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LA ENTREVISTA CHIMPÚN | Lolita: «Soy una mujer de 65 años muy apetecible, por lo menos yo me apetezco mucho sola» | El Mundo

Ni se hace la simpática ni lo necesita, así que asusta un poco. «No me como a nadie, no me gusta la carne humana… para comérmela, para otras cosas sí», zanja.

La cantante y actriz Lolita.ANTONIO HEREDIA MUNDO

IÑAKO DÍAZ-GUERRA / EL MUNDO

Lolita (Madrid, 1958) impone y se lo digo. «¿Yo?», me responde, fingiendo una sorpresa que no siente. Lleva un rato dando indicaciones tan asertivas que cualquiera podría confundirlas con órdenes tajantes al pequeño séquito que se mueve a su alrededor. Protagoniza Las invisibles, la serie de SkyShowtime en la que interpreta a la camarera de piso de un hotel de lujo similar al que nos acoge, y conduce la sesión de fotos con palabras sueltas. «Maquillaje», «así», «ahora», «espera», «bolso», «ya». Me toca, pero antes: «Primero un cigarro y, tranquilo, que yo no me como a nadie. No me gusta la carne humana… para comérmela, para otras cosas sí».

Andabas preocupada antes con dónde dejar la colilla para no tirarla al suelo.

Sí, la serie me ha dejado poso. Es una reivindicación de esas mujeres que ganan muy poco dinero y tienen que hacer muchas habitaciones al día. Realmente son las invisibles, porque los clientes sí somos visibles, pero ellas no y realmente hacen una labor muy buena. Creo que la gente con esta serie va a coger conciencia de que hay que ser un poquito más ordenado y un poquito más limpio porque luego vienen estas mujeres, que directamente nos quitan la mierda, y nosotros no les echamos cuenta.

Ser invisible es algo que tú no te has podido permitir ni un día de tu vida.

Sí, algún día sí. Y no tan pocos como piensas.

¿Lo has logrado? ¿Cómo?

Porque vosotros no os habéis enterado (risas). He viajado para escapar de eso. Me tuve que ir a Vietnam para que no me conociera nadie. He ido a Roma, a Grecia, a países donde Lolita Flores a lo mejor se puede encontrar un turista español que la conozca, pero poco más. Lo mejor fue Vietnam. Allí sí que no me conoce nadie.

Hay un dato oficial que dice que fuiste la niña más fotografiada de 1958.

Sí, el día que nací me hizo fotos todo el país y ya fui la más retratada del año. Es lógico, era la primera hija de Lola Flores y no había mucha gente más famosa que mi madre en España. No sé, no me extraña.

¿Has podido llevar una vida más convencional de lo que imaginamos?

Yo llevo la vida que quiero llevar. ¿A qué llamas convencional? No trabajo en una oficina, tengo una profesión que me permite viajar y conocer otras ciudades y otros países, bien haciendo teatro o bien pasándome tres meses en Barcelona como cuando hice la serie. Por cierto, me enamoré de Caldes d’Estrac, donde rodamos. Me pareció un pueblo maravilloso y estupendo para veranear. Todo eso me lo da mi profesión. Gracias a dios no tengo que madrugar ni tengo que coger el metro o el autobús para llegar a la oficina y fichar todas las mañanas. No me gusta nada madrugar si puedo evitarlo. Yo no sé cuál es tu vida ni si es convencional, pero para mí la mía sí lo es. No me levanto con la peineta y la flor. Ni yo ni nadie de mi familia.

¿Sientes que se ha creado esa imagen?

Sí, se ha creado una imagen que no es cierta, que mi madre chillaba todo el tiempo y que así era como vivía ella y, por extensión, nosotros. Y no es así. Entonces y ahora, leemos los periódicos, nos quedamos en la cama viendo el Telediario, desayunamos a las 10 y media o a las 11, comemos en casa a las tres de la tarde, merendamos a las cinco y, al menos yo, ceno a las ocho y media o las nueve. A las 10 estoy metida en la cama viendo la tele. Es decir, que más convencional que eso es difícil. Y cuando tengo que trabajar, se da el callo y punto.

¿Aún tienes que trabajar o ya es pura vocación?

Se da por hecho que eres millonaria y sólo soy millonaria en admiración. De la gente, de mis amigos… En eso soy archimillonaria, luego el dinero va y viene. Hay meses que tienes mucho y meses que tienes menos, según el trabajo que salga. Aún tengo que trabajar y mi trabajo no es fijo, sino que va y viene. Me pasé tres meses haciendo Las Invisibles, pero en abril terminé Tu cara me suena y ahora estoy más parada. Estoy preparándome para una obra de teatro que tengo en octubre y he hecho un audiolibro de La plaza del diamante. Bueno, no está mal, pero no es un trabajo de todos los días. Y en el fondo es el imán que tiene esta profesión. Esa incertidumbre le da un morbo que me tiene aquí cogida.

