La intervención de Kai Trump abunda en un mensaje que ha cobrado fuerza tras el atentado y busca presentar una cara más amable del candidato
IKER SEISDEDOS / Milwaukee / El País
La Operación humanizar a Donald Trump contó este miércoles por la noche con la inestimable aportación de su nieta mayor, Kai Trump. Fue cuatro días después de que el expresidente sufriera un intento de atentado en Pensilvania y al final de la tercera jornada de la Convención Republicana que se celebra hasta el jueves en Milwaukee.
La invitó a hablar su padre, Donald J. Trump, cuando le tocó el turno a este, justo en horario prime time. “No veréis muy a menudo a un Trump ceder la palabra”, dijo Don J., “pero es que recibí el lunes una llamada telefónica de una jovencita, que me dijo: ‘Papá, quiero hablar en la convención”.
Kai tiene 17 años y es primogénita de Donald Jr. y de su ex esposa, Vanessa, padres de cuatro hijos antes de divorciarse en 2018. Este miércoles quería tratar de convencer al mundo que su abuelo es como los demás abuelos: “Se preocupa y es amoroso. Nos compraba caramelos cuando nuestros padres no lo veían”, contó la muchacha mientras desde la tribuna de personalidades el expresidente asistía a sus palabras con ese semblante entre emocionado y magnánimo que se la ha quedado después del intento de asesinato del sábado.
“Los medios hacen parecer a mi abuelo como una persona diferente de la que yo conozco. Pero es alguien muy cariñoso. Quiere lo mejor para este país y les puedo garantizar que trabajará cada día para devolver su grandeza a Estados Unidos”, continuó Kai Trump.
La idea de que el mundo se ha llevado una impresión errónea de Trump y de que, tras nueve años en el ojo del huracán público, es hora al fin de que eso cambie ha sido un tema recurrente durante la convención. Desde Kevin McCarthy, expresidente de la Cámara de Representantes, hasta los delegados presentes o antiguos colaboradores como el comisionado de Miami-Dade Kevin Cabrera, jefe de su campaña en Florida en 2020, todos insisten en que el atentado ha sacado la verdadera cara el expresidente: un “hombre duro con un gran corazón”.
Cosas de familia
La sorpresa de la intervención de la nieta la había estropeado ella misma cuando anunció por la mañana en su Instagram, cosas de la edad, que hablaría esa noche en la convención, a la misma hora que habían reservado a su padre. Cuando la joven dejó el escenario, este soltó un discurso en el que repitió los mantras que se vienen escuchando día tras día en Milwaukee: la Administración de Joe Biden pone en peligro a sus compatriotas con su política de “fronteras abiertas”, la economía está peor que cuando su padre estaba al mando, y ya no hay demócratas como los de antes, a los que se podía respetar pese a estar en desacuerdo con ellos, como Franklin Roosevelt, Kennedy o Martin Luther King.
Kai se unió este miércoles a la nutrida corte de familiares del expresidente convertidos en agentes de la operación política del patriarca. Están los hijos: Donald Jr., Eric e Ivanka, de la primera esposa, Ivana, y Tiffany, de la segunda, Marla Maples. Está la nuera, Lara, pareja de Eric, que es la codirectora del Comité Nacional Republicano, órgano rector del partido y pieza fundamental para la recaudación de fondos para la campaña hacia la Casa Blanca. Y también está Melania Trump, la tercera esposa, cuyo discurso en la convención de 2016 fue uno de los momentos álgidos de la cita, pero desde que Trump perdió las elecciones ha optado por no dejarse ver mucho con su marido.
Está previsto que Melania e Ivanka, que durante los años de su padre en la Casa Blanca tuvo un lugar destacado junto a su esposo, Jared Kushner, participen este jueves en la jornada de clausura de la convención que cerrará el triunfal discurso del candidato republicano.
Durante su intervención del miércoles, Donald Jr. también se apuntó el tanto de haber posibilitado la elección de J.D. Vance, que habló después, como candidato a la vicepresidencia. “Yo vengo de la Trump Tower”, dijo, “y él, del corazón de los Apalaches, pero hemos encontrado la manera de ser amigos”.
Después, el primogénito del expresidente se maravilló del cuajo de su padre tras casi perder la vida en Pensilvania. En las pantallas, proyectaron entonces la imagen que ha quedado como el icono de aquel día, en la que se ve al candidato con el puño en alto y una bandera estadounidense de fondo. Don Jr. dejó en ese momento que el púbico gritara lo mismo que gritó Trump a sus simpatizantes el sábado: “¡Luchemos! ¡Luchemos! ¡Luchemos!” “Está la dureza y luego está la dureza Trump”, dijo Donald Jr. “Y la buena noticia es que América está al nivel dureza Trump”.