De los más de 40 millones de personas atrapadas en la esclavitud moderna, el 70 % de ellas son mujeres
MILAGROS DE DIEGO CEREZO / RTVE
En la India, cientos de miles de chicas adolescentes y niños trabajan en los talleres textiles de las marcas más conocidas de la moda mundial. Producen la ropa barata que el mundo rico adquiere a precios irrisorios soportando brutales abusos laborales y sexuales. Son el último eslabón de una glamurosa industria que oculta un turbio sistema de esclavitud moderna entre los más vulnerables de la sociedad.
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Tres años de trabajo por 120 euros
El trabajo en régimen de servidumbre se prohibió oficialmente en la India en 1976. Sin embargo, esta práctica está muy extendida en la actualidad. Se estima que, tan solo en el estado de Tamil Nadu, existen más de mil talleres textiles que utilizan como mano de obra a más de 100.000 menores.
“Fui a trabajar allí por la pobreza en casa. ¡Era horrible!“
Son las niñas de las familias más pobres de las aldeas, reclutadas por las fábricas de algodón para que trabajen, durante tres años, por una cantidad equivalente a 120 euros. Ese es el precio establecido por los patronos. «Fui a trabajar allí por la pobreza en casa. ¡Era horrible!», cuenta llorando Vidya, una de estas jóvenes que no pasa de los 14 años.
Como ella, Kalavathy también logró escapar del infierno de las fábricas de algodón. Según cuenta, es lo más parecido a una cárcel.
Además de jornadas interminables de trabajo, sufrió el acoso sexual por parte de algunos hombres que las controlan en las fábricas. «Lo único que podía pensar en ese momento era en suicidarme», relata con angustia.
«La industria mundial de la moda sigue siendo uno de los motores de la esclavitud moderna», denuncia la diseñadora y activista Carry Somers, fundadora de Fashion Revolution, el movimiento global que lucha por el cambio y la transparencia en la cadena de suministro de la industria textil.
¿Cuánto cuesta una camiseta de 5 euros?
La presión de los fabricantes extranjeros por conseguir precios asequibles con los que inundar el mercado textil está provocando que estas terribles prácticas se hayan instaurado en los países más pobres.
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Los que vivimos en el mundo rico poco o nada sabemos sobre las personas que hacen nuestra ropa barata. Existen datos que sostienen que los consumidores cambiarían su forma de comprar, si se les ofreciera la información sobre el trabajo forzoso, el trabajo infantil y el tráfico de personas, ocultos detrás de la explotación en los talleres textiles.21.13 minHacia el fin de la explotación en las fábricas textiles
Sin embargo, la jurista y activista Usha Ramanathan, pone en duda las actitudes del cínico comportamiento del mercado. «Creo que no nos importa que alguien, en algún lugar, lleve una vida que no debería tener que llevar y todos estamos contribuyendo a eso».
Joseph Raj, el alma compasiva y combativa
Que la pobreza seguirá llevando a las niñas a trabajar en régimen de servidumbre es una premisa incuestionable, principalmente en zonas deprimidas como algunas de las aldeas del estado de Tamil Nadu, al sur de la India.
Allí donde se recluta a un buen número de niñas para ser explotadas en los talleres textiles un hombre decidió denunciar las brutales prácticas y ofrecer un futuro mejor a las víctimas de esos abusos. «Nosotros trabajamos para proteger a las adolescentes», asegura Joseph Raj, el fundador de la ONG TEST.
«Deberían tratarlas como a seres humanos», sostiene, mientras invita a los periodistas a que le acompañen a una inspección que tanto le ha costado que las autoridades pongan en marcha y que tendrá lugar en uno de los talleres.
De su mano, y junto a sus colaboradores, graban clandestinamente el registro del que el patrón ya estaba advertido, gracias a los sobornos que pagan a los espías por alertarles. A las chicas las hacen salir. Todo parece estar en orden pero lo que salta a la vista son las condiciones infrahumanas de los lúgubres dormitorios donde viven hacinadas las jóvenes. «Esto es como una prisión. Si enferman, no pueden salir. No pueden salir de la fábrica», denuncia Joseph.
Con el descubrimiento de la cámara termina la inspección, pero no los abusos, la ausencia de sindicatos o los bajos estándares de seguridad que ya han demostrado que pueden ocasionar graves desastres como el que sucedió en Bangladesh en 2013, con el hundimiento del edificio Rana Plaza y en el que perdieron la vida 1.100 personas y más de 2.400 resultaron heridas.Las víctimas del derrumbe de Bangladesh no encuentran justicia un año después
Muy lejos del comercio justo
Propietarios de las marcas, gobiernos y ciudadanos parecen seguir ignorando los permanentes abusos perpetrados por el negocio del algodón. Las laxas legislaciones, la impunidad por el incumplimiento de las normas y el silencio ponen el resto.La India enmienda la ley sobre el trabajo infantil y permite el trabajo en negocios familiares
Inmersos en el consumismo salvaje del mundo rico resulta difícil imaginar cómo se han confeccionado las prendas que vestimos. Incluso ni lo pensamos, quizás porque «mientras el mercado sea el rey, los pobres nunca importarán y la compasión es fundamental», reflexiona Ramanathan.
La fundadora del movimiento global Fashion Revolution, Carry Somers, nos interpela, afirmando que «lo que debemos hacer es preguntar, ¿quién hizo mi ropa?«.
Fuente: https://www.rtve.es/noticias/20220222/documentos-tv-nueva-esclavitud-detras-ropa-barata-consumimos/2273621.shtml