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Las monjas cismáticas de Texas acaban como las de Belorado | LD

Las hermanas carmelitas de Arlington, que se pasaron el 14 de septiembre oficialmente al lefebvrismo, han sido expulsadas de la vida consagrada.

Tres de las monjas cismáticas de Arlington junto a la priora (centro, derecha). | Redes Sociales

02/11/2024

Como ocurriera con las clarisas cismáticas de Belorado, las de Arlington han sido expulsadas de la vida consagrada. Lo anunció el pasado 28 de octubre la Diócesis de Forth Worth, que decidió compartir la carta con la que la madre Marie de la Encarnación, presidenta de la Asociación de Cristo Rey, comunicaba al obispo «con gran dolor» que «las monjas del Monasterio de la Santísima Trinidad ya no son miembros de la Orden de las Carmelitas Descalzas».

Las siete religiosas rebeldes, por tanto, «han vuelto al estado laico». Y lo han hecho «por sus propias acciones», explicaba la religiosa en calidad de carmelita superior. El Vaticano encomendó -el pasado mes de abril- a la asociación que preside la supervisión y control del monasterio de Arlington, tras las irreconciliables diferencias con el obispo del que dependían, Michael Olson.

El objetivo de la Santa Sede siempre fue el que se pudiera reconducir la situación y resolver esta crisis de la mejor manera posible. Es decir, que las carmelitas texanas recapacitaran y continuaran en el seno de la Iglesia católica. Pero las monjas iniciaron un camino sin retorno el día en que anunciaron su adhesión a la Fraternidad sacerdotal de San Pío X.

Fue el pasado 14 de septiembre. Las todavía carmelitas publicaron en la web del monasterio texano un comunicado en el que explicaban los motivos que les habían llevado a sumarse a la mencionada asociación tradicionalista, que fue fundada en 1970 por el también cismático obispo francés Marcel Lefebvre, tras haber redescubierto «la riqueza de la inmemorial tradición litúrgica de la Iglesia».

No obstante, la madre Marie de la Encarnación ha señalado que no van a intervenir para «dispersar» a las religiosas, que continúan residiendo en el convento a pesar de su determinación de unirse a la fraternidad. Deja por tanto «a sus propias conciencias» la decisión de «admitir la realidad de su condición de excluidos de la vida religiosa» y «comportarse en consecuencia».

De hecho, la asociación ni siquiera va a reclamar la propiedad o los bienes que pertenecen a la orden de la que estas mujeres han sido expulsadas. Su único deseo, ha dicho, es que se arrepientan para que «la propiedad monástica pueda volver a ser llamada con razón monasterio» y ser «habitada por monjas carmelitas descalzas, en buena posición canónica ante la Iglesia de Roma».

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Motivos de la expulsión

La Superior Mayor del Monasterio de la Santísima Trinidad explica en su carta que la expulsión de las hermanas carmelitas rebeldes se debe a que «han optado por romper la fe con su Madre, la Iglesia de Roma» al cometer «una triple negación». La primera, al rechazar a «la autoridad del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica», que «brota directamente del Sumo Pontífice».

Pero es que las siete monjas cismáticas, con la madre Teresa Agnes a la cabeza, también se ha opuesto a la autoridad de su obispo, Michael Olson, al que llegaron a denunciar en mayo, por violar la privacidad de su líder e infligir un daño emocional a las hermanas de la comunidad, después de que abriera una investigación contra la madre superiora del convento, acusada de romper su voto de castidad con un sacerdote.

La abadesa del otro Belorado, una monja cismática y adúlteraYésica Sánchez

En último término, han negado la autoridad de su carmelita superior (la madre Marie de la Encarnación, nombrada por Roma) y -por extensión- la de la propia Orden de los Carmelitas Descalzas, cuyas reglas «han despreciado de múltiples maneras». «A estas violaciones de la unión eclesial», hay que sumar la que supone «la asociación formal ilícita» con la Fraternidad San Pío X.

«Males» que se han visto «exacerbados» por la «expropiación ilícita de la Persona jurídica del Monasterio carmelita». «Utilizando el derecho civil, han encomendado a laicos», señala, «el patrimonio y la propiedad de la comunidad carmelita de Arlington, que les había sido confiada por numerosos benefactores, con el fin de servir a Cristo en la Iglesia a través de la vida del Carmelo Descalzo».

Fuente: https://www.libertaddigital.com/internacional/estados-unidos/2024-11-02/las-monjas-cismaticas-de-texas-acaban-como-las-de-belorado-7180820/

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