No sabía de los logros de la Comisión de Búsqueda en Puebla, pero vale pena resaltarlos.
Por Itandehui Rodríguez / Monólogos de Menade
Curioso, muy curioso resulta que a pesar de tratarse de un tema sumamente complicado. Vi a colectivos manifestando ayer su agradecimiento a las personas que componen la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado Puebla. Hablemos de esto y reconozcamos con honor a quien honor merece.
Los temas que atiende este organismo descentralizado son para nada sencillos, son más bien de los más doloroso que pudiera atender un servidor público. Si bien es cierto que todo inicia en las Fiscalías, también es cierto que las Fiscalías cuentan con Ministerios Públicos no solo indolentes, sino además, con una cantidad de trabajo inmensa. Obvio, son incapaces de atender como deben a la población que acude a pedir apoyo para encontrar a sus familiares.
La Comisión de Búsqueda de Personas surgió producto de la necesidad que no debería ser cubierta, pero la realidad de este país obliga a su existencia, debido a que hay desapariciones forzadas a diestra y siniestra.
Si las Fiscalías no se daban abasto, las Comisiones debieron “entrarle” para ayudar a combatir el problema.
Lo curioso fue lo que sucedió ayer en el Auditorio de la Facultad de Derecho de la BUAP, no me pregunten por qué, pero andaba por ahí de chismosa y constaté como coletivos buscadores manifestaron su agradecimiento por el trabajo que realiza la Comisión de Búsqueda en Puebla.
Jamás me hubiera imaginado algo así, pero pasó.
A decir del titular, de enero a la fecha, lograron encontrar al 80% de las personas reportadas como desaparecidas. ¿Si hay equipos que logran este índice de efectividad, no valdría la pena invertir más en ellos? Tal vez ese 80% podría convertirse en un 90% o, por qué no, en un 95%… Es más, pensemos en cosas chingonas, ¿y si lograran un 100% de efectividad?
No tengo el gusto de conocer al titular, no conozco a detalle de su trabajo que lo que vi y escuché, cifras alentadoras y el agradecimiento de personas que viven el dolor de no saber del paradero de sus familiares. El gobernador Sergio Salomón Céspedes y Javier Aquino deben estar muy orgullosos de ellos.
Honor a quien honor merece.
P.D. Saludos Carlú, gracias por leernos.