Aún no está listo el padrón de personas que viven en condición de calle o que practican la mendicidad en las avenidas de la ciudad, como lo prometió el exalcalde, Eduardo Rivera
Efraín Núñez / La Jornada de Oriente
Hacinados en cuartos de pequeñas dimensiones, en los que llegan a ingresar hasta 10 familias juntas, los cuales se ubican en vecindades del Centro Histórico y la zona norte del municipio, pernoctan cientos de indígenas oriundos de la Sierra Norte de Puebla, así como de los estados de México, Chiapas, Oaxaca, Veracruz y Guerrero que practican la mendicidad o venden golosinas, cigarros, granos de café u otros productos en las calles de la ciudad de Puebla, revelaron fuentes del gobierno municipal.
Aunque oficialmente el gobierno de la ciudad de Puebla no ha dado a conocer un padrón para saber cuántas personas viven en estas condiciones, Luis Soriano Peregrina, integrante del Colectivo Voz Ciudadana, estimó que hay más de mil personas que viven en situación de calle, entre las que se encuentran los indígenas que piden dinero o realizan alguna actividad laboral en las principales avenidas de Puebla.
Adicionalmente, José Miguel Rojas Vértiz Bermúdez, director del Banco de Alimentos de Cáritas, sostuvo que al menos un 40 por ciento de estas personas serían infantes que sufren desnutrición y malnutrición.
La directora del DIF municipal, Carolina Morales, afirmó que hay entre 40 y 45 personas en situación de calle y de mendicidad en el Centro Histórico; sin embargo, Soriano Peregrina subrayó que la cifra podría quedarse muy corta, al estimar que por lo menos habría un indigente en la mayoría de las más de mil 500 colonias que hay en la ciudad de Puebla.
Asimismo, Mercedes Guzmán Nájera, gerente de Proyectos y de Inversión Social del Banco de Alimentos, estimó que el 7 por ciento de las 160 mil personas que atiende a la semana este órgano benefactor en 62 municipios de Puebla y 35 Tlaxcala -buena parte de los cuales se concentran en la capital del estado-, se encuentran en condición de mendicidad, es decir 11 mil 200, aproximadamente, aunque aclaró que se trata de una población muy fluctuante que no permanece mucho tiempo en la ciudad.
Tanto el exdiputado federal como el propio Rojas Vertiz Bermúdez afirmaron que las personas que trabajan en la calle corren el riesgo de ser víctimas de mendicidad o prostitución forzada y otras violaciones a sus derechos humanos y delitos, los cuales deberían ser investigados por autoridades ministeriales.
Pese a su presencia evidente en las calles de Puebla, Soriano Peregrina cuestionó que son escasas o nulas las políticas para atender a este grupo vulnerable de la población, las cuales se limitan a darles un refugio para pasar la noche, comida, atención médica y facilidades para obtener un acta de nacimiento.
La otra opción que tiene este sector de la población es la beneficencia de instancias como el Banco de Alimentos, el cual ofrece 15 mil comidas al mes a través de ocho comedores en el municipio de Puebla, la zona conurbada y otros municipios, cifra que aumentó en un 25 por ciento en el último año.
Hacinados en vecindades
Las fuentes consultadas por La Jornada de Oriente revelaron que de las más de mil personas en situación de calle en la ciudad de Puebla, un número que podría rondar en los cientos, practican la mendicidad o se ganan la vida vendiendo artículos en la calle, la mayor parte de los cuales son de origen indígena y podrían ser víctimas de mendicidad forzada.
Señalaron que estos cientos de personas viven en cuartos de vecindades o casonas, donde llegan a pernoctar hasta 10 familias juntas, domicilios que se ubican en el Centro Histórico, barrios aledaños como La Luz, San Antonio y colonias ubicadas en el norte de la ciudad como La María.
Esta forma de trata está relacionada con la prostitución, por lo que es posible que los mismos grupos que manejan a las personas que trabajan o solicitan dinero en la calle también estén relacionadas con el sexoservicio que se ejerce desde la 18 hasta la 2 Oriente en el Centro Histórico.
Se trata de una población con mucha movilidad, por lo que un grupo de personas oriundas de Chiapas o Oaxaca puede permanecer unas semanas y después irse a otra ciudad, obligados por las personas que ejercen presión sobre ellos.
