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Regreso a Wuhan: en busca de la primera sangre del covid (al cumplirse dos años del primer contagiado) | Crónica

Un pescadero y una vendedora de camarones del mercado aparecen como los primeros portadores de lo que, el 31 de diciembre de 2019, las autoridades definieron como una extraña «neumonía viral»

LUCAS DE LA CAL / CRÓNICA / EL MUNDO

El doctor Hui Tong no le hacen mucha gracia las preguntas sobre el origen de la pandemia. Al menos, escucharlas todas a la vez, primero en inglés y luego traducidas al mandarín por Gao, recepcionista de hotel que ha ayudado en las traducciones a este reportero durante siete viajes a Wuhan en los últimos 23 meses.

«Puede que nunca se conozca la verdad», dice a Crónica. «O puede que el año que viene se resuelvan todas las incógnitas. Yo me decanto por la segunda opción. Seguro que luego no vais a poner en el texto esto que voy a decir, pero desde China estamos colaborando mucho para que el mundo obtenga respuestas».

En 200.000 muestras de sangre de Wuhan de 2019, marcadas por fecha y ubicación, está la clave para resolver el gran misterio del virus que ha matado a más de cinco millones de personas en todo el mundo. Podrían contener signos cruciales de los primeros anticuerpos que ayuden a determinar cómo, cuándo y dónde el Covid cruzó por primera vez a los humanos.

El anterior párrafo sobre la sangre podría servir como tráiler para la tercera parte de un thriller que no tiene pinta de que se quede en sólo una trilogía. La primera sesión, la más oscura, iba sobre la aparición de un extraño virus, del que nadie sabía cómo surgió, y que se extendía por el mundo desde una desconocida ciudad en el centro de China. La segunda, con algo más de luz, se centraba en contar cómo los mejores científicos habían creado vacunas contra ese virus.

¿ORIGEN NATURAL O CREADO EN LABORATORIO?

La tercera parte puede ser la más aburrida y repetitiva. O no. Quizá resuelva dos años después la gran pregunta. O las muchas preguntas. ¿Cuál es el origen del coronavirus? ¿Se creó en un laboratorio o es natural? De ser la segunda opción, ¿Quién fue el huésped intermedio, el eslabón animal perdido en la cadena de contagios? ¿Y el paciente cero?

Al doctor Hui, inmunólogo del Hospital Central de Wuhan y miembro del equipo de expertos chinos que ha trabajado con los investigadores de la Organización Mudial de la Salud (OMS) que viajaron a esta ciudad en febrero para tratar de desvelar, sin mucha suerte, la verdad sobre la pandemia, le gusta jugar al despiste. «Esto tampoco lo vais a poner, pero lo de que se escapara del laboratorio es ridículo. Es de origen zoonótico claro. Y si hubiera salido de un laboratorio, habría sido del de Fort Detrick (EEUU, que actualmente alberga laboratorios biomédicos). ¿Por qué no vamos allí a investigar?», suelta Hui.

Según el científico Liang Wannian, los análisis de las muestras sólo pueden llevarse a cabo una vez haya transcurrido un período de almacenamiento de sangre legal de dos años. EN LA FOTO DE APERTURA DEL REPORTAJE: el pescadero al que los comerciantes del mercado de Wuhan señalan como el primer contagiado de la pandemia.
Según el científico Liang Wannian, los análisis de las muestras sólo pueden llevarse a cabo una vez haya transcurrido un período de almacenamiento de sangre legal de dos años. EN LA FOTO DE APERTURA DEL REPORTAJE: el pescadero al que los comerciantes del mercado de Wuhan señalan como el primer contagiado de la pandemia.

El encuentro, que es por la tarde en un parque al sur de la ciudad señalada como epicentro de la pandemia – «hasta que se demuestre lo contrario, algo que puede que ocurra», asegura-, es para conocer qué ha pasado con las 200.000 muestras de donaciones de sangre de 2019 que las autoridades chinas se comprometieron hace tres meses a comenzar a analizar.

Expertos de todo el mundo pidieron desde el principio de la pandemia que se revisaran las muestras, recogidas en el Centro de Sangre de Wuhan. «Los estudios de sangre son absolutamente críticos para comprender los primeros días de la pandemia», dijo la epidemióloga Maria van Kellhof, líder técnica de la OMS sobre Covid-19. Pero las autoridades chinas tardaron más de año y medio en confirmar que las analizarían, aunque, en medio del cruce de acusaciones con Washington por la teoría de que el origen podría estar en el laboratorio de máxima seguridad de Wuhan, los chinos dijeron no darían a los investigadores internacionales acceso libre, en un principio, a los resultados.

«Estamos trabajando con las muestras. Los resultados se sabrán cuando llegue el momento. Si me preguntas por mi opinión personal, te diría que el coronavirus no se originó en Wuhan y que hay que realizar estudios serológicos de muestras de sangre de todo 2019 en Estados Unidos y en Europa», sentencia el doctor Hui. La única realidad actual es que todos los focos de investigación sobre el origen siguen apuntando a Wuhan. Allí comenzó todo.

