Héroes individuales vs héroes colectivos
Por José Ojeda Bustamante
Como cada semana desde las antípodas, agradezco el espacio para compartir una mirada del acontecer nacional, con una perspectiva social y crítica a aquellos problemas y desafíos que vivimos en nuestra joven e incipiente democracia.
El 17 de noviembre del año 2019 en la provincia de Wuhan, China a más de 13,407 Kilómetros de México, un virus desconocido entró en el cuerpo de un hombre de 55 años cuyo nombre también desconocemos. Es el paciente cero de Covid-19. Hace casi dos años de este acontecimiento.
Una Pandemia que a la fecha lleva cobradas cerca de 253 mil vidas de manera oficial sólo en México, y más de 4 millones de vidas a nivel mundial.
De mencionar estos números, es inevitable experimentar una sensación de vértigo ante un escenario que absolutamente ningún ciudadano podía concebir unos años antes, pero que un grupo de intelectuales como Boaventura de Sousa Santos o Juan Carlos Monedero ya nos señalaban hace unos años.
Y es que sucede que las Pandemias no se dan en aislado y que quizás ese paciente cero de Wuhan realmente era consecuencia de un modelo económico y político que lleva ya mucho tiempo haciendo aguas. La pregunta surge entonces
¿Y si el paciente cero eres tú?
Decir que el paciente cero eres tú, o yo o cualquier ciudadano de pie en esta aldea global llamada mundo, quiere decir que la misma capacidad de contagio del covid-19 se ha expresado por lo menos en cuatro ámbitos que llevan mucho tiempo caminando juntos y en la cual todos estamos implicados en tanto los padecemos, ahora de manera más aguda y lacerante.
La crisis del coronavirus se ha expresado, en primer lugar, como una crisis sanitaria, que evidencia de manera alarmante el precio que los ciudadanos hemos de pagar por la privatización de la salud, así como la vulnerabilidad de una red pública de salud, que para nuestro país si bien existe, ha estado descuidada y abandonada y sólo ahora evidencia que la universalización de la salud es una agenda prioritaria no sujeta a discusión.
En segundo lugar, la crisis del coronavirus evidencia una ruptura de las garantías de las cadenas alimentarias provocada por la devastación medioambiental. No es casualidad que el virus del Covid-19 haya surgido de un mercado de animales vivos que tiene detrás un consumo que ha roto y fracturado las barreras que la naturaleza creaba ante estos virus y que nos mantenían a salvo de su capacidad letal. Si prestamos un poco de atención a las últimas Pandemias, podemos darnos cuenta de este fino hilo que las une.
Tanto el SIDA, como el SARS, las vacas locas; la gripe aviar, el Ébola, el covid-19 y las subsecuentes Pandemias se expresan como resultado de un modelo alimentario sometido a la privatización y mercantilización total de las cadenas alimenticias.
Tercero. Esta crisis expresa también una tensión entre la actividad económica basada estrictamente en la búsqueda del beneficio y el sostenimiento de la vida. No es que esto sea una novedad, sino que el covid-19 ha puesto en el foco las enormes dificultades que están atravesando millones de seres humanos con o sin presencia del coronavirus; y que la estrategia deliberada de lanzar los problemas o las consecuencias de nuestro modelo a futuras generaciones, simplemente ya no es posible, sino éticamente cuestionable.
Como lo mencionamos en otra ocasión con la política del avestruz que esconde la cabeza en la tierra pensando así que los problemas no existen, aunque su cuerpo es para todos evidente. hoy en día un comportamiento así ya no es posible. Lo vemos con el Huracán Grace, un fenómeno extremo cuyas causas se pueden rastrear en el comportamiento humano. Siguiendo el símil del Avestruz sucede ahora que, si de negar la realidad se trata, un fenómeno como Grace, con sus potentes rachas, se lleva al avestruz entera, aunque tenga ésta su cabeza oculta en el suelo.
Tampoco es que héroes vengan a salvarnos. Lamentablemente y a riesgo de sonar pesimista; los Vengadores y esos poderes que de manera excepcional salvan al mundo, sólo existen las pantallas o en los comics.
La realidad nos muestra que los héroes han de ser humanos, con valentía sí, pero sin la pretensión de superponerse. Más aún, no Héroes individuales sino héroes colectivos.
Finalmente, el Covid-19 ha dado pie a darnos cuenta que los Estados nacionales se muestran insuficientes para dar una respuesta a problemas cada vez más globales. Porque el virus traspasa las fronteras, pero también las traspasa el Cambio Climático o el terrorismo. Esto no hace sino evidenciar que la suerte de los demás ya es también la suerte de cada uno.
Quizás haya llegado el momento de considerar con seriedad una agenda distinta para los problemas que este mundo Pos Covid- 19 nos demanda. Consientes de carencias esenciales y fundamentales que como humanidad vivimos, pero formuladas por lo menos en una clave distinta. Conviene preguntarse.
Vivimos un tiempo crítico, un tiempo que nos urge una toma de posición ante la indignante madurez de la pobreza y la miseria de millones de personas en el mundo, la dolorosa madurez de la exclusión y de la explotación de unos seres humanos a otros, un mundo que ciertamente es pesimista, pero que requiere respuestas realistas y esperanzadoras.
Porque en definitiva si el miedo monologa, la esperanza dialoga; fomentemos lo segundo, y hagamos de lo primero, una escalera. @ojedapepe