Bolivia tiene las reservas de litio más grande del mundo, y conforma, junto con Argentina y Chile, un triángulo del litio que atesora más del 60% de las reservas del planeta
SEBASTIÁN FEST / EL MUNDO
El tema vuelve una y otra vez. El último en llevarlo al primer plano fue el ex presidente boliviano Evo Morales: el litio no puede estar en manos privadas, porque es una garantía para el progreso económico y social en varios países de América Latina.
«Si industrializamos el litio a manos del pueblo bajo la administración del Estado, en algo podemos ser potencias en el mundo», dijo Morales durante una reciente visita a Buenos Aires en la que planteó sus distancias con el liberalismo que encarna el ex presidente argentino Mauricio Macri. Morales recordó un encuentro fugaz que tuvo con el entonces jefe de Estado vecino, en el que Macri le preguntó cuánto crecería Bolivia aquel año.
«Yo le digo que está estimado en 4,5% y que va a haber doble aguinaldo (paga extra). Le expliqué que para poder hacer eso hay que nacionalizar los recursos naturales. Cuando dije eso se ha dado vuelta y se ha ido, ¡sin despedirse!».
La audiencia, políticamente afín a Morales y el kirchnerismo, estalló en risas, pero la anécdota planteó con claridad el abismo económico que separa a las opciones electorales más claras en América Latina: la del centroizquierda y la del social-liberalismo.
Es en parte por eso que hay prisa en varios gobiernos del centroizquierda latinoamericano por dar pasos decisivos e irreversibles en el tema del litio, un mineral de alta conductividad eléctrica que permite avanzar en el objetivo de energías limpias y renovables. Un mineral esencial para el sector de la automoción eléctrica, que crecerá fuertemente en los próximos años.
Bolivia tiene las reservas de litio más grandes del mundo, y conforma, junto con Argentina y Chile, un triángulo del litio que atesora más del 60% de las reservas del planeta. México y Perú aportan también unos tres millones, aunque el mineral es mucho más difícil y caro de extraer en el país norteamericano que en los tres sudamericanos que conforman el triángulo.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, propuso en abril crear una «asociación del litio», al estilo de la OPEP, que reúne a los principales productores y exportadores de petróleo.
RUSIA YA NOTA SU AUSENCIA
Sin existir aún esa organización, un país como Rusia ya siente los efectos de no contar con el favor de los países del Cono Sur: Argentina y Chile han suspendido las exportaciones de litio al país más grande del mundo debido a la invasión a Ucrania.
«El problema con el litio ya es gigantesco, ya que, en caso de que se produzca una negativa a suministrar mineral por parte de Bolivia, no tendríamos ningún lugar de donde sacarlo», advirtió Vladislav Demidov, alto cargo del Ministerio de Industria y Comercio.
Si el precio del litio creció un 80% en 2021, se espera que siga en ascenso en 2022. El desafío para los países del triángulo es que a sus ingentes reservas se le sume la especialización tecnológica: es decir, producir y exportar baterías, no meramente la materia prima.
UN SALVAVIDAS PARA ARGENTINA
Argentina es un caso paradójico: en medio de una inflación descontrolada y una presión devaluatoria sobre el peso que drena las reservas del Banco Central, el sector energético, y en especial el del litio, florecen.
Según Bloomberg, «el sector de fusiones y adquisiciones de Argentina tuvo movimientos significativos entre mayo y junio». Del total de diez operaciones «cuatro estuvieron relacionadas con el sector del litio».
Argentina, dueña de la segunda reserva de litio a nivel mundial, cuenta con dos explotaciones del mineral en marcha y 20 proyectos en fase de desarrollo. Ya es el cuarto productor a nivel mundial y promete superar en breve a Chile, el líder regional.
Así, el cambio tecnológico y la crisis desatada a partir de la guerra en Ucrania son una oportunidad para los países del Cono Sur. Argentina, tras desperdiciar muchos años, está acelerando ahora en la construcción de un gasoducto que le permita exportar el gas de Vaca Muerta, la segunda reserva no convencional del planeta. Otra posibilidad es la del hidrógeno verde, un ámbito en el que Alemania está invirtiendo fuertemente en Chile y Australia en Argentina.
Fuente: https://www.elmundo.es/economia/2022/07/17/62d15e23e4d4d8f6488b4582.html