Medios internacionales y redes sociales se hacen eco de los incidentes
«Si quieren criticar el turismo que lo critiquen, pero no hace falta que ataquen a mi restaurante y molesten a los clientes. Ellos no tienen ninguna culpa”, señala un hostelero
TONI MUÑOZ / RAMÓN SUÑÉ / LA VANGUARDIA
Los comerciantes y restauradores de la Barceloneta lamentan que algunos manifestantes de la protesta contra el turismo masivo celebrada el sábado en Barcelona increparan directamente a los turistas generando situaciones de desconcierto y de irritación. Y las autoridades locales, así como operadores del sector turístico, temen que lo sucedido hace tres días sea sólo la primera expresión de un fenómeno, el de la turismofobia, que ya conoció episodios de cierta violencia, sobre todo en los años anteriores al estallido de la pandemia.
La movilización del sábado fue pacífica durante todo el recorrido pero vivió momentos de tensión cuando algunos de los manifestantes rodearon las terrazas de algunos restaurantes en los que había extranjeros comiendo o tomando algo al grito de “Tourist go home” y les dispararon con pistolas de agua.
“Es una vergüenza que nos ataquen. ¿Qué culpa tengo yo? Si ellos quieren criticar el turismo que lo critiquen, pero no hace falta que ataquen a mi restaurante y molesten a los clientes. Ellos no tienen ninguna culpa”, comentaba ayer el propietario de un local del paseo Joan de Borbó mientras enseñaba un vídeo de los hechos grabado desde el interior del establecimiento. En las imágenes se ven turistas comiendo mientras son increpados por una gran cantidad de personas que rodea la terraza . “Hubo familias con hijos que se marcharon del local a pesar de que ya habían pedido la comida. Otros se fueron sin pagar. Se sintieron atacados sin saber por qué”, lamenta el propietario de este negocio.
Comerciantes y restauradores lamentan el desconcierto provocado por algunos manifestantes el sábado
La manifestación partió del final de la Rambla, en las Drassanes, y siguió por el paseo Colom hasta el paseo Joan de Borbó. Igual que sucedió en Canarias, Baleares y en Málaga, las entidades convocantes –en el caso de Barcelona más de un centenar– denunciaron el crecimiento desbocado del turismo que ha conllevado la subida del precio de la vivienda y de los alquileres, la expulsión de muchos ciudadanos a las afueras de la ciudad y la desnaturalización de los barrios con la implantación de comercios destinados únicamente a los visitantes en detrimento del comercio local y autóctono.
Sin embargo, las imágenes de algunos manifestantes increpando a los turistas han dado la vuelta al mundo. La BBC se hizo eco de la protesta y tituló: “Manifestantes contra el turismo masivo disparan agua a los turistas en Barcelona”. Muchos de los afectados fueron británicos que estaban mirando el partido de fútbol entre Inglaterra y Suiza. En un pub de la zona, su propietario también lamenta la acción. “Esto es racismo. Fue lamentable. Nos tiraban cosas. Los clientes no entendían nada y hubo niños que estaban viendo el partido con sus padres y tuvieron que entrar dentro del local de lo asustados que estaban”, recuerda. “¿Debemos entender que la gente que nos tiraba cosas no viaja, no? ”, añade.
Cerca de la misma zona, en un restaurante donde ofrecen paellas y breakfast y deserts también denuncian la actitud de algunos manifestantes con los clientes que cenaban en su terraza. “Nos tiraron la pizarra y a los clientes les tiraron agua. Algunos se lo tomaron con humor pensando que era la fiesta del agua pero hubo otros que se marcharon y nos dijeron que no volverían”, lamenta.
El Gremi d’Hotels niegan que haya un sentimiento generalizado antiturismo y reafirma que esta es una ciudad “anfitriona”
Además del eco en diversos medios de comunicación, sobre todo los británicos, muy proclives a denunciar y a magnificar este tipo de situaciones, las escenas menos reconfortantes de la protesta contra el turismo de masas de Barcelona desencadenaron un debate en las redes sociales en el que muchos expresaron su extrañeza por la reacción de algunos ciudadanos hacia una actividad como el turismo que tiene un fuerte impacto económico.
El Gremi d’Hotels ha señalado que los incidentes del sábado “son inaceptables y merecen la condena por parte de todos los agentes de la ciudad”. Añade que, a pesar de estos brotes antiturísticos, “enmarcados en el contexto de la protesta de un grupo limitado de ciudadanos que visualiza una corriente de opinión particular de ciertos movimientos sociales”, Barcelona es “una destinación anfitriona y descartamos que sea un sentimiento generalizado”. “El reto de todos –concluye el Gremi d’Hotels– ha de ser intentar explicar muy bien todo lo que se está haciendo para gestionar la actividad turística en Barcelona”.