido en vanidad…
Es cierto que creer en uno mismo y creer que uno es capaz o puede hacer muchas cosas es positivo, es bueno. Y no sólo se ha trabajado desde la psicología, también lo hemos trabajado desde el ámbito del ‘coaching’, pues en mi caso he llegado a ser mentor de gente exitosa. Pero cuando nos referimos al ego no se trata de hablar de ti y solo de ti y sólo de ti, ya que también hay que incluir a los demás en el contexto. Puedes ser una persona con un ego fuerte e incluso con una buena autoestima, pero tienes que ser capaz de ponerte en un contexto en el que siempre estarás rodeado de otras personas. Siempre se necesita la ayuda de otras personas, no podemos hacerlo todo solos.
Tenemos que comunicarnos y colaborar con los otros. Y ahí lo importante es mantener el equilibrio. Por tanto, está muy bien ser uno mismo, aceptarse como uno es, pero el hecho de que creer que uno tiene razón, por ejemplo, no quiere decir que los demás estén equivocados.
Podría decirse incluso que es un problema de la cultura occidental, y en concreto de la de Europa. Lo bueno de esta cultura es que apoyamos al individuo y el comportamiento individualista, de modo que nos parece fantástico que tenga éxito y que sea él mismo. Pero llega un momento en que se pueda convertir en algo ególatra y que, de alguna manera, este tipo de cultura promueva claramente comportamientos narcisistas.
¿Cuáles son las peores consecuencias de tener cerca a un narcisista?
Los narcisistas son manipuladores, utilizan y maltratan a otras personas para sus propios fines, hacen que los demás se sientan mal o incluso pueden llegar a provocar depresiones. Podría decirse que van a haciendo el mal allá donde van porque solo piensan en sí mismos.
¿Qué tipo de personas sufren más por culpa de los narcisistas?
Las personas con baja autoestima y con poca confianza en sí mismas suelen ser víctimas naturales o las víctimas favoritas de este tipo de maltratadores. El narcisista sabe identificar a las personas que se sienten mal, o débiles o inseguros y en seguida les hacen entrar en el juego porque les resultan más fáciles de manipular.