Tomen el tiempo necesario para leer, hablemos de zapatos y luego entremos a la crítica política
Por Itandehui Rodríguez | Monólogos de Ménade
Los tacones son hermosos, pero incómodos, son elegantes, pero lastiman los pies y en el mejor de los casos provocan callos y uñas encarnadas, en el peor, fascitis plantar y artritis en las rodillas. Fui fan de las plataformas y los stilettos hasta que llegó el momento en el que tuve que cambiar los tacones por tenis.
Me van a decir algunas que no pueden con los tenis y que necesitan usar tacones… malas noticias queridas, ya tienen deformaciones en las piernas y les urge rehabilitación.
Pero no nos desviemos más, les voy a contar rápidamente mis dos peores experiencias con tacones y luego entraré al tema, porque les juro que hay algo de crítica política en todo esto.
Volvamos al punto, amaba los tacones, los amo, ya los uso poco, pero eran mi fascinación… ¡Ufff!
Un día, hace ya muchos años, llegué al desayuno de cierto candidato a gobernador cuyo nombre prefiero no mencionar porque me produce mucho desagrado.
Él, bastante chaparro… ya saben de quién hablo.
Yo mido 1.73, imagínenme de unos 10 centímetros más gracias a las plataformas y que el sujeto llegara a abrazarme efusivamente. Luego de eso, mis saludos hacia él fueron guardando una sana distancia y así comenzó mi aversión por los acosadores, porque sí algo sobró en su sexenio fue la normalización del acoso sexual, sí les contara…
Mi segunda peor experiencia fue hace unos 10 años, corrí con plataformas para llegar a mi auto, estaba lloviendo y en una banqueta muy pulida me resbalé, la pena me levantó de un salto.
Era media día y para la noche tenía el pie completamente colgado.
Como pude, manejé hasta urgencias y para no hacer el cuento más largo, terminé con dos tornillos en la rodilla izquierda.
Aunque aún puedo usarlos porque me recuperé al 90%, entendí que los tenis me proporcionan seguridad y me van a dejar menos secuelas emocionales y físicas a largo plazo.
A veces todo está en entender a tiempo que hay que hacer cambios y evitar que los problemas sean aún más grandes cuando visiblemente ya existen.
Este monólogo no pretende convertirse en una crítica misógina, voy a hablar de actores y resultados.
El viernes pasado vimos, luego de la publicación de la convocatoria para la renovación de la dirigencia del PAN en Puebla toda una serie de pronunciamientos, sumas y sorpresas en redes sociales.
De acuerdo con lo que habían manifestado en espera de la convocatoria, quedarían solo 3 aspirantes activos, uno, Felipe Velázquez, la segunda, Mónica Rodríguez y el tercero, Mario Riestra.
Ahora ahí les va por qué hablé de tenis y tacones.
La administración de Eduardo Rivera y la dirigencia de Augusta Díaz de Rivera que, para efectos prácticos, son lo mismo y los comanda la misma persona, se convirtió en la dirigencia de “los tacones”. La que hacía parecer que todo era bonito.
La de “los brillitos”, porque pimpearon lo que pudieron, pero al final el teatro se les cayó. La de “las tiras bonitas”, poque sujetaron la farsa financiera con hilos y también se les cayó. De los modelos “novedosos”, porque intentaron incluir soluciones como “Ángela”, el “Arcángel” o los drones, que sirvieron básicamente para nada.
Y ¿en qué terminó todo? En la peor lesión en las piernas de Acción Nacional.
Terminó derribándolos en Puebla y convirtiéndolos en un ente incapaz de caminar, de moverse, de soltar una patada y menos de defenderse.
Pepe Chedraui, el actual alcalde, terminará por presentar denuncias y motivando que se finquen responsabilidades en contra de muchos funcionarios del Ayuntamiento de Puebla que se condujeron en total desaseo. Entre ellos, es altamente probable que se encuentre Felipe Velázquez.
¿Eso quiere el PAN? ¿Un presidente potencialmente denunciable, rodeado de un grupo de personas potencialmente denunciables?
¡Ah, pero eso sí! Este grupo ya lanzó un SOS al CEN porque se le está saliendo el proceso de las manos…
¿Será que no quieren que alguien más sepa cómo manejaron las cosas al interior de aquél nuevo Comité y le meta mano “al archivo”? Lo de nuevo lo digo por el edificio.
De concretarse la continuidad de los tacones, se abre la posibilidad a que tengan una dirigencia arrodillada. Una dispuesta a entregar lo que sea a cambio de salvar a un par de cabezas y que esa sea la que “represente a la oposición” en 2027.
¡Ya, mejor péguense un tiro y paren de sufrir!
¿Eso es lo que quiere la militancia de Acción Nacional?
Te recomiendo: Tropezar de nuevo y con la misma piedra.
El riverismo desde el egonismo, claro que quiere esa moneda de cambio, pero ¿la agónica militancia del PAN poblano lo merece?
Bien podrían dejar de aparentar y cambiar los tacones por los tenis para hacer lo que toca.
Si lo que quieren es sobrevivir, es hora de convertirse en un partido de calle. Uno que se decida a hacer trabajo de tierra y a volver a las bases. Uno que deje de creer que hacer giras mezcaleras y borracheras en las que reparten candidaturas plurinominales significa hacer trabajo político.
Así que está fácil, seguir con una dirigencia en tacones o cambiar por los tenis.
P.D. Luego de explicarles un poquito más sobre mi aversión por los acosadores sexuales, ¿entienden por qué no concibo que un partido que se asume humanista, pueda llevar a la dirigencia a personas que normaliza defiender, negociar por ellos y proteger a acosadores sexuales? Lo hicieron en el Ayuntamiento, pruebas, denuncias y casos sobran. Ojalá aprendieran un poquito de Morena en ese aspecto.