Cuando las personas que son víctimas de mendicidad forzada salen a realizar su actividad a las calles sus tratantes les hacen entrega de carteles escritos por estos, así como los productos que han de vender para entregar una cuota diaria, cuyo monto hasta el momento se desconoce.
Los informantes afirmaron que es muy usual que las personas obligadas a trabajar en las calles no hablen español o lo practiquen muy poco.
Asimismo, revelaron que es muy probable que los tratantes den sedantes a los bebés de madres jóvenes, quienes los cargan en brazos, para que duerman la mayor parte del día.
Agregaron que incluso estas personas podrían servir a otras actividades ilícitas como la venta de estupefacientes o como halcones.
Afirmaron que la mayor parte de los grupos de personas que piden dinero o trabajan en las calles de la ciudad de Puebla no se encuentran solos, es decir, siempre hay gente que los vigila desde lejos y está al tanto de sus movimientos.
Son recogidos y llevados a las esquinas en vehículos y se les puede encontrar en la mayor parte de los cruceros importantes de la ciudad como la 24 Sur y 31 Poniente; Bulevar Sánchez Pontón y 5 de Mayo; Calzada Ignacio Zaragoza y Bulevar 5 de Mayo, 11 Sur y Periférico, entre otros.
Se trata de un negocio lucrativo para quienes manejan a los indígenas, el cual generaría miles de pesos al día en diferentes puntos.
A lo anterior se suma que hay otro tipo de trabajos informales que realizan los indígenas como la venta de cigarros y de golosinas, además de que hay quienes se hacen pasar por migrantes o por personas con familiares enfermos afuera de los hospitales.
Víctimas de mendicidad forzada
En entrevista por separado, José Miguel Rojas Vertiz Bermúdez, director del Banco de Alimentos Cáritas, y Luis Soriano Peregrina, integrante de Voz Ciudadana, coincidieron en que los indígenas en que trabajan en las calles de Puebla corren riesgo de ser víctimas de mendicidad forzada, que es una forma de trata.
Rojas Vertiz Bermúdez sostuvo el 40 por ciento de la población vulnerable que atiende el banco de alimentos -160 mil a la semana en los estados de Puebla y Tlaxcala-, entre los que se encuentran indígenas que trabajan en las calles, son menores de edad y el 32 por ciento forma parte de la primera infancia.
Expuso que en el pasado el Banco de Alimentos atendía a las personas en situación de mendicidad en las esquinas a través del programa “Una sonrisa en la calle” para entregar alimentos de manera directa, sin embargo el apoyo se detuvo porque se requería de la participación de los ciudadanos a través de la entrega de una barra de amaranto y un Tetrapak de leche o jugo.
En la actualidad Cáritas se acerca a estas personas a quienes entrega una tarjeta en la que se les invita acudir al Banco de Alimentos si necesitan ayuda y acudan a unos de sus ocho comedores en los que cada mes se entregan 15 mil alimentos.
Luis Soriano, por su parte, expuso que los indígenas y sobre todo infantes en situación de mendicidad podrían ser víctimas de trata y de violaciones graves a sus derechos humanos además de que son invisibilizados.
“A las personas en situación de calle se le están vulnerando casi todos sus derechos como acceso a la educación, a la felicidad y a la seguridad social, entre los más importantes”, manifestó.
Agregó que también están expuestos a los peligros propios de la calle, es decir, a ser atropellados, así como a ser usados, lastimados o desaparecidos por grupos delictivos.
“Pueden ser objeto de explotación laboral y sexual por grupos que no están legalmente constituidos, pueden ser víctima de tráfico de órganos u otros delitos”, expuso.
Agregó que las policías no les brindan protección como lo harían con otra persona que no se encuentra en condición de calle.
Asimismo, subrayó que los niños de estos sectores son aún más vulnerables a la violación de sus derechos y son susceptibles a violencias de tipo sexual, laboral y a todo tipo de maltratos.
Aún no está listo el censo
Carolina Morales, directora del DIF municipal en Puebla capital, afirmó que según el Plan Maestro del Centro Histórico hay entre 40 y 45 personas en situación de calle o de mendicidad en esta zona de la ciudad, sin embargo, no aclaró si ya está listo el censo que el gobierno municipal realiza en conjunto con la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) para determinar cuántas personas en estas condiciones hay en todo el municipio.
