La decisión se ha apoyado en ideas bastante claras: tratándose de la educación y de una tradición que constituye un patrimonio cultural muy implantado y legalizado, no conviene que el Estado suplante la autoridad y la responsabilidad de los padres
Una propuesta rechazada
Paseíllo en Nimes Efe
François Zumbiehl / París / ABC
En su sesión plenaria del 14 de noviembre, el Senado francés ha refrendado el voto de su comisión de leyes y seguido el aviso del Gobierno de la República, representado en esta ocasión por el ministro de Justicia, para rechazar la proposición de ley para prohibir la entrada de los festejos taurinos a los menores de 16 años.
Sobre el rechazo de esta propuesta liberticida varios grupos habían dejado a sus miembros la libertad de voto, estimando que se trataba de un debate de sociedad sobre el cual debía pronunciarse la conciencia de cada uno.
Sin embargo, aunque los senadores que defendían esa proposición pertenecían al grupo ecologista y de extrema izquierda, una mayoría muy amplia y transversal, de derecha, centro e izquierda ha votado en contra, destacándose en este sentido una senadora comunista, muy contundente en sus argumentos.Noticia Relacionada
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La decisión se ha apoyado en ideas bastante claras: tratándose de la educación y de la protección de los menores, y sobre una tradición que constituye un patrimonio cultural muy implantado y legalizado en las regiones meridionales del país, no conviene que el Estado suplante la autoridad y la responsabilidad de los padres, y el vínculo familiar entre las generaciones.
Hay en la actualidad suficientes fracturas en la sociedad francesa para no reforzarlas con la reiterativa división entre el sur taurino y el norte reacio a esa tradición, cuando no están en juego los derechos humanos.
El Senado es una entidad cuya misión es representar y reflejar la diversidad de los territorios, sus diferentes sensibilidades, y no someterse a un centralismo empobrecedor en el campo de la cultura. En este sentido, en el marco de la ley, hay que dejar a las colectividades competentes, en este caso las municipalidades que han adherido al reglamento conjunto de la Unión de las Ciudades Taurinas de Francia, la responsabilidad de tomar las medidas oportunas en cuanto a los menores. Lo han hecho ya, estipulando que éstos no podrán entrar en las plazas de toros si, teniendo menos de 12 años, no vienen acompañados por un adulto y bajo su tutela.
Un senador, del entorno aficionado, concluyó asegurando que las corridas, en las ciudades y pueblos donde se celebran, son una fiesta, y que Francia, en estos momentos, está muy necesitada de fiestas. Eso: fiesta, libertad y sentido común.