Las dietas en las que está presente este alimento se han relacionado en estudios observacionales con un menor riesgo de algunos tipos de cáncer.
Juan Rodríguez de Rivera / El Español
No sólo se considera al ajo como un ingrediente básico en la cocina, sino que desde hace siglos se le atribuyen beneficios para la salud. Debemos tener cuidado porque algunos de ellos son sólo mitos, pero es cierto que los científicos realizan estudios para conocer mejor los componentes de este vegetal. Son los sulfurados, como la alicina, los que se suelen relacionar con esos beneficios, tal y como explica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) en este informe.
Entre los beneficios asociados a este vegetal, el de prevenir el cáncer es, sin duda, uno de los que más interés acapara. Si bien es cierto que existe una buena cantidad de estudios que han investigado los beneficios del ajo en este campo, los expertos subrayan que un alimento aislado no puede prevenir el cáncer. Es decir, que si llevamos una dieta insana en nuestro día a día, el efecto que puede tener un ajo en esa rutina puede ser imperceptible. Además, la dieta debe estar acompañada por ejercicio físico regular.
Según el MAPA, la protección frente al cáncer que se asocia al ajo «está, probablemente, relacionada con la capacidad de inhibir la formación y activación de inductores cancerígenos como las nitrosaminas«. También el MAPA sostiene que los componentes del ajo pueden reparar el material genético de las células y mejorar las defensas de quien lo toma. El diario The New York Times también afirma que el ajo tiene propiedades anti cáncer y sostiene que es importante tomarlo crudo más a menudo para preservar sus químicos.
Estudios científicos
Este periódico cita un estudio chino del pasado 2023 que fue publicado en la revista científica The American Journal of Clinical Nutrition que asocia el consumo de ajo con un menor riesgo de padecer cáncer gástrico. Los investigadores a cargo de este estudio contaron con una población de hasta 3.229 individuos a la que hicieron un seguimiento de más de 22 años. «Por cada 1,5 kilogramos de ajo que los participantes consumían al año, tenían un 17% menos de riesgo de desarrollar la enfermedad«, explica The New York Times.
Si bien es cierto que el cáncer gástrico se está reduciendo drásticamente en Europa, a nivel global sigue siendo uno de los más frecuentes. La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) considera que el cáncer de estómago, con menos de 7.000 casos esperados, será el undécimo cáncer más frecuente en nuestro país este año. Sin embargo, se trata del quinto cáncer que más se diagnostica en todo el mundo. En cualquier caso, el ajo también podría ser efectivo para otros tipos de cáncer.
Las tres grandes mentiras del ajo para la salud que no debes creer
El Instituto Americano para la Investigación del Cáncer (AICR, por sus siglas en inglés) apunta en su página web a que los compuestos del ajo pueden ser importantes para prevenir el cáncer de colon. Ahora bien, la institución reconoce que faltan estudios, y sobre todo en humanos, para comprender el papel de este vegetal en el riesgo de cáncer: «La mayoría de los estudios en humanos relacionados con el ajo observan el riesgo de cáncer comparando las poblaciones que consumen más ajo con aquellas que consumen menos».
Más investigación
El AICR dice que los estudios que han buscado los efectos anti cáncer del ajo son de forma mayoritaria observacionales, que cuentan con un grado de evidencia menor a los ensayos clínicos. Suelen ser estudios de caso y controles que, aunque algunos han relacionado el ajo con menos riesgo de cáncer de esófago, páncreas, mama, endometrio y próstata, pueden contener datos imprecisos. En estudios clínicos, el AICR explica que se ha observado que el ajo reduce la inflamación, pero tomando cantidades muy superiores a las que una persona normalmente toma.
«Quedan preguntas acerca de cuánta cantidad de componentes formados por el ajo absorben los humanos y de cuál es la cantidad que necesitan para experimentar esos beneficios que los estudios de laboratorio dicen que pueden ocurrir», resume AICR. En cualquier caso, la investigación sigue en marcha incluso en otros tipos de ajo, como el negro. En este artículo de la revista científica International Journal of Molecular Sciences del pasado mes de febrero repasan sus beneficios.
Su efecto anticancerígeno se debe, según los autores, a que provoca una reducción en la producción de citoquinas inflamatorias, ataca los radicales libres e inhibe el crecimiento de las células cancerígenas. A pesar de que la investigación parece prometedora, se necesita estudiar en mayor profundidad esta característica del ajo. Hasta entonces, los científicos recomiendan su consumo también debido a que es un vegetal repleto de vitaminas y minerales que debido a su potente sabor ayuda a condimentar la comida sin añadirle un exceso de sal.