Varias escuelas islámicas recogen el ‘matrimonio rápido’ y temporal, que para algunos es una coartada para el sexo, para otros un truco legal para la poligamia, para otras un abuso
MARÍA FERREIRA / EL CONFIDENCIAL
«Para Adán, el paraíso era donde estaba Eva«. Mark Twain.
«Y entre sus signos está el haberos creado esposas nacidas entre vosotros, / para que os sirvan de quietud, / y el haber suscitado entre vosotros el afecto y la bondad». Corán, 3:21.
«Alabo a Dios como un siervo incapaz de evitar las cosas buenas». Jeque Al Nefzaui, ‘El Jardín Perfumado’, siglo XV.
***
Sara se levantó la falda y mostró sus muslos abiertos, como una rutina, como una costumbre.
“Así no”, dijo Yahya.
Le cerró las piernas. Le bajó la falda.
Y entonces se casó con ella, en una ceremonia insólita que no requirió siquiera que se levantaran de la cama del hotel.
El matrimonio ‘Misyar’, o ‘visita’ se trata de un tipo de enlace dentro del islam suní, celebrado en secreto y que permite que los esposos puedan vivir separados. Se da mucho en los casos en los que el hombre toma una segunda esposa en países en los que la poliginia es ilegal, o en casos en los que los familiares de los esposos se oponen al enlace por cuestiones culturales, religiosas o económicas. Los sabios discrepan sobre su validez; la mayoría de los estudiosos del islam señalan que este tipo de matrimonio viola la jurisprudencia islámica por la que los matrimonios están obligados a ser públicos, tanto para la sociedad como para la familia de los contrayentes.
“Hay quien señala que los matrimonios Misyar sirven para hacer del sexo casual algo legítimo”, explica Adnan, imán egipcio en Berlín. “Pero la realidad es que es un tipo de matrimonio que brinda un espacio para la reflexión y el conocimiento emocional y físico sin caer en pecado, conciliando el estilo de vida europeo con la fe islámica.”
Poliginia secreta: profesora universitaria en España y segunda esposa de un musulmán María Ferreira
Yahya era el imán de una mezquita en Francia.
Sabía mucho de pecados y bendiciones. Había aprendido a organizar lo humano en categorías bien diferenciadas. Había memorizado cada acto lícito y había condenado públicamente la debilidad de la carne.
Pero se enamoró.
Y el amor le desordenó las doctrinas y la voz. Las ‘jutbas’, los discursos que proclamaba cada viernes en la mezquita, se volvieron mensajes tiernos e inclinados levemente hacia la tierra, en vez de alzarse arrogantes hacia el cielo.
Se trataba de un amor prohibido; no podía reconocer en público su relación con una ‘kafir’, una infiel. Sabía que debía protegerse de la mirada de la sociedad. Del dedo acusador de sus fieles. ¿Quién entendería que el imán pudiera postrarse ante una chica que sabía muy poco de rezar y bastante de vivir?
¿Quién entendería que el imán pudiera postrarse ante una chica que sabía muy poco de rezar y bastante de vivir?
Y sin embargo besarla tenía el poder de una ‘dua’, de una oración.
Yahya sabía que el remedio a todo mal, tanto físico como espiritual, se encontraba en los libros. Así que pasó tres noches leyendo, tres noches rezando, tres noches deseando que su amor no fuera pecado.
Entonces encontró la solución: el deseo era sunna, una conducta sagrada dentro del matrimonio. Leía: “Vuestras mujeres son como campo de labranza. Id a vuestro campo cuando (y como) queráis, pero haceos preceder.” (Corán 2: 223)
La boda duró un minuto y medio:
Una llamada rápida a los testigos.
El nombre de Alá y el de ella en una misma frase, habitando un mismo aliento.
La voluntad de ambos, mezclada en saliva y hambre.
También la dote. Sara pidió libros. “¿Qué libros quieres?”, preguntó Yahya. “Los que estén prohibidos en tu país”, respondió ella.
Matrimonios concertados en la UE: «Podemos elegir qué estudiar, pero no nuestra boda» María Ferreira
No hay nada más feo que hacer el amor a un cuerpo al que amas teniendo la certeza de que es un acto ilícito, con todas las consecuencias y amenazas que ello conlleva. El sexo se convierte entonces en un acto angustioso. ¿Por qué pasar por eso si se puede recurrir a una pequeña fórmula religiosa, sin pesada burocracia de por medio?
“Podríamos entender estos ‘matrimonios rápidos’ como un mal menor que previenen el pecado”, explica Adnan, el imán egipcio. “Hay teólogos que lo justifican si cumple con el resto de los requisitos del matrimonio islámico y se trata de un matrimonio justo.”
Lamentablemente la realidad no se forma solo de historias de amor.
Turismo de matrimonios
Yasmin, emprendedora marroquí y residente en Madrid, habla de un tipo de matrimonio que se asemeja a una oferta de viajes de “todo incluido”. Una especie de prostitución hecha “lícita” o “halal”, una trama de abogados, imanes y mujeres dispuestas a casarse por un corto periodo de tiempo a cambio de una irrisoria y miserable suma de dinero, que es lo que al final les llega.
“Mi primer matrimonio fue con un hombre de Kuwait”, cuenta Yasmin. “Duró desde el día en el que aterrizó en Marruecos hasta el día de su partida. Estoy convencida de que en el fondo sabía que nuestro matrimonio no estaba bien, porque a veces durante el sexo repetía: ‘Esto es halal, esto es halal’. Como teniendo que convencerse continuamente de lo lícito de su acto”.