Únicamente dijo que la mayor parte de estas 40 o 45 personas provienen de estados del sureste como Chiapas, Oaxaca y Veracruz, así como el de México, las cuales principalmente se concentran en el primer cuadro de la ciudad, razón por la cual se determinó abrir un nuevo dormitorio municipal en esta zona de la ciudad.
Luis Soriano cuestionó que el ayuntamiento aún no tenga claro un censo, o que si ya lo tiene no lo haya hecho público, debido a que esa información es clave para la creación de políticas públicas.
Sostuvo que en su experiencia de contacto con algunos de estos grupos a través de Voz Ciudadana se ha percatado que hay por lo menos una persona en situación de calle o de mendicidad en la mayor parte de las mil 500 colonias del municipio de Puebla, de lo que se desprende que las personas que conforman esta población, ascenderían a más de mil.
“Necesitamos tener un censo para saber el nombre de la persona, su contacto, características físicas, en qué situación está, su perfil médico para saber cómo se le puede atender con acciones de prevención, restauración y reinserción social”, manifestó.
Afirmó que el gobierno municipal “engaña con la verdad” al estimar que hay entre 40 y 45 personas en situación de calle y mendicidad, porque este diagnóstico solo se circunscribe al Centro Histórico, lo cual invisibiliza al resto de este sector de la población en el municipio.
“Con esa cifra no puedes construir políticas públicas efectivas. Es muy diferente la política pública que se tiene que aplicar pensando que son 40 o 45 a que si lo haces con la realidad de más de mil”, expuso.
Mercedes Guzmán Nájera, gerente de Proyectos y de Inversión Social del Banco de Alimentos, informó que el 7 por ciento de las 160 mil personas que atiende a la semana este órgano benefactor -en 62 municipios de Puebla y 35 Tlaxcala- a través de sus programas se encuentran en condición de mendicidad, es decir 11 mil 200, aproximadamente, buena parte de los cuales se concentran en la capital poblana.
No obstante, aclaró que se trata de una población muy fluctuante que viene por temporadas, especialmente durante los periodos vacacionales a la ciudad, y luego se van.
Por su parte, Rojas Vertiz Bermúdez, director del Banco de Alimentos, refirió que a finales del año pasado comenzó a llegar un número importante de personas en situación de calle a la ciudad de Puebla, provenientes del estado de Guerrero, severamente afectado por el paso del huracán Otis.
Niños que trabajan en la calle sufren desnutrición y malnutrición
Rojas Vertiz Bermúdez afirmó que 40 por ciento de las personas que en situación de pobreza alimentaria que atiende el Banco de Alimentos son niños, entre los que se ha detectado casos de desnutrición o malnutrición.
La primera de estas refiere a casos de anemia por no consumir los alimentos con los nutrientes necesarios para el desarrollo de los niños.
La malnutrición se refiere a la obesidad por el consumo de alimentos con un alto porcentaje de calorías.
Destacó que los niños que con desnutrición sufren un daño irreversible el resto de su vida, debido a que su capacidad de reproducción cognitiva en su cerebro se queda rezagada, lo que se da desde la edad gestacional de un bebé.
Expuso que el Banco de Alimentos inició este año un proyecto para sacar de la desnutrición a mil 900 niños a través de entrega de comida nutritiva y capacitación a sus padres.
“Hemos hecho labores de nutrición infantil muy importantes, ya que está demostrado que siete de cada 10 niños salen de la desnutrición con proyectos específicos. Consiste en alrededor de siete meses de capacitación, despensa semanal a las familias y se les brinda una suplementación de dieta polimérica que toman cuatro veces a la semana para acelerar de la mejora nutricional de estos niños”, subrayó.
Escasas o nulas políticas públicas
La directora del DIF municipal, Carolina Morales, informó que la dependencia tiene una serie de programas y apoyos para las personas en situación de calle o de mendicidad, entre las que destacan el dormitorio ubicado en la colonia San Miguel, donde se les da vestimenta, la posibilidad de que se puedan bañar, cobijas y camas.
Asimismo, se les da atención médica y si es necesaria una atención más especializada se les canaliza a la Unidad Médica Integral o a algún hospital del sector salud.
También se les da atención jurídica para obtener actas de nacimiento, entrega de despensas y apoyo psicológicos.
Luis Soriano destacó que aunque a nivel municipal ha mejorado la atención a las personas en situación de calle y de mendicidad aún son nulas las políticas de acceso a la educación, de vivienda digna, servicios básicos, acceso a programas sociales, apoyos para adultos mayores, IMSS Bienestar y prevención de la violencia contra las mujeres.
