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¿Para qué sirven los sueños? | La Vanguardia


El neurocientífico Sidarta Ribeiro recorre la historia y la ciencia del ‘oráculo de la noche’

JUSTO BARRANCO / Barcelona / LA VANGUARDIA

¿Para qué sirven los sueños? ¿Para qué soñamos? ¿Son un oráculo del futuro, como tantas culturas han creído a lo largo de la historia, o más bien son reflejos imprecisos pero significativos del pasado, como se entendieron después de Freud? ¿O, como los contempló parte de la ciencia del siglo XX, como el descubridor de la doble hélice del ADN, Francis Crick, no son más que fragmentos de memoria ensamblados al azar debido a la activación aleatoria de neuronas en el córtex, un procedimiento para eliminar recuerdos irrelevantes y dejar espacio a nuevas experiencias? Pero, si son aleatorios, ¿por qué tenemos sueños repetitivos?

500 años sin soñar

Son algunas de las preguntas que formula el neurocientífico brasileño Sidarta Ribeiro, vicedirector del Instituto del Cerebro de la Universidad de Rio Grande do Norte, en su fascinante libro El oráculo de la noche ( Debate). Un recorrido por la historia y la ciencia de esos sueños que en la antigüedad resultaban tan importantes que podían llevar a la batalla y que contaban con profesionales para interpretarlos, y que sin embargo hace 500 años que en Occidente apenas parecen tener relevancia.

Los sueños pueden funcionar como un oráculo probabilístico, prepararnos para el día siguiente, simular el mañana

El oráculo probabilístico

¿La respuesta de Ribeiro a los interrogantes iniciales? Los descubrimientos neurocientíficos muestran que Freud y Jung no se equivocaban en que los sueños eran un camino privilegiado a nuestro inconsciente, pero el autor también conjetura que, desde los primeros homínidos, los sueños nos pueden preparar para el día siguiente, para enfrentarnos al mundo, al futuro, aunque desde luego no lo predicen. Son, resume, un oráculo probabilístico, un espacio en el que los mamíferos pueden efectuar sin peligro simulaciones sobre cómo será el mañana a partir de las probabilidades de las memorias almacenadas. Y si eso era especialmente útil para los homínidos en las cuevas para elucubrar cómo enfrentarse mejor a los peligros mortales exteriores al ir a buscar agua o a cazar, hoy sigue sirviendo: “En Harvard –explica por videoconferencia Ribeiro– han demostrado que tras un videojuego con un laberinto, los jugadores que sueñan luego con el laberinto necesitan menos tiempo para resolverlo”.

Las vacas flacas

La historia de los sueños, como muestra el libro, es todo un universo, y apunta que “no es exagerado decir que las principales civilizaciones del Mediterráneo durante el periodo clásico se desarrollaron bajo la influencia de los sueños”. Los sueños de las élites gobernantes se preservaron desde el principio del registro escrito con fines políticos y religiosos. Por supuesto, evoca los sueños del faraón que habrían convertido a José en visir de Egipto al interpretarlos: a orillas del Nilo, siete vacas gordas aparecen seguidas de siete vacas flacas que devoran a las primeras. Siete años de abundancia seguidos de siete de escasez, “pesadillas que tienen algo de premonitorio y necesitan interpretación para que el futuro no sea así”, dice Ribeiro. José aconsejó silos para almacenar grano.

La muerte de Julio César
La muerte de Julio César  Archivo

La muerte de César

El emperador persa Ciro soñó que Darío, hijo de un gobernador, extendía sus alas sobre Asia y Europa. Lo hizo arrestar, pero no sirvió de nada: Ciro fue decapitado por sus enemigos, y Darío acabó invadiendo Grecia. Alejandro Magno conquistó tras hercúleos esfuerzos Tiro tras un sueño con un sátiro que el vidente interpretó como sa-tyros , “Tiro es tuya”. Y, por supuesto, está el sueño de la muerte de César. Un adivino le transmitió un mal presagio sobre los idus de marzo, pero la noche antes de morir soñó que era transportado luminosamente a través de las nubes. Su esposa, Calpurnia, soñó que la fachada de su casa se derrumbaba y Julio César era apuñalado.

