Los objetos se encuentran actualmente en un laboratorio de Chetumal, donde son atenidos por expertos.
Redacción / El Cronista
Un nuevo descubrimiento arqueológico sorprendió a los científicos que realizaban las obras de salvamiento en el Tren Maya, pues en esta oportunidad, encontraron nueve objetos de aproximadamente 1,000 años de antigüedad enterrados en el Frente 3 del Tramo 7.
Es que, durante esta labor, llevada a cabo por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), los especialistas detectaron un enorme tesoro milenario sobre la carretera libre a Chetumal, en las cercanías de Xpujil, Campeche.
Los objetos que se encontraban enterrados en las obras del Tren Maya
De acuerdo con lo informado por el INAH, se recuperaron bajo medidas de conservación nueve patollis esgrafiadados. Se trata de una suerte de tableros divididos mediante líneas trazadas en el suelo que formaban parte de un tradicional juego de las culturas prehispánicas de Mesoamérica.
Este gran hallazgo fue detectado sobre una superficie de estuco de 11,3 metros de largo por 2,8 metros de ancho, y en condiciones poco favorables de conservación, según lo señalaron los expertos.
«La mayoría presentaba deterioros fisicoquímicos, como fracturas, disgregación, abrasión, material desprendido, pérdida de capas y agrietamiento del piso», apuntó Félix Camacho Zamora, coordinador del Área de Conservación del Proyecto de Salvamiento Arqueológico del Tren Maya.
Para qué se utilizaban estos sorprendentes objetos 1,000 años atrás
Desde el instituto detallan que es gracias a las fuentes documentales que se conoce el uso de estos intrigantes tableros. Así, los patollis están relacionados con deidades, ofrendas, ritos religiosos y eventos importantes de calendario. La palabra que le otorga el nombre al juego es de origen nahua y significa «frijoles», gracias a los elementos que se utilizaban a modo de dados para desplazarse por el tablero.
En esta oportunidad, no todos los tableros descubiertos son iguales, pues se hallaron dos circulares, cuatro cuadrados y el resto de forma difusa para los especialistas, por lo que aún no han podido identificar a qué tipo pertenecen.
Los expertos tienen la hipótesis de que estos patollis fueron realizados en el periodo correspondiente al Clásico Tardío (600-900 d.C), pero enfatizan en la necesidad de realizar el análisis cerámico para estar seguros.
Fuente: El Cronista