Los Periodistas

Wang presumía de no salir de casa sin llevar costosas joyas. Bo mostraba sus colecciones de Hermès y Dior. Baoyu hacía tours virtuales por su mansión de Macao. Son tres de los influencers chinos que han sido bloqueados en las redes, acusados de tóxicos por las autoridades.

Contra los influencers, 'guillotina', China censura a los que presumen de riqueza en redes sociales
FOTOS: Xiaohongshu, Weibo, Douyin
  • LUCAS DE LA CAL (PEKÍN) / S Moda

Durante muchas décadas, el decálogo revolucionario por excelencia del Partido Comunista Chino (PCCh) fue el Pequeño Libro Rojo de Mao Zedong. Aquel manuscrito publicado en 1964 que recogía las reflexiones del poderoso líder sirvió como guía para hacer frente al capitalismo e imperialismo de Occidente, aunque luego la obra quedó obsoleta y fue cogiendo polvo en las estanterías de las librerías de Pekín a medida que la China de las reformas se abría al mundo y se convertía en una gran economía de mercado.

Hace poco más de 10 años, en el gigante asiático apareció una nueva red social que, en su traducción del mandarín, adoptaba el mismo nombre que el libro doctrinario de Mao. Bautizada como Xiaohongshu, que significa pequeño libro rojo, esta plataforma representa todo lo contrario a la sobriedad y el nacionalismo rancio que predicaba la obra del fundador de la República Popular China.

Considerada la hermana china de Instagram, Xiaohongshu es la ventana a una China más liberal y materialista, que abraza muchas tendencias sociales occidentales a la vez que es capaz de convertir en una moda hípster las prendas tradicionales de las antiguas dinastías. Esta red, dominada por mujeres (alrededor del 70% entre sus 200 millones de usuarios), es popular sobre todo entre las chinas urbanitas millennial y de la Generación Z de clase media y alta. En ella hay un espacio para la multimillonaria industria del comercio electrónico y las retransmisiones en vivo: una especie de teletienda en la que populares streamers con millones de seguidores son contratados por las marcas para vender desde pintalabios hasta coches.

En Xiaohongshu, a diferencia de otras plataformas, también abundan amplios contenidos culturales para los perfiles más viajados y leídos. Y no faltan las miles de cuentas que basan su existencia en alardear de su elevado nivel de vida y de las marcas de lujo que consumen a diario. Este contenido, al igual que ocurre en las redes occidentales, tiene mucho tirón entre el público chino, pero no así entre las autoridades del país asiático.

Los ‘chicos malos’ del régimen

La extrema ostentación de la riqueza que tanto se mueve en el censurado ciberespacio chino podría tener los días contados. Está en marcha una mordaz campaña, lanzada por las empresas tecnológicas e impulsada por el Gobierno, que está haciendo limpieza de cuentas de conocidos influencers. Estos, según los funcionarios chinos, promueven “malos valores”.

En mayo, el rastro de tres populares perfiles que presumían de un lujoso estilo de vida -Wang Hongquanxin, Bo Gongzi y Baoyu Jiajie- desapareció de Xiaohongshu, Douyin (el equivalente a TikTok) y Weibo (similar a X). Wang, un comerciante de joyas de 30 años, se pavoneaba diciendo que los siete apartamentos que tiene en propiedad en Pekín suman un valor superior a los 800 millones de yuanes (alrededor de cien millones de euros). Sus seguidores lo apodan el Kim Kardashian de China. Asegura que nunca sale de casa sin llevar puesto un traje caro y joyas por valor de al menos 10 millones de yuanes (más de un millón de euros).

Bo Gongzi, que tenía más de tres millones de seguidores en Douyin, se presentaba como un coleccionista de bolsos de Hermès. Mostraba con frecuencia su armario lleno de abrigos de Dior y publicaba vídeos de sus experiencias en los centros comerciales de lujo. Por su parte, Baoyu Jiajie, una mujer de 50 años que vive en Macao, alardeaba de las fiestas de multimillonarios a las que asistía y colgaba asiduamente vídeos de su residencia, una mansión de más de 3.300 metros cuadrados con un campo de golf. Estas cuentas continúan todavía bloqueadas.

La red Weibo anunció en un comunicado que había eliminado más de un millar de «contenidos indeseables» de su plataforma, incluidos aquellos que hacen «alarde de riqueza y adoran el dinero», para crear un «entorno socioecológico civilizado, saludable y armonioso». Declaraciones similares publicaron Xiaohongshu y Douyin.

Campaña contra la ostentación

Esta campaña contra la ostentación de la riqueza en redes, aunque es una iniciativa tomada por las empresas, fue promovida por los reguladores estatales de Internet, que hace casi una década comenzaron a defender la necesidad de “purificar el entorno cultural” en la red. Ya en 2022 hubo polémica después de que la cuenta de Douyin de una influencer llamada Wang Xuancheng fuera bloqueada por las críticas a sus vídeos. Ella presumía de gastar a diario 150.000 yuanes (20.000 euros) y viajar en un helicóptero de la policía para hacer compras. Los medios estatales la acusaron de “promover el culto al dinero”.

En Pekín se popularizó hace un par de años el concepto de “prosperidad común”, defendido por el propio presidente, Xi Jinping, y que parte de una vieja propuesta de redistribución de la riqueza para corregir las desigualdades. Luego se convirtió en un eslogan político que ha arropado la cruzada en curso para impedir que los millonarios de China enseñen públicamente las cosas de ricos que hacen.

Cuando Xi llegó al poder en 2013, el Gobierno prohibió los anuncios de productos de lujo en los canales de radio y televisión estatales. En 2021, las redes sociales eliminaron miles de vídeos y cuentas que mostraban grandes cantidades de dinero en efectivo y artículos de lujo. En 2022, un banco de inversión estatal pidió a sus empleados que dejaran de viajar en primera clase.

El año pasado, en medio de la desaceleración del crecimiento económico después de que China levantara todas las restricciones de la pandemia, los medios locales destacaron la «campaña de austeridad» lanzada por las firmas financieras de la superpotencia asiática, que pidieron a sus trabajadores que no usaran en las oficinas ropa y relojes caros. El principal organismo de control anticorrupción llegó a publicar también un comunicado prometiendo eliminar la “ostentación de la élite financiera” y “rectificar el hedonismo de la búsqueda excesiva de gustos de alta gama”.

Fantasías distorsionadas de ayer y hoy

La actual represión contra perfiles influyentes ha provocado una acalorada discusión en las redes sociales. El foco de la campaña ahora está puesto en plataformas como Xiaohongshu, donde el alarde de la riqueza se ha calificado como “influencia tóxica” por parte de las autoridades y de los canales mediáticos del PCCh. “Este tipo de comportamiento crea una fantasía muy distorsionada”, rezaba un editorial reciente del periódico ‘The Paper’.

Algunos usuarios han manifestado la preocupación de que esta lucha contra los perfiles que abusan haciendo ostentación de su riqueza se pueda convertir en otra cruzada censora que acabe destruyendo los rincones de Xiaohongshu en los que se ha creado un entorno más libre que en otras redes sociales chinas. En estos espacios se tocan algunos temas políticos sensibles, se discute sobre el desempleo juvenil, el derrumbe demográfico o la invisibilidad mediática de los casos de violencia doméstica.

Fuente: https://www.elmundo.es/yodona/actualidad/2024/07/26/669e44b5fdddffd7838b45c2.html

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