Este tipo de matrimonio ‘turista’ es una clara manipulación de la religión en una cultura que castiga y juzga la ‘zina’, la fornicación. Un abuso del cuerpo de las mujeres pretendiendo que la agresión es sagrada.
Los abogados ganan dinero.
Los imanes ganan dinero.
Los clientes, placer.
Y las mujeres solo ganan embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual y problemas de salud mental. Todo por menos de un dos por ciento de la suma económica que cuesta el ‘matrimonio’. Todo con un Corán en la mano y el nombre de Alá en los labios.
Divorcio por Whatsapp
También en Madrid, Alia, estudiante de enfermería de origen egipcio, acaba de recibir un triple ‘talaq’ por WhatsApp: un divorcio rápido e ilegal. Su exmarido ha estado casado más de 10 veces antes de conocerla mediante el matrimonio ‘urfi’, la modalidad más extendida de ‘matrimonios rápidos’ en Egipto que no deja de causar controversia tanto en las esferas político-social como en la religiosa. “Es una forma de poder tener sexo prematrimonial, sin la necesidad de registrar el contrato pero cumpliendo el resto de los requisitos”, explica Alia. “Yo no tengo hijos, pero si los hubiera tenido probablemente tendría problemas a la hora de pedir el reconocimiento de paternidad o cualquier tipo de responsabilidad”.
Cuando uno se embarca en este tipo de matrimonios al margen de la ley es prácticamente imposible que el divorcio esté regulado, lo que supone un grave problema para muchas mujeres que se encuentran en un limbo cuando sus ‘maridos’ desaparecen.
El drama de los matrimonios temporales: “Algunas niñas se casan 60 veces” Marta Jiménez Serrano
“Mi ‘marido’ me bloqueó en WhatsApp y desapareció”, explica Fatma. “Nunca se divorció de mí, así que no sé si puedo casarme porque entonces estaría practicando poliandria, delito castigado con hasta siete años de prisión en Egipto.”
Crecemos con la convicción de que el matrimonio es la sublimación del amor, pero en muchos casos es solo un simulacro, un producto de consumo, un placebo.
“Uno de mis matrimonios duró una hora” cuenta Vahit, estudiante de origen turco en Heidelberg. “El más largo fue de dos meses, pero siempre cuido de los derechos de mi compañera.” Para muchos sabios, el abuso de los matrimonios rápidos los convierte en ilícitos, ya que los matrimonios islámicos parten de la base de que el vínculo se forma con la intención de formar una familia y conservarla.
«Uno de mis matrimonios duró una hora. El más largo duró dos meses»
En otros casos, los matrimonios rápidos son un pseudónimo de violación. “Cuando tenía doce años fuimos a Túnez y un amigo de mi padre me dijo que a Alá le complacía el matrimonio y que él podía ayudarme a ser mejor musulmana si me casaba con él”, explica Noor, madrileña de origen tunecino. «Yo no entendí sus palabras pero confié en él, se ‘casó’ conmigo y me violó. Al cabo de los años fui capaz de contárselo a mis padres y ambos le restaron importancia al saber que el acto había sido ‘halal’ o ‘lícito’».
En Europa este tipo de matrimonios son ilegales. Sin embargo, desde el punto de vista religioso no está claro hasta qué punto están permitidos y en qué situaciones. Tres de las escuelas jurídicas del islam sunní, la Malikí, la Shafií y la Hanbalí exigen la obligatoriedad de la presencia de un tutor durante el enlace. Asimismo consideran que un matrimonio que no sea anunciado públicamente y dado a conocer entre la comunidad islámica contradice las enseñanzas del islam.
Sin embargo la escuela Hanafi, siempre y cuando los esposos cumplan las demás condiciones y la boda sea por voluntad propia, no se opone a que el enlace sea secreto y no se registre, alegando que es así cómo funcionaba la ley islámica antes de que existieran las instituciones civiles.
Tantas denominaciones y reglas tratando de regular el deseo que nos define. Aprender a vivir sorteando la ira de Alá en un tiempo en el que el amor y el sexo son de las pocas cosas que hacen de esta vida un poco más soportable.
Mutilación genital femenina: la herida en Europa María Ferreira
El árabe tiene más de cincuenta palabras para decir ‘amor’.
Saber eso es suficiente para entender que la regulación es prácticamente imposible. Que el amor desborda.
‘alaqa, ‘ishq, te quiero, sé mi hogar, déjame cobijarme en tu nombre. Aunque dure una semana.
Hawa, huyam, walah. El amor es colosal. Alá nos reprende por no saber esperar.
«Cuando alguien se escuda en el ‘es haram’ o ‘es halal’ para explicar la vida, convierte a Alá en un ser limitado que nos señala con el dedo y dice no», declara el imán Yahya. “Cuando la religión hace difícil el día a día no se trata de Alá, se trata del hombre y sus libros sagrados. Nuestro deber es la toma de decisiones desde el conocimiento y la responsabilidad, no desde la regla impuesta, no desde el miedo».
Sin embargo el imán esconde su amor y lo sofoca en los límites del matrimonio secreto.
Porque su valentía solo alcanza a provocar a Alá, pero no a la sociedad. No a la comunidad.
Así que el amor se extinguirá en habitaciones de hoteles y miedo al ‘qué dirán’.
Y cuando se agote, el final llegará en una llamada también rápida.
Talaq. Me divorcio de ti.
Talaq. Me divorcio de ti.
Talaq. Me divorcio de ti.
Tres ‘talaq’ para reventar un malquerer. Y que no quede mancha.
Fuente: https://blogs.elconfidencial.com/mundo/el-velo-invisible/2021-08-01/matrimonios-rapidos-sexo-extramatrimonial-islam_3210079/