Mientras los gobiernos tienen escasas políticas para apoyar a esta población en el Banco de Alimentos, además de dar despensas y comida a las personas de este sector, se les canaliza para buscar un empleo formal.
Mercedes Nájera afirmó que cientos de personas que llegaron al banco sin trabajo o con empleos informales en las calles recibieron capacitación y a través del programa fueron ubicados en fuentes de trabajo donde tienen un ingreso superior al que percibían y con prestaciones.
Se concentran en cinturones de pobreza
La integrante del Banco de Alimentos afirmó que las personas en situación de calle o de mendicidad se concentran en los cinturones de pobreza que hay en el municipio de Puebla.
Expuso que por ejemplo, hay una alta concentración de jóvenes adictos a las drogas que piden dinero en la calle en la colonia La Popular y en la junta auxiliar de Ignacio Romero Vargas.
No obstante, también se pueden encontrar personas en situación de calle en las juntas auxiliares de San Pablo Xochimehuacan, Canoa, La Resurrección, San Francisco Totimehuacan, así como San Andrés Azumiatla, Guadalupe Tecola, San Baltazar Tetela y la colonia Tlacaele en el sur del municipio, entre otras.
Estas zonas comparten entre ellas la pobreza, la inseguridad y tienen la mayor cantidad de conflictos sociales.
“Hay, por ejemplo, mucha gente que migra y se instala en San Pablo Xochimehuacan porque ahí se encuentra la Central de Abasto. Hay mucha gente que trabaja ahí en la madrugada y en el día lo que vemos una alta incidencia de alcoholismo, drogadicción y violencia hacia las mujeres”, indicó.
Destacó que según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) el 88 por ciento de la población en el estado de Puebla tiene algún estado de vulnerabilidad y solo 12 por ciento restante vive con sus necesidades básicas cubiertas, lo que se evidencia en estas franjas rojas.
Reflejo de la pobreza urbana
José Miguel Rojas Vértiz afirmó que la presencia de personas en condición de calle o de mendicidad son una evidencia de la pobreza urbana.
Subrayó que Puebla es el cuarto municipio de los más de 2 mil 469 en el país con el mayor número de personas en pobreza, en tanto que el estado es el cuarto con mayor carencia.
Asimismo, destacó que según datos del Coneval, en el municipio de Puebla hay 700 mil personas con algún tipo de inseguridad alimentaria.
“No solamente Puebla capital si no tenemos identificados los municipios conurbados como Cholula, San Martín Texmelucan, y en la segunda ciudad más importante del estado como es Tehuacán”, indicó.
El de la calle, trabajo mal remunerado y sin prestaciones: Abel
Abel Hernández Benítez vende dulces y cacahuates en las calles del Centro Histórico, con lo que ayuda a su madre de 83 años a sobrevivir.
El hombre de 43 años ha sido bolero y se ha dedicado a otras actividades que le dejan una remuneración muy baja y sin prestaciones.
Mientras carga una bolsa con la mercancía que comercia en las calles de Puebla reconoce que no le alcanza para hacer sus tres comidas al día.
Por ello, acude cada viernes a recibir una despensa por parte del Banco de Alimentos, donde además recibe comida y capacitación para una mejor nutrición.
También cuenta con seguro popular para atenderse de algunas molestias en su lengua, pero aún no tiene la edad para acceder a los apoyos de adultos mayores que da el gobierno federal.
Con su trabajo, el apoyo de Cáritas y de amigos benefactores sobrevive a una situación de vulnerabilidad, ya que forma parte de los 700 mil poblanos con carencia alimentaria.
Magdalena Castillo Ponce, oriunda del municipio de Jolalpan, migró a la ciudad de Puebla ante la situación de extrema pobreza que se vive en la Mixteca poblana.
Uno de sus hijos tiene discapacidad intelectual, lo que le impide acceder a empleos formales, debido a las atenciones médicas y de terapia que requiere el joven de 20 años.
Quien vive en La Guadalupana, colonia ubicada en uno de los cinturones de pobreza de la ciudad, se gana la vida limpiando casas, vendiendo zapatos, cobijas, Avon y Arabela, y se ayuda con los apoyos por discapacidad que recibe su ijo por parte del gobierno federal, pese a lo cual no le alcanza para sostener, ella sola, a una familia con tres hijos.