La víspera de Año Nuevo marca el segundo aniversario de la primera comunicación oficial sobre Covid-19. Aunque, entonces, no tenía ni nombre. El 31 de diciembre de 2019, la Comisión de Salud Municipal de Wuhan informó sobre un grupo de casos de «neumonía viral» en la ciudad. Hubo que esperar hasta el 4 de enero a que la OMS alertara por Twitter de que había un grupo de casos de un nuevo coronavirus en Wuhan. Desde entonces, se han reportado más de 272 millones de infecciones en todo el mundo y se han administrado más de 8.500 millones de dosis de nuevas vacunas.

Pero volvamos a aquel 31 de diciembre de hace un par de años a través de las páginas del diario China Daily. «El mercado mayorista de productos del mar de Wuhan, donde se asocian varios casos de neumonía, funciona con normalidad», rezaba el titular de una noticia que ocupaba una pequeña columna en mitad del periódico. «La Comisión de Salud Municipal notificó que algunas instituciones médicas habían descubierto recientemente varios casos de neumonía relacionados con el mercado. Se han encontrado siete casos. Pero los expertos creen que no hay casos obvios de transmisión de persona a persona», continuaba la información filtrada desde las autoridades de Wuhan, que más adelante fueron acusadas, por los propios funcionarios de Pekín, de ocultar información primordial, al propio Gobierno chino, durante los primeros días en los que apareció esa «extraña neumonía».

El 31 de diciembre de 2019, la Comisión de Salud Municipal de Wuhan informó sobre un grupo de casos de «neumonía viral» en la ciudad.
El 31 de diciembre de 2019, la Comisión de Salud Municipal de Wuhan informó sobre un grupo de casos de «neumonía viral» en la ciudad.

El mercado de mariscos y animales salvajes de Huanan, que hoy continúa cerrado y precintado, se identificó desde el principio como la zona cero de los contagios. Desde la OMS señalaron en su último informe que el primer caso era el de un contable de 41 años que vivía a 30 kilómetros del mercado. Una teoría que desmontó el mes pasado una investigación realizada por Michael Worobey, director de ecología y biología evolutiva de la Universidad de Arizona, que publicó en la revista Science una cronología de todos los positivos conocidos de SARS-Cov-2 antes de que el mundo supiera que estaba comenzando una pandemia.

Lo que quiso demostrar Worobey con su investigación fue que el hombre señalado como primer paciente por la OMS en realidad fue al hospital el 8 de diciembre de 2019 por problemas en los dientes y que no desarrolló síntomas propios del coronavirus hasta el 16 de diciembre. Las fechas las confirmó entrevistando a los médicos que lo trataron.

LA TRANSMISIÓN COMUNITARIA ENTRE LOS PUESTOS

«Que muchos de los más de 100 casos de Covid-19 de diciembre sin un vínculo epidemiológico identificado con el mercado de Huanan vivieran en sus inmediaciones es notable y proporciona una evidencia convincente de que la transmisión comunitaria comenzó en el mercado», dice el investigador, que sitúa a un pescadero que enfermó el 11 de diciembre como el primer caso de Covid en el mundo.

¿Quién es ese pescadero? «Quizá puede que se refiera a un hombre llamado Luo, que es de la ciudad de Jilin (al norte de China), y que llevaba cuatro años aquí vendiendo pescados y tortugas en uno de los puestos a la izquierda de la avenida principal que separaba el mercado en dos partes. Él estuvo muy enfermo en diciembre y las fechas coinciden, pero entonces no sabíamos qué ocurría», relata Wang, uno de los supervisores de la parte del mercado donde se vendían mariscos.

«Cuando cerraron el mercado el 1 de enero de 2019 para desinfectarlo, muchos de los comerciantes, que eran de otras provincias, se fueron de la ciudad antes de que se confinara en la mañana del día 23. El resto, encontraron trabajo en otros mercados o cambiaron de oficio. No he vuelto a saber nada de Luo. En cambio, hace pocos meses, funcionarios del departamento de salud me preguntaron si conocía a otro vendedor que creían que pudo estar ya enfermo en noviembre. No sé si lo acabaron encontrando», explica Wang, que ahora trabaja en una compañía de seguros.

Desde la OMS señalaron en su último informe que el primer caso era el de un contable de 41 años que vivía a 30 kilómetros del mercado de Wuhan.
Desde la OMS señalaron en su último informe que el primer caso era el de un contable de 41 años que vivía a 30 kilómetros del mercado de Wuhan.