Suena más agobiante que morboso.

Hombre, es agobiante porque tienes que llegar a fin de mes, lógicamente, y no siempre es fácil. Yo vivo de mi trabajo, no tengo pisos que me haya comprado y me mantengan con su alquiler. Vivo de trabajar y de trabajar muy duro, intentando ser cada vez mejor, no solamente como actriz, sino como persona. Pero, bueno, así estamos todos los españoles. Hacienda somos todos.

¿Tu carrera musical la das por cerrada? Llevas 10 años sin disco ni gira.

Yo no cierro nunca nada ni estoy cerrada a la música ni a ningún palo de mi profesión. Lo que pasa es que hay épocas. He cantado durante muchísimos años, pero ahora se me ha abierto un abanico de posibilidades para ser actriz y aprovecho este momento. En el futuro, ¿quién sabe? No tengo casa de discos y tampoco nadie me ofrece hacer un disco maravilloso que luego pueda exponer en un teatro. Por lo tanto, para cantar las mismas canciones desde hace 45 años, paso. Ya estoy hasta aquí [señala un palmo por encima de su coronilla] de Amor, amor. Me lo dio todo en aquel momento, cuando era muy jovencita, pero me gustaría hacer otro tipo de música y no hay ocasión. Entonces, de momento, sigo con lo que Dios y el universo me van marcando: esta serie, una obra de teatro y la segunda temporada de Las invisibles, que se hará, ya lo verás.

Hablas de canciones de hace 45 años, ¿prefieres no mirar atrás?

¿Para qué? Yo me acuerdo de la gente, pero de los momentos… Los buenos vividos están y los malos también están sufridos. Por lo tanto, ¿para qué regodearse en algo que ya ha pasado? Pienso en el presente y, sobre todo, en seguir disfrutando del futuro: de mis nietos, de mis hijos, de mis amigos, de mi trabajo, de mi vida e intentar, como te he dicho antes, ser cada día un poquito mejor.

¿Cómo sigue tu madre tan presente en la memoria colectiva de este país?

No lo sé. Eso tendría que explicártelo mi madre, que va a ser complicado. O el público, pero no yo. Como hija, me llena de orgullo. Lo mismo que a mi hermana, a mi tía, a mis hijos, a mis sobrinos… Pero a quién deberías preguntar por qué Lola Flores sigue tan vigente es a la gente, que es la que nos ensalza o nos hunde.

Ya, pero es un icono pop, un icono feminista, un icono gay…

Pero los gays no la quieren de ahora, la quieren de siempre. Si hay grupos que la quieren coger como emblema, es problema de ellos. Para mí sólo es mi madre y con eso me vale y me sobra. Para mí no es sorprendente porque sé lo grande que era. Estoy cada día más orgullosa de apellidarme Flores. De hecho, empecé siendo Lolita y ahora en todos sitios soy Lolita Flores. Mi padre se enfadaría mucho porque el González no está.

No ha habido manera de quitarse el diminutivo.

Hay gente que me llama Lola pero me suena raro. Lola es mi madre y así debe ser. Yo soy Lolita de toda la vida y no quiero cambiarlo, lo seré hasta que me retire.

¿Tienes ganas ya?

No. Tengo 65 años y podría jubilarme, pero me siento con fuerza y tengo salud. Seguiré mientras la gente me contrate y yo me guste cuando me miro en el espejo, que se lleven las pagas del Estado otros que las necesiten más que yo.

¿Qué ves cuando te miras al espejo?

Una mujer que me gusta. No tengo la misma belleza que tenía cuando tenía 35 o 40 años, pero me veo como una mujer de 65 años muy apetecible. Por lo menos yo me apetezco mucho sola [risas]. A mí me da igual la edad y si gusto a los demás. No tengo ni prisa ni pausa, voy a lo mío. Si no te gustas tú, no puedes gustar; si tú no tienes seguridad en ti, no puedes dar seguridad a los demás, y si tú no tienes confianza, tampoco te puedes poner delante de una cámara. Todo tiene que empezar por ti: la educación, el saber estar, los egos, el actuar… Cuando una está segura de quién es y de lo que es, tira millas.

¿Quién eres?

¿Yo? María de los Dolores González Flores Batista Ruiz. Ni más ni menos.

Fuente: https://www.elmundo.es/cultura/2023/06/21/649042fefc6c83f8508b4588.html

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