La tragedia de Coahuila saca a la luz la difícil situación de esta región minera, donde miles de hombres trabajan en pozos clandestinos en condiciones infrahumanas
JAIME SEPTIÉN / ALETEIA
Han pasado, hasta hoy domingo 14 de agosto, once días desde que colapsó la mina Las Conchas, situada en el Estado norteño de Coahuila, en la región carbonífera de Sabinas.
Diez mineros quedaron atrapados bajo toneladas de agua.
Nadie sabe si están vivos. Los que escaparon aquel tres de agosto hablan de milagros, de rezos y de posibilidades de supervivencia. Sus familiares invocan la ayuda celestial. Confían poco en las capacidades de las autoridades estatales y federales para que los puedan rescatar.
El recuerdo de los 65 mineros muertos por una explosión de gas en otra mina cercana, Pasta de Conchos, en 2006, está a flor de piel. Aquellos quedaron bajo tierra. ¿Quedarán también sus familiares, hombres que se juegan diariamente la vida en condiciones de trabajo infrahumanas.
Los tres pozos donde laboran los mineros atrapados, la mayor parte habitantes de una comunidad llamada Cloete, eran pozos clandestinos. La mayor parte de las actuales minas de carbón de Cloete son clandestinas.
Las viejas, como la de Las Conchas, cerraron hace tiempo. Cerraron pero nadie tuvo la buena idea de cegarlas. Siguen sus bocas a cielo abierto. Y a su lado las minas clandestinas son horadaciones que cumplen todos los riesgos a los que un minero se puede enfrentar.
Pero es una región minera y la minería está en la sangre de los diez trabajadores enterrados. Quizá el caso emblemático sea el de Jaime Montelongo (61) que entró en la minería a los 14, ha sido pensionado ya, pero siguió en la brega.
O el de los mineros José Rogelio Moreno padre e hijo, que están entre los diez. El padre de 42 y el hijo de 21. Los tres pozos clandestinos fueron abiertos a principios de 2022. Sin condiciones de seguridad para quienes sacan el carbón de las entrañas de la tierra.
¿En pleno siglo XXI, con las energías limpias tocando la puerta del corazón del mundo y con el cambio climático que exige reducir las emisiones de dióxido de carbono, la minería a cielo abierto está vigente en un país que – como México – participa del llamado Club de los Ricos, la OCDE?
La respuesta es sí. La actual administración federal quiere «volver» al carbón como “motor” de la soberanía energética. Y en Cloete, como en la región de Sabinas, como en el Estado de Coahuila, hay cientos de personas que siguen en este trabajo, ganando 5,5 dólares por tonelada de carbón.
Los rescatistas de la Secretaría de la Defensa Nacional hicieron el intento por encontrarlos. Los familiares, después de casi 240 horas de haberse declarado la emergencia. Rezan a la Virgen. Piden un milagro. Que no pase lo mismo que en Pasta de Conchos.
Durante estos días cerca de 600 rescatistas han intentado entrar a la mina. No lo han podido lograr. Hay demasiados escombros, aunque ya se ha bombeado casi el cien por ciento del agua.
El obispo de Piedras Negras, Alonso Gerardo Garza, se presentó en la mina para ofrecerles compañía y apoyo de la Iglesia católica. También, varios sacerdotes de la diócesis de Piedras Negras se acercaron a los familiares y pusieron una capilla de oración cercana.
Llega el domingo. No hay resultados.
Fuente: https://es.aleteia.org/2022/08/14/los-mineros-atrapados-en-mexico-una-historia-de-pobreza-y-abandono/