Muchos de los primeros casos no sólo están vinculados al mercado, sino que están específicamente relacionados con la parte este de un área de 50.000 metros cuadrados donde trabajaban 450 empleados en 900 puestos. Si uno se adentraba entre las callejuelas, encontraba jaulas con hasta 42 tipos de animales exóticos. Tanto vivos como muertos. Desde el principio se ha especulado con que el coronavirus había pasado a los humanos a través de alguna especie salvaje que se vendía en esa parte del mercado. Algunas de ellas procedían del sur de China, donde están los murciélagos de herradura, considerados por la mayoría de la comunidad científica la fuente más probable del primer brote, aunque antes de llegar a los humanos tuvo que pasar por algún huésped intermedio que quizás se vendiera en el mercado.

El primer nombre en salir como paciente cero lo publicó el diario The Paper, controlado por el Gobierno chino, en abril del año pasado: una mujer de 57 años llamada Wei Guixian. Regentaba un puesto de camarones en el mercado y empezó a mostrar síntomas el 10 de diciembre, un día antes que el pescadero señalado por Worobey. El 16 de diciembre, Wei ingresó en el hospital por una «desconocida enfermedad».

Desde ese momento, según apuntó el diario chino, empezaron a llegar otros pacientes, con los mismos síntomas, todos relacionados con el mercado. «El marido de Wei también trabajaba en el mercado y se contagió. Al igual que sus suegros, y uno de ellos falleció. El año pasado, los rastreadores trataron de tirar del caso de Wei para encontrar la fuente de su enfermedad, pero no pudieron avanzar má», cuenta un funcionario del gobierno local que pide anonimato.

Wei aseguró que contrajo el virus en los baños, donde se cruzaba con muchos vendedores de carne. Aunque hay otras investigaciones como la que realizó el diario hongkonés South China Morning Post que, en base a unos documentos oficiales que ocultaba el Gobierno chino, los primeros casos diagnosticados se remontarían a mucho antes, al 17 de noviembre.

Un equipo de la OMS que aterrizó en Wuhan en febrero de 2021 pudo recorrer el mercado de Huanan, visitar el polémico laboratorio de máxima seguridad que estudiaba los coronavirus de murciélago, entrevistar a los primeros pacientes y a los primeros médicos que trataron la enfermedad. De aquella visita salió un informe publicado en marzo que mantuvo la teoría de que el virus se originó en murciélagos, saltó a otro animal y mutó de una manera que luego permitió la transmisión entre humanos.

Durante la visita a los cuatro hospitales donde supuestamente están analizando en sus laboratorios las muestras de sangre, la seguridad de los centros se encarga de no dejar pasar a ningún periodista que demande algo de información al respecto.
Durante la visita a los cuatro hospitales donde supuestamente están analizando en sus laboratorios las muestras de sangre, la seguridad de los centros se encarga de no dejar pasar a ningún periodista que demande algo de información al respecto.

La incógnita seguía siendo el eslabón perdido en la cadena de contagios, encontrar al paciente cero y resolver cuándo circulaba por Wuhan el SARS-CoV-2. Aquí entraría la petición de la comunidad internacional para que China analizara las donaciones de sangre hechas antes del primer brote y que podría descubrir casos anteriores al primer paciente conocido en diciembre de 2019.

En mayo, la epidemióloga danesa Thea Fischer, que formaba parte de la misión de la OMS, dijo que era «prometedor» que el banco de sangre de Wuhan hubiera acordado posponer la destrucción programada de muestras después de dos años en previsión de nuevas investigaciones. Pero expresó su preocupación de que tales muestras pudieran destruirse en otras ciudades vecinas que también pueden tener pistas relevantes.

Al banco de sangre de Wuhan es imposible entrar para preguntar por las muestras sin una autorización de los organismos sanitarios de la ciudad. Nunca llega tras dos meses pidiéndola. Durante la visita a los cuatro hospitales donde supuestamente están analizando en sus laboratorios las muestras de sangre, la seguridad de los centros se encarga de no dejar pasar a ningún periodista que demande algo de información al respecto.

Según el científico Liang Wannian, que dirige uno de los equipos de expertos chinos que hacen reuniones a menudo por videoconferencia con los investigadores de la OMS, los análisis de las muestras sólo pueden llevarse a cabo una vez haya transcurrido un período de almacenamiento de sangre legal de dos años.

Antes del final del período, las muestras sólo pueden usarse para resolver disputas médicas o legales, por ejemplo, si hay una cuestión de contaminación de la sangre después de una transfusión. Esto lo explica Liang, quien comparte la idea de que las pruebas serológicas en las muestras, que buscan anticuerpos específicos para un determinado virus en la sangre, pueden ayudar a los científicos a mirar al pasado y comprender si las personas o los animales se infectaron en diferentes momentos.

En Wuhan ya ha comenzado a rodarse la tercera parte de la pandemia. En alguna bolsa o probeta guardada en el lugar donde todo comenzó hace justo ahora dos años, está la clave: la primera sangre del Covid.

Fuente: https://www.elmundo.es/cronica/2021/12/25/61c4ae1a21efa02d7e8b45a3.html

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