La mayor reconstrucción climática confirma una fuerte vinculación entre el calentamiento y la cantidad de CO2 en la atmósfera. La temperatura media global de la Tierra ha oscilado entre los 11 y los 36 grados, un rango más amplio de lo estimado
Teresa Guerrero / El Mundo
Un método diseñado para realizar previsiones meteorológicas ha sido utilizado para mirar al pasado remoto: un equipo de científicos lo ha usado para reconstruir la historia climática de la Tierra durante los últimos 485 millones de años.
El resultado, publicado este jueves en la revista Science, constituye el análisis más detallado sobre cómo ha ido cambiando la temperatura global de la superficie de nuestro planeta. Un trabajo que tiene también como objetivo ayudar a prever futuros escenarios, pues tal y como señala este equipo coliderado por científicos del Museo de Historia Natural Smithsonian de Washington y de la Universidad de Arizona, entender cómo ha fluctuado la temperatura de la Tierra a lo largo del tiempo profundo proporciona un contexto valioso para comprender el cambio climático moderno.
Para tener ese contexto, hay que remontarse muy atrás en el tiempo, a periodos en los que la Tierra era muy cálida: «Si estudias los últimos dos millones de años, no encontrarás nada que se parezca a lo que esperamos para 2100 o 2500», afirma Scott Wing, conservador del museo cuya investigación se centra en un periodo de rápido calentamiento global que tuvo lugar hace 55 millones de años.
Una temperatura de entre 11 y 36 grados
Ese análisis ha ofrecido la confirmación de resultados ya conocidos, como la fuerte vinculación que existe entre la acumulación en la atmósfera de dióxido de carbono (CO2), un gas de efecto invernadero, y el aumento de temperaturas, pero también ha revelado sorpresas.
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- Redacción: TERESA GUERRERO Bilbao
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Así, la curva climática trazada revela que la temperatura de la Tierra ha variado más de lo que se había estimado durante gran parte del periodo Fanerozoico, que abarca los últimos 540 millones de años y que se prolonga hasta la actualidad. Una era geológica durante la cual la vida se diversificó y se extendió por la Tierra pero también tuvo que hacer frente a múltiples extinciones masivas.
A lo largo del eón Fanerozoico, la temperatura media global de la superficie terrestre ha oscilado entre los 11 y los 36 grados Celsius y según este estudio, los periodos de calor extremo suelen estar relacionados con niveles elevados de dióxido de carbono en la atmósfera.
«Esta investigación ilustra claramente que el dióxido de carbono es el principal factor de control de la temperatura global a lo largo del tiempo geológico. Cuando el CO2 es bajo, la temperatura es fría; cuando es alto, la temperatura es cálida», resume en un comunicado de prensa Jessica Tierney, paleoclimatóloga de la Universidad de Arizona y coautora del nuevo estudio.
Los resultados revelan asimismo que la actual temperatura media global de la superficie de la Tierra, de 15 grados centígrados, es más fría de lo que ha sido durante gran parte de ese periodo geológico. Sin embargo, concluye que las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el cambio climático antropogénico están calentando el planeta a un ritmo mucho más rápido que los fenómenos de calentamiento más rápidos que sucedieron a lo largo de los últimos 500 millones de años. La velocidad del calentamiento, advierten los autores, pone en peligro especies y ecosistemas de todo el mundo y está provocando una rápida subida del nivel del mar. Otros episodios de cambio climático rápido durante el Fanerozoico han provocado extinciones masivas.
«Los humanos, y las especies con las que compartimos el planeta, estamos adaptados a un clima frío y ponernos rápidamente en un clima más cálido es peligroso, señala Jessica Tierney, paleoclimatóloga de la Universidad de Arizona.
El origen de este estudio se remonta a 2018, cuando parte del equipo estaba diseñando una nueva sala del Museo Smithsonian que tenía como objetivo contextualizar los fósiles de la colección destacando cómo ha cambiado el clima de la Tierra en los últimos 500 millones de años. Por ejemplo, varios especímenes -incluidas hojas de palmera fosilizadas halladas en Alaska- atestiguan un periodo del pasado de la Tierra en el que las temperaturas globales eran mucho más cálidas que las actuales.
Los científicos querían ofrecer a los visitantes del museo una curva que trazara la temperatura media global de la Tierra a lo largo del Fanerozoico, pero se sorprendieron al descubrir que aún no existía una curva de temperatura fiable para este periodo. Esto se debe en gran parte a las numerosas piezas que faltan en el registro fósil, lo que dificulta descifrar cómo eran las temperaturas en la antigüedad a escala global. Los especímenes fósiles aportan algunas pistas sobre las temperaturas antiguas -por ejemplo, la química de las conchas fosilizadas permite comprender las temperaturas oceánicas en un pasado remoto-, pero se trata sólo de instantáneas aisladas de una región en un momento determinado.
«Es como intentar visualizar la imagen de un rompecabezas de 1.000 piezas cuando sólo se dispone de un puñado de ellas», compara Emily Judd, la investigadora de la Universidad de Arizona que ha liderado el estudio.
El método
Para hacer frente a esos obstáculos, el equipo decidió crear la curva de temperatura de la Tierra utilizando un método denominado asimilación de datosm que permitió combinar datos del registro geológico y modelos climáticos. Los científicos reconstruyeron el clima en varios momentos del Fanerozoico integrando datos relacionados con las temperaturas oceánicas antiguas de distintas partes del planeta que se conservan en conchas fosilizadas y otras muestras de materia orgánica, con simulaciones informáticas de climas pasados.
Fueron sus colegas de la Universidad de Bristol los que generaron más de 850 simulaciones de modelos de cómo podría haber sido el clima de la Tierra en distintos periodos teniendo en consideración la composición atmosférica. A continuación, utilizaron la asimilación de datos para combinar estas dos líneas de datos y crear una curva más precisa de cómo ha variado la temperatura de la Tierra en los últimos 485 millones de años.
Para Brian Huber, el conservador del museo que estudia las conchas microscópicas de los fósiles del Cretácico -el periodo más cálido del Fanerozoico-, se trata del estudio más sólido sobre el cambio de temperatura realizado hasta la fecha aunque se muestra convencido de que «ésta no es la curva definitiva» y cree que a medida que se descubran nuevas pistas sobre el pasado remoto se revisará.
Fuente: https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2024/09/19/66e96fbbe4d4d808758b45b1.html