Lutero
Martín Lutero  Archivo

Lutero y Descartes

Federico III de Sajonia protegió a Lutero y no lo entregó al Papa porque antes de que el teólogo colgara sus tesis en Wittenberg el príncipe soñó que Dios le enviaba un monje “que era un verdadero hijo del apóstol Pablo”. Luego con la llegada de los estados nacionales y el mercantilismo los sueños se alejaron definitivamente, dice Ribeiro, de la esfera pública. Curiosamente, el racionalista Descartes definió el sueño como mero estado de ilusión derivado de las impresiones de la vigilia, cuando a él un sueño a orillas del Danubio le inspiró la geometría analítica y el método de la duda sistemática. No será hasta Freud que vuelvan al centro.

mary shelley
La creadora de Frankenstein, Mary Shelley  Terceros

De la máquina de coser a Dalí

Por supuesto, aunque no estuvieran en el centro, los sueños han seguido operando con su particular recombinatoria para ayudar a la creatividad. Y a la economía. Elias Howe soñó la máquina de coser moderna: supo que el ojo de la aguja debía ir abajo cuando unos guerreros con lanzas perforadas por la punta se lo llevaron en un sueño. Mendeleiev soñó la estructura de la tabla periódica; Kekulé, la del benceno. Mary Shelley, a Frankenstein; Paul McCartney, la melodía de Yesterday , y de hecho fue días preguntando a la gente por ella: creía que la tenía que haber oído en otra parte. Y Dalí creó todo un método: para permanecer el mayor tiempo posible en el umbral del inconsciente y recoger imágenes oníricas, dormitaba con una llave pesada o una cuchara de metal entre los dedos hasta que el objeto caía con estruendo, le despertaba y él llevaba al lienzo las imágenes hipnagógicas, dando lugar a cuadros como Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar . “El sueño en el mundo del arte, científico, de los negocios ha seguido, pero no como instancias validadoras. Como no hablamos de los sueños y no sirven para decidir, no importan, y aunque es una inmensa manera de tomar contacto con el inconsciente, la gente cree que lo que puede pensar en cualquier momento es la totalidad de la mente”, sonríe el neurocientífico.

La clave, el sueño REM

Ribeiro recuerda que cuando el cerebro está dormido se genera actividad eléctrica dentro que se propaga de neurona a neurona. “En un reptil esa actividad apenas genera pulsos lentos. Y eso es muy diferente a activar memorias con la misma frecuencia rápida que cuando estamos despiertos, que es lo que hace el largo sueño REM de los mamíferos. Las memorias están tan activadas que generan una experiencia que es un simulacro de la realidad. Los mamíferos tienen una flexibilidad cognitiva mayor. Una conjetura del libro es que la capacidad de soñar despiertos la lograron de una invasión de sueño a la vigilia. Primero soñamos dormidos y luego aprendimos a hacerlo despiertos. Los mamíferos resolvemos problemas para los que no hemos evolucionado”.

La crisis actual

“En cierto modo hoy pagamos no haber soñado colectivamente en los últimos siglos”

Las bondades de dormir

“Dormir y soñar son buenos para muchos niveles de la salud, desde la síntesis proteica a que proteínas mal formadas que generarán un día alzheimer sean lavadas del cerebro porque el espacio entre células aumenta. Hoy entendemos mejor por qué el mal sueño es un factor de riesgo para problemas emocionales, cognitivos, obesidad, diabetes, daños cardiovasculares y alzheimer. Y además los sueños son importantes para olvidar la mayoría de cosas que no tienen que estar y guardar las relevantes en el lugar correcto. Y mezclarlas”. Y añade: “Los sueños son muy buenos prospectores de problemas en relaciones, cuentan con detalle en qué estás metido”.

Sigmund Freud
Sigmund Freud  Terceros

Freud y Jung

“Tienen base neurobiológica muchas de sus afirmaciones de sueños, memorias, traumas, motivaciones, miedos, censura, control, inhibición. Y son los que crean un movimiento cultural para hablar de nuestro banco de memorias llamado inconsciente. También hoy está claro que la idea de psicoterapia, hablar, hacer la narrativa de uno mismo, es muy terapéutico. En el siglo XX se redujo la complejidad de la vida cerebral a una molécula, la dopamina o la serotonina. Son importantes, pero no pueden predecir con control total cómo uno se siente. Hasta hace 20 años hablar de psicoanálisis en ambiente biomédico dañaba la carrera. Hoy unir psicología profunda y cerebro es sexy. Es momento de síntesis”.

Volver a soñar

“Ahora –concluye–con la pandemia estamos en un momento en el que la humanidad está unificada por un mismo miedo, esa experiencia básica de no querer morir y de que siga otra generación que es la que nuestros ancestros vivieron en las cavernas. Y necesitamos soñar un mundo mejor para hacerlo, imaginarlo primero para lograrlo, para eso sirven los sueños. En cierta manera estamos pagando el precio de no haber soñado colectivamente en los últimos siglos”.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/cultura/20210215/6247557/suenos-sidarta-ribeiro-oraculo-freud-jung-dali.html

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